Amaia durmió bastante mal aquella noche, eran las cinco de la madrugada cuando, después de la centésima vuelta, decidió levantarse, su hermana dormía en la litera de abajo, parecía una princesa, no pudo evitar compararse con ella y pensar en lo poca cosa que parecía a su lado, suspiró y, sin hacer ruido, bajó, cogió su móvil y salió de la habitación.
Suponía que la dificultad para dormir venía por todo lo que había dormido en el viaje, ya se lo había advertido su madre al llegar. Pasó por delante de la habitación de sus padres, al ir descalza no se oían sus pasos, pero aún así intentó ir lo más despacio posible, llegó a las escaleras y se bajó a la cocina.
Con una taza da de leche con cacao caliente, fue al salón y se sentó en el sofá con los pies arriba, dio un sorbo y dejó la taza en la mesa baja.
Desbloqueó su móvil y se metió en las redes sociales, siempre se metía aunque no pusiera nada, esa presión que todo el mundo ejercía inconscientemente le hacía rechazar aún más la idea de ser más activa en ellas. Primero instagram, después Twitter, siempre la misma supina, mirar las publicaciones de las personas a las que seguía y después buscar su nombre, el de Alfred y el hastag del programa o alguno que los fans utilizaran para hablar de ellos, se guardó un par de fotos del último concierto, bicheó entre ciertas cuentas que ya conocía... Un suspiro salió sin poder evitarlo, miró hacia las escaleras y se tapó la boca, como si con ese gesto minimizará el ruido que ya había hecho, salió de las redes sociales y cogió la taza para dar un nuevo y dulce trago de leche chocolateada.
Cerró los ojos y se descubrió a sí misma echando de menos la academia, las noches durmiendo en la minúscula cama junto a Alfred, las risas junto a Aitana, las clases con Manu... Parecía automático, siempre que volvía a su casa sentía esa nostalgia que te cala los huesos.
Dejó la taza vacía en la mesa y abrió la aplicación de YouTube en su móvil, entre recuerdos, música y lágrimas se quedó dormida.—Amaia, despierta.
Fue su padre el que se la encontró allí, el el sofá acurrucada en un rincón, con la cara roja de haber llorado.
—Amaia, tienes que subir a tu habitación.
—Mmmm...
—Venga hija.Ángel consiguió que se despertara y que subiera a su habitación, Ángela no se despertó a pesar del golpe que Amaia se dio en el pie intentando subir a la litera y por el que ahogó un grito, se tumbó en la cama y a los poco minutos, y con el pie agarrado entre las manos, volvió a dormirse.
Javiera ya estaba preparada para irse a trabajar cuando su marido entró en la habitación de nuevo.—¿No te habías ido ya?
—Me he encontrado a Amaia en el sofá, dormida.Le miró a los ojos y él asintió, con una sola mirada ambos entendieron que su hija no había pasado buena noche, que más que nunca necesitaba un descanso y que iban a hacer todo lo posible para que nada ni nadie les quitara esos pocos días juntos, porque tanto ellos como toda la familia lo sabían, lo que estaba por venir era precioso, pero les iba a cambiar la vida aún más de lo que ya había cambiado en el último año.
Lo primero que e nació a Amaia hacer cuando se despertó fue mandarle un whatsapp a Afred, le echaba de menos, también miró todos los grupos que tenía y le mandó un mensaje a sus amigos de Pamplona para verlos esa noche.
Comió con sus dos hermanos en casa, fue Javier el que hizo la comida, tampoco querían nada elaborado, un poco de pasta con la salsa que cada uno eligiera.—¿Y qué vais a hacer hoy?—preguntó Amaia mientras servía los vasos de agua.
—Yo he quedado para ver a unos amigos.
—Y yo.
—Pues mira, ya somos tres...Sus dos hermanos mayores se miraron en silencio y Amaia no pudo evitar poner los ojos en blanco.
—¿Qué pasa?
—Amaia...
—Nosotros nunca te hemos dicho con quien tienes que juntarte...De nuevo esa charla, cogió su vaso y bebió, para a continuación coger el tenedor y empezar a dar vueltas a la comida.
—Pues no lo hagáis ahora.
—Es que...
—Es que nada, Ángela, creo que soy lo suficientemente mayor como para saber las cosas que hago.Javier se pasó una mano por la barba y le hizo un gesto a Ángela para que le dejara hablar.
—Nadie está dudando de tu criterio, Amaia, pero sabes perfectamente todo lo que...
—Sólo queremos que...Amaia dejó el tenedor sobre el plato haciendo demasiado ruido, se estaba enfadando.
—Tengo diecinueve años, quiero despedirme de mis amigos de siempre, de esos amigos que, aún habiendo hecho cosas asquerosas, estuvieron ahí antes de que me cambiara la vida, a muchos no volveré a verlos en la vida, dejadme decirles adiós. ¿Puedo o no puedo?
Ángela asintió y Javier suspiro, los tres hermanos terminaron de comer en absoluto silencio.
Acaba de salir de la ducha y se había puesto unos pantalones vaqueros anchos de tiro alto y una blusa atada a la cintura, el pelo suelto y rizado, estaba preparada, se guardó el móvil, se despidió de sus padres y llamó a un taxi, aún no se atrevía a ir sola por las calles, no le daban miedo los fans, pero estaba tan acostumbrada a estar en esas situaciones siempre acompañada que prefería evitar enfrentarse a ellas a solas de momento. Llegó al portal de la casa de su amigo y llamó a la puerta, la escribieron entre abrazos y risas, estaban solos allí, los padres de él le habían dejado la casa toda la noche.
—Te echábamos de menos.
—Vimos el concierto por un periscope que hizo alguien por Twitter.
—Tienes que tocarnos una canción esta noche.La noche estuvo bastante bien, Amaia bebió, bailó, cantó, rió, Amia volvió a ser la chica de dieciocho años anónima que se presentó a un casting con ninguna esperanza puesta en entrar y mucho menos en ganar. No sabía qué hora era, sus amigos estaban riéndose a carcajadas de un vídeo que alguien había subido a Twitter burlándose de sus compañeros, pero sobre todo de Alfred, ella se unió a las risas por no desencajar, por no empañar la noche, cogió su copa y se levantó para acercarse a la terraza, una vez allí, sola, dejó que el alcohol que quedaba mojara su lengua y quemara su garganta, y dijo adiós.
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Realidad
FanfictionAlfred, Amaia y sus catorce compañeros de concurso han terminado la gira de Operación Triunfo 2017. A partir de ahora empieza el verdadero camino. ¿Conseguirán mantener todo lo que han construido juntos? ¿Se desvanecerá todo como en un sueño?