--Madrid. Lunes. 10:00 a.m.--Dana se había marchado de la habitación del hotel un par de horas antes, tenía que arreglar unos papeles oficiales, podía haberlo hecho en Barcelona, pero quería acompañar a Alfred, la noche anterior, después de llegar a Madrid e instalarse, habían estado gran parte de la noche hablando de mil cosas, de cómo se sentía Alfred, de su pasado...
Conocía, desde casi el mismo momento en el que se conocieron,todos los detalles de lo ocurrido cuatro años antes, conocía hasta el más mínimo detalles de lo que Alfred había sentido, la culpa, el desconcierto, el dolor... Sabía cómo Amaia, a la que siempre se había referido como el primer amor, el amor que nunca se olvida del todo, y él habían estado juntos después del escándalo de las filtraciones, meses de desidia y pasotismo, meses de estar por estar, meses de intentar luchar por algo que no era sostenible, meses de indiferencia, meses que terminaron en un polvo mediocre y un adiós raro y agridulce.
El año de después de la ruptura fue bastante duro para Alfred, con la desaparición absoluta de Amaia, los medios se cebaron con él, al igual que las redes sociales, el acoso constante e indiscriminado aumentó hasta hacerse insostenible, intentó luchar, todos los que continuaron a su lado lo sabían, su primer disco, 1016, su gira, pero algo fallaba, algo dentro de él no estaba bien...
Aprovechando que uno de sus conciertos era en Pamplona, fue a visitarla, a ver cómo estaba, la echaba de menos, no podía negarlo, se había enterado, gracias a Ana, que estaba viviendo allí, pero no sabía dónde, así que la mejor opción fue ir a Mendillorri a casa de sus padres y preguntar, le recibieron muy bien, se alegraron mucho de verle, Javiera y Ángel siempre le habían tenido mucho cariño, eso nunca cambió a pesar de no estar ya juntos, cuando les preguntó por su hija la mirada de ambos se oscureció, algo iba mal y no sabía que era, consiguió, después de mucho insistir, que le dieran su dirección y allí se plantó, pero lo que se encontró no fue precisamente agradable. Carlos le abrió la puerta, nunca le había odiado, hubo un tiempo que sintió algo de celos, pero al ver que era un apoyo muy grande para ella se los tragó y los digirió hasta hacerlos desaparecer, Amaia apareció detrás del rubio, con un cigarro entre los dedos y expulsando el humo por la nariz, ¿desde cuando fumaba? La imagen de una Amaia destrozada y con un semblante roto hizo que algo dentro de él también se rompiera, pasó al piso, pero, horas más tarde, cuando salió de allí después de una de las peleas más gordas que habían tenido, pelea en la que se habían echado cosas innecesarias a la cara, pelea en la que había descubierto que después de haber roto se había follado a Carlos, aunque nunca más lo hizo, pelea en la que no encontró nada de la conexión que pensaba que a pesar del tiempo y del espacio iba a perdurar para siempre, hizo que el concierto de esa noche en aquella sala de Pamplona siempre fuera recordado por sus lagrimas al final de casi cada canción, por estar roto de verdad, muchos de sus seguidores más fieles se preocuparon mucho por él, fue el último concierto, al igual que fue el día que decidió dejar de fumar para siempre.
Después de bastante dinero en abogados, una discusión con su tío Toni y la angustia de sus padres, Alfred decidió irse, no sabía por cuánto tiempo ni a dónde, tenía dinero, pero el objetivo de ese viaje era volverse a encontrar a si mismo, la primera parada fue la casa de Ana en Tenerife, su amiga se encontró a un Alfred irreconocible, destruido, pero a la vez con unas ansias infinitas por encontrar el camino para volver a alzar los cimientos de su vida. El mayor desembolso de dinero que hizo fue en el billete de ida hacia Latinoamérica, México fue el primer destino, con su guitarra, su trombón, una mochila y su maleta, fue de bar en bar tocando su música, volviendo al origen de sí mismo, Cuba, Venezuela, Perú, Argentina...
Descubrió tantas cosas de su mismo en ese viaje que nada volvió a ser igual para él, dejó el dolor de los recuerdos atrás, dejó el rencor, la culpabilidad... Y se quedó con lo bueno, con lo bonito, con lo que llenaba y no con lo que quitaba, y así, después de un acústico en un bar de Buenos Aires, volvió con la firme convicción de luchar por sus sueños, de vivir de su música, de ser él y nada más.Cuando Dana se había ido, dándole un beso en los labios, él había continuado durmiendo un poco más, había tenido un sueño extraño, no lo recordaba muy bien, no pudo evitar sonreír al pensar que se parecía mucho al sueño del loro verde aquella vez en la academia, se levantó, arregló un poco la cama y se dio una ducha, al salir, empezó a vestirse, lo mejor era ir un poco arreglado, no sabía que iba a encontrarse, así que se puso unos vaqueros ósculos, una camisa y una americana, en Madrid hacía frío, incluso habían dicho que podía ponerse a nevar en cualquier momento, se puso su abrigo, no sin antes recoger todo, y salió del hotel para coger un taxi.
Su abogado le esperaba en la puerta del edificio, se saludaron con un abrazo, después de tanto tiempo ya eran casi como de la familia, en la recepción dieron sus datos y les indicaron, después de ponerles unas pegatinas con un número en las solapas, donde debían ir, un ascensor diminuto les acogió hasta llegar a la planta indicada, el bufete de abogados era moderno y funcional, gente joven y entusiasta, uno de los secretarios les guió hasta el despacho, una sala pequeña donde estaban ya varias personas.—Buenos días.
Los saludos y los apretones de manos se sucedieron, cuando todos estuvieron sentados, Alfred no pudo evitar fijarse que había dos sillas vacías, frunció el ceño.
—Bueno, lo primero es dar las gracias al señor Alfred García por acudir a esta reunión, sabemos que no ha sido muy protocolario, y entendemos porque Amaia Romero no esté aquí ahora mismo...
Alfred alzó las cejas al oír el nombre de Amaia, no entendía nada, miró a su abogado, que le conocía tan bien que con una sola mirada intentó trasmitirle calma, tenían que dejar hablar a aquellos señores para entender porqué estaban allí.
—No pudimos darles ningún tipo de información sobre el asunto porque mi cliente quiere mantener todo esto en la más absoluta confidencialidad.
Uno de los presentes, un hombre bajito y con barba desarreglada, se revolvió en el asiento.
—Entiendo sus deseos, pero, por favor, ¿puede ya desvelar el asunto por el que me encuentro en esta reunión misteriosa?
Algunos de los presentes sonrieron ante la frase de Alfred, pero el hombre bajito estaba nervioso, volvió a moverse en su silla.
—Si, por supuesto, señor García, mi cli...
Los ojos azules del hombre bajito de la barba se clavaron en los de Alfred, alzó una mano y el abogado guardó silencio.
—Hace cuatro años...—tragó saliva— Hace cuatro años ayudé a Anahí a destrozaros la vida, necesitaba dinero, era el ayudante de una de las mejores paparazzis del país, estaba pasando por una mala época, yo...
Dana había vuelto a la habitación del hotel, habían quedado que se reunirían allí, Alfred ya había dejado todo preparado para volver a casa, la maleta que ambos compartían y la mochila vieja que siempre llevaba. No tardó mucho en llegar, con el semblante serio, se acercó a ella, que estaba sentada sobre la cama, la cogió de la mano para que se levantara de allí y abrazarla.
—¿Qué ha pasado? ¿Estás bien, mi amor?
Deslizó los dedos por su pelo intentando infundirle seguridad para que empezara a hablar, Alfred cerró los ojos, dejó un beso en el cuello de Dana y se separó para mirarla a los ojos.
—Tenemos que irnos.
—¿Irnos? ¿Dónde? Íbamos a volver a casa hoy, mi último examen es la semana que viene y...
—No va a ser un viaje largo, es ir hacer una cosa y volver a casa.
—¿Ir dónde?
—Ir a Pamplona para hablar con Amaia.
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Realidad
FanfictionAlfred, Amaia y sus catorce compañeros de concurso han terminado la gira de Operación Triunfo 2017. A partir de ahora empieza el verdadero camino. ¿Conseguirán mantener todo lo que han construido juntos? ¿Se desvanecerá todo como en un sueño?