Decidieron quedarse en Madrid, en el piso de Carlos, recogieron la ropa y las cosas de Amaia del hotel, incluida su guitarra, pidieron algo de cenar y a pesar de haber estado durmiendo casi todo el día el sueño les sobrevino, en un principio Carlos había decidido dormir en el sofá, por si ella se incomodaba, pero después de mucho insistir, acabaron ambos rendidos en la cama, no tardaron en dormirse ninguno de los dos.
La mañana siguiente fue bastante mejor, Amaia ya no tenía resaca, ya no tenía ese punzante dolor en la cabeza que no le dejaba casi moverse, se despertaron pronto, Carlos le había dicho que quería llevarla a un sitio, a la naturaleza, ella se sentía como si no fuera ella, se sentía libre, allí, en ese piso, con Carlos, no era Amaia Romero la ganadora de OT, no era Amaia Romero la nueva promesa de la música nacional a la que todo el mundo presionaba por sacar un disco que estuviera a la altura de unas expectativas que ni ella tenía, simplemente era... Ella, Amaia, una chica de 19 años normal y corriente.
Mientras Carlos se daba una ducha y después de hacer la cama y terminar de ponerse las zapatillas, cogió su móvil y llamó a Aitana.—¿Aiti?
—Hola, Amaia, ¿qué tal? ¿Ya estás en Tenerife?
—Emm... No.
—¿Estás en casa de tu abuela? Dale saludos...
—No, Aiti, tampoco estoy allí...
—¿Entones...?
—Para eso te llamaba, tienes que cubrirme, necesito tu ayuda.
—¿Ayuda? ¿Qué ha pasado?Amaia se llevó las manos a la cara y miro hacia la puerta cerrada del baño donde estaba Carlos, se levantó de la silla donde estaba sentada atándose los cordones y empezó a hablar sin parar durante cinco minutos sin dejar intervenir a Aitana en la conversación, cuando terminó, cogió aire y esperó la respuesta de su mejor amiga.
—Mmmm...
—Aitana, por dios, di algo.
—Lo primero es que no te preocupes, yo hablo con Luis y le obligo a cubrirte y guardar el secreto.
—Gracias, gracias, gracias...
—Pero...
—Aitana...
—¿Estás segura de lo que estás haciendo? No conoces de nada a ese Carlos y llevas dos noches durmiendo en su casa, vas a estar con él dos días más hasta que te encuentres con tu hermano en Tenerife...
—Es un buen tío, hemos hablado bastante, sobre su vida, la mía, todo, y me sacó de la fiesta esa, iba colocada y...
—Dime, por tu vida, Amaia Romero, que no le has puesto los cuernos a Alfred.Amaia se quedó blanca, se pasó la mano por el pelo y negó.
—Aitana Ocaña, ¿quién te piensas que soy?
—Lo siento, tenía que pregúntatelo, es muy raro todo el tema de ese tal Carlos...
—No es raro, es como Martí, aunque a él le conociéramos mucho más, pero me has entendido.
—Amaia, a ti te gustaba Martí...Ambas soltaron una carcajada y la tensión se disipó.
—Tienes cabeza, te conozco, pero... Ten cuidado...
—Confía en mí, por favor.
—Voy a llamar a Luis, ahora te mando un whattsapp.Colgaron el teléfono, Amaia se acercó a la cocina y se sirvió un vaso de agua, que casi se lo bebió de un solo trago, Aitana le mandó el whatsapp a los pocos minutos, también que recibió uno de Cepeda diciéndole que si necesitaba cualquier cosa le llamara y que esa noche podía pasarse por su casa con la guitarra y con Carlos, si quería, para tocar un rato. Carlos apareció como la tarde anterior, con unos vaqueros y sin camiseta, el pelo mojado, pero esta vez con una toalla en la mano mientras se lo secaba.
—¿Avisaste a tu amiga?
—Si, y mira.Le enseñó el mensaje de Cepeda, Carlos sonrió.
—¿Me vais a dar un concierto acústico en exclusiva?
—Eso parece.La mañana en la naturaleza, paseando por un pueblo de la montaña fue muy especial para Amaia, llevaba puestas sus gafas de sol todo tiempo y se había puesto la ropa más cómoda que tenía en la maleta, en la que también tenía varios vestidos de fiesta por lo del concierto del los días anteriores y que se estaban arrugando. Nadie la reconoció, no tuvo que hacerse fotos con nadie, no tuvo que pararse con nadie y no tuvo que aguantar que gritaran su nombre, volvía a tener esa sensación de libertad irreal que estaba teniendo esos días al lado de Carlos, hablaban de muchas cosas y tenían un humor bastante sencillo y parecido, estaban conectando, ambos se sentían muy bien en la compañía del otro.
Compraron un par de hamburguesas en un restaurante de comida rápida y se lo comieron en el coche entre risas antes de volver a la ciudad, Amaia de tanto andar toda la mañana se quedó dormida, Carlos condujo tranquilo, esa chica, joven, enérgica, dulce, graciosa, feliz, con un punto rebelde y sobre todo natural, le estaba demostrando que no todo el mundo es malo que hay personas buenas, que hay personas que no sólo se fijan en su apariencia física, que hay personas que no le manipulan como su hermana, que hay personas que le toman en serio, que le tratan bien, que le sonríen de verdad... Llegaron al garaje del edificio donde estaba su piso, Anahí se lo había conseguido por bastante buen precio para la zona donde estaba y el poco tiempo que tenía, había decidido no decorarlo mucho, no hacerlo su hogar, hacía tanto que no tenía un hogar que a veces pensaba que no sabría reconocer esa sensación.
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Realidad
FanfictionAlfred, Amaia y sus catorce compañeros de concurso han terminado la gira de Operación Triunfo 2017. A partir de ahora empieza el verdadero camino. ¿Conseguirán mantener todo lo que han construido juntos? ¿Se desvanecerá todo como en un sueño?