Cuando alguien se siente muy perdido y lleva sintiéndose así durante mucho tiempo, aceptar la situación le cuesta mucho, cuando da ese paso, cuando lo acepta y empieza a mover los hilos de su propia vida para buscar su camino, no puede evitar tener momentos de duda y crisis, pues es más fácil quedarse donde está, aunque esté mal, que enfrentarse al mundo y a uno mismo.
Habían pasado varios días desde que Amaia había llamado a Ana para preguntarle por el proyecto que le había comentado.—Es un local que traspasaban, está en una zona muy buena, tenía unos ahorros y quiero convertirlo en un lugar con música en directo cada noche, ahora mismo están reformando varias zonas, ya tengo todas las licencias, cuando terminen y lo decoremos un poco, podremos abrir.
—Ay, Ana...
—Te lo dije los días que fui a tu piso, te quiero en mi proyecto, podrás tocar el piano, podrás cantar, cada noche si quieres, estarás contratada, sé que lo has pasado muy mal, sé las razones por las que te alejaste del mundo de la música, te entiendo, lo hemos hablado muchas veces, pero no eres feliz así, Amaia, piénsalo, por favor.
—¿Cuánto tiempo crees que van a tardar en terminar las reformas?
—Varias semanas, máximo un mes.
—Lo vamos hablando, ¿vale, Ana?
—Te quiero, Amaia, piénsalo, llámame siempre que quieras.
—Te quiero.Aquel fin de semana su hermano estaba allí, iban a ir a ver a su abuela en Sorauren, estaba bastante mayor y toda la familia, siempre que podían, quería aprovechar para pasar todo el tiempo posible con ella.
Acababan de terminar de comer y su hermano, junto a una de sus primas, estaba fregando los cacharros mientras todos los demás quitaban la mesa. Se miraron a los ojos y supieron que iban a tener una conversación intensa, cuando todos terminaron y se reunieron en el salón, ellos dos salieron al jardín, cerca de la piscina vacía que solo tenía vida en verano.—¿Qué te preocupa, hermanita?
—Creo que acabaríamos antes si te contara las cosas que no me preocupan.
—Empieza por lo que quieras.Mientras andaban por el jardín, Amaia le contó el proyecto de Ana, le contó su frustración y su infelicidad por la vida que llevaba desde hacía tiempo, le contó el miedo que tenía a volver a estropearlo todo, el miedo a no saber...
—La música es tu medio natural, Amaia, naciste para la música, entiendo que tengas otros miedos, pero no puedes tener miedo a eso.
—Hace tanto tiempo...
—¿Sabes lo que haría yo?
—¿Qué?
—Ir a ver a Ana, ver el local, sentir si es el lugar donde debes estar y, dependiendo de lo que sientas allí, aceptar o no.Hablar con su jefe para explicarle la situación no fue fácil, era un hombre muy cerrado, no entendía nada sobre música ni sobre querer vivir de ella, ni sobre el arte en general, consideraba que cualquier tipo de trabajo que no implicará un horario y un sueldo fijo al mes no era un trabajo de verdad.
—En definitiva, que necesito un par de días.
—Mira, Amaia... Voy a ser claro, esta tienda es mi vida, te contraté por hacer un favor, trabajas bien, pero yo necesito a alguien que esté al cien por cien en esto, te voy a dar esos días, haz lo que tengas que hacer, pero cuando vuelvas tienes que tomar una decisión, si vas a dejar esto necesito buscar a otra persona.Y allí estaba, subida a un avión rumbo a Tenerife, fue un viaje relativamente corto, un suspiro comparado con otros viajes que había hecho en épocas que parecían muy lejanas, al llegar a la isla el calor la cubrió entera, en su casa, en Pamplona, ya estaba llegando el buen tiempo pero había que ponerse por las noches una chaquetita.
No había avisado a Ana de que iba a ir ese día, si sabía que iba a ir, pero no ese día en concreto, con la mochila al hombro, le dio la dirección al taxista y dejo que su imaginación volara mientras a su alrededor pasaban coches y personas anónimas.
La casa de Ana era espectacular, no era muy grande, pero si tenía encanto, si conocías a Ana, solo con mirar la casa desde fuera sabías que era suya, pagó al taxista y salió del coche con la mochila, se fue acercando a la casa cuando escuchó varias voces que reconocía.—Luis, no seas así, tenemos que hacer algo.
—Es su vida, dadle espacio.
—¿No ha tenido ya suficiente espacio?
—Aceptará, sé que lo hará, lleváis mucho tiempo sin verla, no es feliz, los días que pasé en su casa... Cuando, llegó Alfred algo en ella hizo "click".
—¿Y cómo está Alfred?
—Tirando, hablé con él ayer, me dijo que está componiendo en este parón entre el final de su gira y los proyectos nuevos que tiene, no le oí muy allá... y llamé a su madre.
—Joder, Ana...
—Cállate, Luis, es nuestro amigo, es normal que Ana llame a su madre si le oye mal.
—Eso, Cepeda, haz caso a Aitana y déjame hablar.
—Vaya con Aitana War...
—El caso es que María Jesús me dijo que estaba bien, pero bien entre comillas, el adiós a Dana ha sido muy duro a pesar de que ambos lo sabían, se han querido mucho, se han hecho mucho bien el uno al otro, pero ahora toca una nueva etapa para los dos, espero que Alfred consiga recomponerse, ya le conocéis, es un intensito...
—¿Y por qué no se va con ella?
—Luis, hoy estás sembrado con las preguntas...
—Una de las veces que vinieron aquí, una noche que Alfred cogió la guitarra para perderse por la playa y componer, lo estuve hablando con Dana, me dijo que se lo habían planteado alguna vez, pero que ambos eran realistas, ¿cómo iban a compaginar las vidas tan diferentes que llevaban cada uno? Pero no tengo muy claro qué pasará ahora.
—Qué duro saber que todo va a terminar amándose de una manera tan intensa...
—Yo no podía.
—Supongo que Alfred encontró a la persona adecuada en el momento adecuado y que, aunque supieran que existía un final, era algo que debían vivir y que guardarán en sus corazones para siempre.El silencio se hizo allí dentro, Amaia dejó salir el aire de sus pulmones, no se había dado cuenta que estaba conteniendo el aliento, era muy duro oír lo que acababa de oír...
Que duró saber que la persona a la que aún no has olvidado ama tan fuerte a otra, pero que duro también saber que ese amor se ha terminado y está sufriendo, ¿se alegraba de que Dana y Alfred ya no estuvieran juntos? En el fondo si, pero era superior el sentimiento de protección que tenía hacia él, no quería que nada malo le pasase, no quería verle sufrir aunque eso significase que el sufrimiento recayese en ella misma, que diferente habrían sido esos sentimiento hacia unos meses o incluso unos años, Amaia hubiera pasado de todo, hubiera reprimido lo que sentía y se lo hubiera comido para luego explotar con alguna persona que no tuviera nada que ver, que duro darse cuenta de cuanto había cambiado en todo ese tiempo y de cuánto dolor albergaba dentro, pero ya había dado el paso para ser ella de nuevo, la Amaia de siempre.
Alargó una mano y llamó al timbre de la casa de Ana.
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Realidad
Fiksi PenggemarAlfred, Amaia y sus catorce compañeros de concurso han terminado la gira de Operación Triunfo 2017. A partir de ahora empieza el verdadero camino. ¿Conseguirán mantener todo lo que han construido juntos? ¿Se desvanecerá todo como en un sueño?