Capítulo 36✔

483 31 33
                                    

Por la madrugada regresamos a la casa, estaba muerta de aburrimiento y en la tarde vería a Marlow en la consulta. Bentley y Karelle se había ido a Francia como su luna de miel y regresarían hasta en dos semanas.

Caí como muerta en la cama, ni el vestido de gala me quité. Apuesto que Victoria hizo lo mismo pues tan pronto como yo cerré los ojos ella dejó de hacer ruido alguno.

Por la mañana, casi todos nos despertamos a las 11 a.m, papá no iría a trabajar y mis amigos seguían de vacaciones.

Empezamos a hablar de la fiesta, los invitados, la comida, la decoración, el vestido de Karelle hasta de las bromas que los hermanitos gemelos de ella hicieron. Eran unos jovencitos ya, pero seguían comportándose como niños de 3 años.

Después los chicos ayudaron a mamá para recoger los platos y lavarlos, yo fui a la habitación para buscar mis recetas y radiografías que llevaría a la consulta con Jay.
Papá me llevaría así que no me preocupé por el transporte.

La hora de la consulta llegó rápidamente, fuimos al hospital y la secretaria fue muy linda con nosotros, nos dijo que Jay seguía con una paciente y que esperáramos un poco para luego hacernos pasar.

—Prescott— extendió su mano saludándome y yo le correspondí. Papá se retiró para que pudiera entrar sola a la consulta.
Entrando al consultorio me pidó que me sentara en la cama y comenzó a explorar mi contusión y mis otros golpes.

—¿Todo bien doctor?— Pregunté cuando él arrugó la frente.

—Sí, bueno... tu problema es más grande de lo que me imaginé.

—No me asuste...

—Pero tiene solución, el médico de inicio hizo un buen trabajo, nada más que tu problema se "agrandó" porque no has ido con un fisioterapeuta ¿cierto?

—Cierto, no pensé que sería tan necesario.

—Ya ves que sí lo es y mucho, con el doctor al que te enviaré, te ayudará mucho, es un buen terapeuta y amigo mío, puedes llamarle hoy mismo y agendar cita diciéndole que vas de parte mía.

—Okey, como usted diga— sonreí y él también

Me dijo otras palabras y después salí.
Afuera estaba papá, se despidió de Jay y caminamos a la salida
Regresé a la casa y mamá nos preparó una merienda. Después, llamé al terapeuta que Jay me recomendó, el doctor fue muy amable conmigo y tendría cita con él en dos días.

Pronto me recuperé y pude volver a caminar en unos meses. Regresé a Estados Unidos resuelta a arreglar los problemas que Audrey ocasionó.
Mi amorosa familia no quería dejarme ir, pero yo debía regresar cuanto antes.

Cuando pisé de nuevo mi casa, me sentí aliviada, por fin volvería a tener mi vida normal. Tan pronto como se me hizo posible volví a la oficina.

Mis amigos me recibieron muy contentos y Gray me asignó el trabajo de seguir con el caso de Wyatt.

—Está bajo arresto domiciliario— abrí los ojos como platos después de escuchar esas palabras de Gray.

—¿A qué se debe?

—Su estado de salud.

—Ah... comprendo.

—Ahora vaya.

—Claro— salí de la oficina y pedí que Noah me acompañara a la casa de Wyatt para interrogarlo. Aunque ya hacía tiempo de todo lo sucedido, debíamos investigar a fondo para saber las intenciones verdaderas de él.

Los compañeros que cuidaban la puerta nos dejaron pasar indicándonos dónde estaba. Al parecer lo tenían encerrado, pues por todos lo vigilaban.

Agente PrescottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora