-Dos semanas después-Dio dos saltos y dejó los brazos muertos para que la adrenalina le recorriera todo el cuerpo, no le había gustado casi nada del vestuario que le querían poner y, como siempre, terminó poniéndose lo que ella quería, un mono morado oscuro con un escote en uve profundo, sin mangas y con los bordes con un sutil encaje; los labios rojos y el pelo suelto con los rizos cada día más largos.
—Amaia, un minuto.
Un técnico revisó de nuevo la petaca y el micro que llevaba en la mano, ella cerró los ojos y cuando se lo indicaron se subió al escenario. Cuando Amaia cantaba algo ocurría en las personas que la escuchaban, una emoción y una magia que nadie podía explicar, era espiritual, como una vez dijo Alfred, todo lo malo desaparecía, el mundo se paraba.
La gente respondió con gritos y mucho amor hacia ella y los artistas ya consagrados con los que cantó, canción tras canción, al piano, la guitarra o solo ella, el micro y su voz, fue increíble, le encantaba estar encima de los escenarios, se transformaba dejaba ser ella para ser música, hacía lo que le daba la gana, jugaba, se lo pasaba bien.Esas dos semanas desde que Alfred había decidido ir a Madrid a pasar el fin de semana con ella habían sido muy intensas, Amaia había firmado el contrato para los conciertos y se había puesto a ensayar para el primero, también había tenido varias reuniones con compositores y productores para ir concretando lo que iba a ser su disco, disco que no tardaría mucho en salir al mercado, justo después de los cinco conciertos
Tener tanto trabajo no le había dejado pararse a pensar que Alfred estaba en Nueva York y que iban a tardar en verse bastante, que estaba con Anahí, que no podían escaparse un fin de semana para verse hasta que él volviera a España, en los pocos momentos que esa sensación le invadía le mandaba un audio al whatsapp, un "hola", un trocito de canción o un "T'estimo", y, aunque no le contestara al momento por la diferencia horaria, esperaba sus propios vídeos o audios.Las luces se apagaron, el público ya se estaba yendo del estadio, todos los artistas estaban en el backsatage, risas y conversaciones, el mundillo, hacer amigos...
—Me voy a ir, Amaia.
Javier estaba justo detrás de ella, que se había apartado de una de las músicos con las que había cantado esa noche, para hablar con su hermano.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Estoy cansado y creo que me estoy poniendo malo, mañana tengo que llamar al médico, no sé si iremos a casa antes de volar hacia las islas para el siguiente concierto.
—Pero...
—Amaia, eres mayor, esto no es un juego, sabes desenvolverte.Ella asintió y después de darle un abrazo a su hermano se dirigió con todos sus compañeros y gente de la organización de la gira hacia una sala que había preparado para hace una fiesta.
Carlos llevaba semanas discutiendo con su hermana desde que la llamó para negarse en rotundo a realizar el plan que ella había urdido, uno de los problemas que siempre había tenido era que la relación con su hermana era, siendo objetivos, muy tóxica, se retroalimentaban el uno al otro en sus problemas, en sus inseguridades y también en sus cosas buenas, pero al ser él el pequeño siempre había salido perdiendo, se querían mucho, muchísimo, pero muchas veces tenía una sensación de necesitar alejarse de ella muy profundamente, alguna que otra vez había visto como había sido ella la que le había hecho sentirse mal o culpable por hacer o decir ciertas cosas, no lo iba admitir nunca pero con el Erasmus había pasado exactamente eso. Al final había conseguido convencerle de seguir con su plan o eso es lo que Anahí pensaba.
La fiesta a estaba siendo tranquila, bailaban, bebían y cantaban, reían y hacían el tonto como si fueran niños, porque aunque a mucha gente le cueste entenderlo, los famosos, los cantantes, los artistas, no dejan de ser personas normales y corrientes.
—Vente.
El guitarrista, la cantante, dos técnicos y Amaia fueron, con sus copas en la mano, hacia la parte reservada para los fumadores, pero, para sorpresa de Amaia, no se quedaron allí y se metieron en una sala pequeña y oscura, alguien encendió la luz, había cajas y cosas muy diversas, Amaia dio un trago a su copa y sonrió a sus acompañantes, se sentía muy a gusto, su hermano le había dicho que no era un juego, pero ella sentía como si estuviera jugando a ser mayor.
—No es la primera vez que nos traen aquí, descubrí esto hace tres años después de una noche malísima.
—Vamos, tenemos que volver, como se den cuenta nos van a montar un número, les conocéis.
—Si vuelves a meterme prisa te largas.La chica que había a su lado le miró a los ojos y le acarició el brazo, Amaia estaba en silencio viendo como encima de una de las cajas sacaban un paquete y lo preparaban todo, estaban dando por hecho que ella iba a consumir y ella, siendo sinceros, no sabía qué hacer, el alcohol que tenía en el cuerpo le nublaba la mente, nunca había consumido nada tan duro, había probado cosas, como todo el mundo, se había fumado algún cigarro con Alfred, había fumado algún porro con sus amigos, beber era obvio que había bebido, pero ¿esto?, el primero fue el chico que lo había sacado.
—Amaia.
Ella se quedó en silencio, miró a los ojos de la chica que se encogió de hombros y se acercó a la caja, observó como lo hacía, observó cómo reaccionaba el cuerpo de los otros, observó...
Carlos no había bebido, solo refrescos durante toda la noche para la burla de sus compañeros, alguna que otra chica, y dos chicos, habían intentado ligar con él, pero les había rechazado sin dudarlo, estaba vigilando a Amaia, ya no por su hermana y el plan, sino porque se había quedado sola, Javier se había ido, llevaba un rato sin verla, supuso que había ido al baño, pero no, la vio salir de un pasillo y se llevó la mano al pelo, agarrada de la mano de una chica, riendo a carcajadas.
—No, no, no...
Se acercó a ella lo más deprisa que pudo, la chica de su lado le miró de arriba a abajo con ganas de comérselo entero, Amaia se giró y le reconoció, sonrió y sus miradas se encontraron, pupilas dilatadas, problemas.
—¿Puedo hablar contigo?
—Emmm...Amaia dudó durante unas décimas de segundo, Carlos le sonrió, tenía una sonrisa tranquilizadora, preciosa, hipnótica, y decidió que hablaría con él, su nueva amiga vitoreó la decisión y juntos se alejaron de allí.
—Dime que no te has metido ninguna mierda que te haya dado ella.
—¿Cómo?Salieron a la calle, vacía por las horas que eran. Carlos se fijó que Amaia iba muy borracha, pero no tenía claro si había consumido algo más o no.
—¿Has consumido algo que te han dado ellos?
Amaia le miró a los ojos y frunció el ceño.
—¿Y a ti que coño te importa?
—Me importa, no creo que lo entendieras aunque te lo explicara ahora.Amaia se empezó a marear.
—No me encuentro bien.
—Joder...
—Tengo que llamar a mi hermano...Una arcada le sobrevino y en medio de la calle se puso a vomitar, Carlos se acercó a ella y le sujetó la frente y el pelo, parecía que no iba a parar nunca, pero cuando ya no le quedaba nada dentro Amaia se incorporó y sacó como pudo un pañuelo de su bolso y se limpió la cara.
—¿Damos un paseo?
Ella asintió, no podía ir al hotel así y Carlos parecía alguien de fiar, esperaba no equivocarse.
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Queridxs amigxs y lectorxs:
Resulta que ayer me enteré de que estamos en el puesto número 5 de historias angst, no me lo puedo creer aún, y si lo he puesto en plural porque estamos todos, vosotros y yo, porque sin vosotros esto no sería lo mismo.GRACIAS, GRACIAS GRACIAS, GRACIAS Y 1016 INFINITAS GRACIAS.
Se avecinan cosas interesantes, Alfred está en Nueva York, pero no vamos a sabe de él durante varios capítulos...
¿Creéis que Amaia a consumido? ¿Qué hará Carlos? ¿Jugar a ser mayores le va a pasar factura a Amaia?
P.D: No puedo contestaros a los comentarios porque desde aquí no se hacerlo, pero os leo, cuando vuelva a poder hacerlo os aseguro que lo haré, echo de menos interactuar con vosotros.
Os quiero.
Miss T. Girl.

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Realidad
FanfictionAlfred, Amaia y sus catorce compañeros de concurso han terminado la gira de Operación Triunfo 2017. A partir de ahora empieza el verdadero camino. ¿Conseguirán mantener todo lo que han construido juntos? ¿Se desvanecerá todo como en un sueño?