|Capítulo 59|

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Abordé el avión con destino a Nueva York. Trataba de hacerme a la idea de que esta operación sería corta y que daría fruto.

Al llegar, muchos recuerdos me invadieron y tocaron mi corazón.

Volví a pisar esos escalones que me llevarían al interior de la que alguna vez fue como mi segunda casa.

Lágrimas invadieron mi rostro al sentir el abrazo de Mackenzie y Zoe Kelley.
Ellas estaban encantadas de verme y yo de volver a trabajar con todos ellos otra vez.

—¿Y qué tal tu vida de casada? ¡Hace casi 7 años sin verte!— exclamó Tammy, quien también estaba emocionada por encontrarnos nuevamente.

—Pues ascendí a agente encubierta... tuve dos bebés y sólo— me llevé dos dedos a la boca.

—¡¿En serio?!— exclamó emocionada Mackenzie. —Deberíamos hacer una fiesta infantil para que nuestros hijos convivan. Mitchell es un niño muy tonto— se rió con ganas.

—Mackenzie, es tu hijo— dije entre risas.

—Ya lo sé, pero la culpa es de mi esposo— rodó los ojos divertida.

—¿Y cómo se llaman tus pequeños?— pregunta Zoe con interés.

—Andy Shazad y Hanna Colette.

—Wow, esos nombres están geniales.

—Sí, Shazad fue un capricho mío y Andy le gustó a Rick. Los nombres de la niña se le ocurrió a mi mamá.

—Es tan difícil ponerse de acuerdo. Hombres idiotas que no entienden, ¿no es así Riley?— asentí y las 4 reíamos ante las tonterías que Mackenzie decía.

—¿Tienes fotos de ellos?— interrumpe Tammy.

—Por supuesto— saqué mi móvil y busqué el mundo de fotos que tenía de mis hijos.

Las chicas curioseaban las fotos y videos de cuando. Andy era bebé y lo más reciente: sus vacaciones en Mountain High.

—Tiene los mismos ojos de Rick ¿verdad?

—Sí, la palabra de mi hermano se cumplió.

Las chicas rieron.

Gray seguía siendo el director de la unidad. Sonrió al verme ahora convertida en una agente encubierta.

Me dio los detalles de la misión, y al salir los chicos me atraparon.
Randy, Kylan, Colton, James, Luke y hasta Frank fueron a saludarme.

Dijeron que estaban encantados de volver a verme y que me ayudarían.

Frank se quedó al último, cuando los chicos se retiraron. Me di la media vuelta fulminándolo con la mirada, llevaba los papeles en las manos e iba a la oficina de Randy.

—Riley— me llamó por detrás.

—Diga doctor Frank— me giré y lo miré repulsiva.

—Te felicito. Supe que te casaste y que tienes una familia, de verdad me da mucho gusto.

—Gracias— me limité a decir.

—Sigue siendo muy bella e inteligente, no ha cambiado casi en nada...

—Gracias por los cumplidos, ¿era todo?— miré mi reloj.

—Sé que es tarde para pedir perdón pero quisiera saber si alguna vez me perdonaste.

—Lo crea o no, sí lo perdoné. Entendí que no debía estar aferrada a esperanzas perdidas y dejé salir todo lo que me afectaba.

—Fui un idiota...

Agente PrescottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora