Parecía un niño pequeño ilusionado en Olivander's todo lleno de cajas con varitas, la gente probándolas, parecía de verdad que estaba en el Callejón Diagón, le encantaba estar allí, lo cierto es que después de la música el mundo de Harry Potter era una de las cosas que más le gustaban en el mundo, ojalá haber recibido la carta de Hogwarts a los once años, ojalá estar en clase de transformaciones o de defensa contra las artes oscuras, pasear por los alrededores del bosque prohibido o pasar una tarde componiendo sentado frente al lago negro... Lo más cerca que estaría de estar en esa realidad mágica sería en ese momento, y no cabía dentro de sí mismo tanta ilusión, Anahí se había quedado fuera, haciendo una llamada, pero entró a los pocos minutos con cara de enfado.—¿Qué ocurre?
—No me coge el puto teléfono.
—¿Quién?
—El gilipollas de mi hermano.Alfred se miró la muñeca y sonriendo le enseñó la esfera de su reloj a Anahí.
—Piensa en la diferencia horaria.
—Me la suda, tiene que estar siempre disponible y lo sabe.
—Ayer me dijiste que me relajara en este último día aquí, mañana cogemos el vuelo de vuelta a España y pasado ya estamos con nuestra gente, ¿no deberías aplicarte ese cuento tú también?Anahí le miró a los ojos, él alzó las cejas de manera divertida y ella claudicó, guardo el teléfono en su bolso de diseño, demasiado grande para su cuerpo, y pasaron el día allí. Rieron y disfrutaron mucho, probaron la cerveza de mantequilla, demasiado dulce para el gusto de ambos, se compraron un jersey y una bufanda, se subieron a las atracciones, eran dos niños dentro de un mundo mágico sin pensar en nada más allá... Bueno, Alfred era así, pero Anahí, no, Anahí no es así.
Ya era tarde y Alfred estaba cansado, quería irse a su habitación en el hotel y descansar, también llevaba un par de horas con una letra en la cabeza, necesitaba sacarla de dentro y no quería que Anahí le viera mientras lo hacía, necesitaba estar solo, aunque lo hubiera pasado bien, no podía engañar a nadie, la echaba de menos, pero solo quedaba un día para verla, esperaba que Roi, a pesar del arrebato extraño que le había dado a Anahí colgando el teléfono, se hubiera puesto en contacto con ella y le hubiera dicho que su móvil se había roto.
—Te espero en una hora en la entrada.
—Anahí, estoy cansado.
—Venga, es el último día aquí, tenemos que celebrarlo, ha sido un gran viaje, podemos cenar en algún sitio y luego salir un poco de fiesta...
—Pero...Anahí se acercó a él y le abrazó, Alfred tuvo que agacharse un poco debido a la altura de la rubia, ella se acercó a su oído y le susurró:
—Disfrutemos de esta noche, nunca se volverá a repetir, hazlo por mí...
Ambos subieron a sus respectivas habitaciones, ambos se dieron una ducha, Anahí se puso un vestido negro con escote corazón muy profundo y con la falda suelta, con vuelo, le quedaba espectacular con su pequeño cuerpo, acentuaba las curvas que tenía, se puso unos tacones rojos de infarto, se dejó la melena rizada y rubia suelta, el maquillaje era increíble, estaba preciosa, era preciosa, Alfred por su parte se puso unos pantalones negros y unos botines del mismo color, una camisa con el primer botón desabrochado de color gris oscuro, remangada por el calor, las lentillas y se dejó el pelo un poco despeinado, estaba realmente guapo aquella noche.
Cenaron en una pizzería, Alfred pidió una cuatro quesos para él solo, Anahí se pidió una ensalada, ambos pidieron cerveza para beber y allí empezó la noche más surrealista de la vida de Alfred, a día de hoy aún recuerda una pelea entre dos señores de Texas, un bar temático cubano, una barra de striper donde bailó haciendo más el ridículo que otra cosa, hubo mucho alcohol, de las cervezas pasaron a lo chupitos y se les fue un poco de las manos.
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Realidad
FanficAlfred, Amaia y sus catorce compañeros de concurso han terminado la gira de Operación Triunfo 2017. A partir de ahora empieza el verdadero camino. ¿Conseguirán mantener todo lo que han construido juntos? ¿Se desvanecerá todo como en un sueño?