Capítulo 5

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Llegamos nuevamente a la estación, todos por sus cosas.

-Tendré que ir a la iglesia o algo así para borrar la horrible imagen de esa chica.- bromeó Kylan.

-Yo también. A ver si no se me aparece en mi casa, como vivo sola.- dijo Tammy.

-No sean miedosos.- dijeron Zoe y Randy al mismo tiempo. Ellos se echaron a reír.

-Aww los dos dijeron la misma palabra al mismo tiempo.- los molestó Colton.

-¿Qué deduces?- le di un codazo a Colton y él los miró juguetonamente.

Zoe y Randy solo rieron. Pero las mejillas de Zoe se encendieron.
Yo miré a Zoe con una ceja alzada mientras Randy avanzaba a despedirnos a todos.

Pronto, las risas cesaron y todos se fueron a sus casas.
Yo me senté porque era mi día de "guardia". Frank seguía haciendo su trabajo. Entonces salió como si me fuera a dar alguna noticia.
-Riley Prescott.- dijo y yo me levanté de un tirón.

-Dime Frank.

-Necesito que me ayudes aquí.- señaló la puerta donde estaban los cadáveres. Tragué saliva y asentí con la cabeza.

No es que me horrorizara estar rodeada de muertos o de ayudar a hacer autopsias, solo que no había nadie más que no fueran los vigilantes y no tuve de otra.

Entré a la morgue, con una bata de doctor, guantes, gorro, cubrebocas y botas especiales. Parecía cirujana, pero ese era un requisito para entrar a ese lugar.
Frank no había hecho nada aún con Leah, porque cuando entré, seguía cubierta tal cual la trajimos de ese lugar.
Me señaló mi lugar para que no estorbara, el cadáver empezaba a tener olor fétido, pero tendría que acostumbrarme al menos por unas horas.
Frank estaba bien concentrado haciendo su trabajo, inyectó a Leah con un líquido que aminoró el olor. Yo parecía nueva, veía cómo él utilizaba su herramienta, yo solo se la pasaba y observaba atentamente a todos sus movimientos.

-¿Habías estado antes en un lugar como este?- preguntó Frank rompiendo el silencio en aquella sala.

-La verdad es que no.

-¿Entonces? No me explico cómo es que soportas ver esto.- señala la parte que había abierto de Leah. -Otros compañeros han salido desde corriendo hasta desmayados.

-¿Enserio?- me carcajeo pero luego vuelvo a ponerme seria. -Lo que pasa es que mi papá fue cirujano, y yo era una niña curiosa la cual le encantaba leer sus libros de anatomía y esas cosas.

-¿Pero estuviste alguna vez en una? Porque el olor no es nada agradable y parece que tú ya estás acostumbrada.

-Lo cierto es que una vez estuve ahí cuando mi hermana estaba de práctica en el hospital donde papá trabajaba. Ella me metió encubierta y estuve en una cirugía gástrica.- uno de los patólogos que estaban ahí, a punto de irse, me vio con una sonrisa alentadora.

-Ah... eso lo explica todo.- Frank pone cara de asco.

-¿Explicar qué?- pregunté haciéndome la inocente.

-Que no te den asco los olores, gástrico... hablamos de algo más fuerte.- él ríe.

-En efecto, casi vomito porque acababa de comer y a mi hermana la solicitaron de último momento.

-Que asco.- dijo rápido y rió.

-Ya sé... lástima de mi hermana porque casi le vomito la cabeza.- me reí con ganas al recordar esa loca experiencia.

-¿Y te quedaron ganas de estar en otra cirugía?

-Siempre y cuando no fuera gástrica sí.

-Vaya.- él reía. -¿Y porqué no estudiaste medicina?

Agente PrescottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora