Capítulo 44✔

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Había elegido un club nocturno que, según él, era el mejor de los Ángeles.

Era uno de lujo, estaba abarrotado de gente en la entrada que gritaba por entrar. Nos dirigimos a la puerta e inmediatamente nos dejaron pasar.

—¿Ya tenías todo planeado cierto?— le pregunté.

—Exacto, todo debe estar excelente para tu primera noche al estilo Los Ángeles— sonrió complacido.

—Siendo así, que empiece la noche californiana— reí.

Primero nos dirigimos a la barra, él pidió champagne y yo pedí un vaso de Ron.

Rick me mostró la mesa que tenía reservada, era una en la zona VIP por decirlo así, para llegar a la mesa subimos unos escalones y nos acomodamos.

—Esta mesa está perfecta— dije impresionada.

—Sabía que te gustaría— miró alrededor. —¿Cómo te sientes trabajando con nosotros?

—Te seré sincera— dejé mi bebida en la mesa. —Incómoda y triste.

—¿Y eso a qué se debe?

—El ambiente es ee rivalidad, competencia entre los mismo compañeros del equipo y se supone que para eso lo somos, para trabajar unidos.

—Sabía que eso era— se encogió de hombros. —Ya te acostumbrarás, tú eres super buena onda y harás amigos allí fácilmente.

—Lo dudo— solté una risita. —Llevo casi un año trabajando y sólo he logrado a Shannon como amiga.

—Cooper es muy amigable, pero los demás también.

—Elijah Kennedy por ejemplo, Colin Morris, Sarah Patterson.

—Ajá— asintió un poco celoso.

—Estás celoso de Elijah— lo señalé y me reí.

—Claro que no.

—Y déjame decirte que es muy profesional, y esos ojos que tiene.

Él apretó la mandíbula. —Veo que te agrada.

Solté una carcajada. —Vamos Rick, tú eres mi único rubio favorito— besé parte de su boca, él se sonrojó y sonrió complacido. —Tengo ganas de bailar.

—Tus deseos son órdenes— él me tomó de la mano y bajamos los escalones con cuidado hasta la pista.

Sonaba una canción movida, así que me solté de su mano y bailamos separados. Rick era pésimo bailando pero me aguanté alguna carcajada.

—Veo que eres una experta bailando música Pop— gritó para que pudiera escucharlo pues la música estaba a un volumen ensordecedor.

—Sí claro— reí. —A duras penas bailo esa canción.

Él se rió pero no confesó su problema con el baile.

Durante toda la noche estuvimos bailando todas las canciones que se dejaban sonar en el club, y así como bailamos así bebimos alcohol.

El muy tonto se había tomado unas dos botellas de alcohol, y yo lo acompañé bebiendo Oporto.

—Rick vámonos antes de perder la cabeza— lo jalé de la mano.

—Pero si la noche aún va a comenzar.

—Estás muy tomado, vámonos no es pregunta.

Él asintió y comenzó a arrastrar los pies hasta la salida. Yo iba menos tomada así que tomé las llaves de su auto. Lo acomodé en la silla del copiloto y le abroché el cinturón de seguridad.

Agente PrescottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora