Extra #8

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Abordando el avión Riley empezó a teclear en su celular, seguramente arreglando cosas de su trabajo.
Luego, se quedó profundamente dormida, no dijo nada, sólo se durmió recostada en mi hombro.

Admiré su rostro mientras descansaba, se veía tan bella, tan llena de paz y encanto, como si todo en su vida estuviera bien. Acomodé mejor su cabeza en mi brazo y seguí leyendo la revista que tenía en las manos.

Al llegar a Nueva York, afuera nos esperaba un taxi listo para llevarnos.
Ella dio la dirección de su casa, dejamos las maletas y después a la estación.

—Rick ¿Tú no tenías que volver a California hoy?— Preguntó de camino.

—Sí pero no importa, ya se me ocurrirá algo para inventar.— sonreí.

—No quiero que por mi culpa te vayas a meter en problemas— rodó los ojos.

—Despreocúpate tengo todo bajo control.— le aseguré y ella me respondió con una sonrisa.

Llegamos, y sus amigos la recibieron con tanta alegría que casi la funden por completo en abrazos y mimos. Estaba tan contenta que me contagió.
Se disculpó con ellos y fue a la oficina de Snyder.

—Randy Snyder— saludó.

—¡Riley Prescott!— se levantó a abrazarla y besarla. —Siéntate por favor— estrechamos las manos y nos sentamos.

—Dime todo con detalles sobre Audrey.— va al grano.

—Verás— le dio un documento. —Alguien consiguió un abogado que mintiera para que ella saliera libre.

—¿Fue Kenny Clarck?— yo no tenía idea de qué hablaban, no claramente.

—Difícilmente. Kelley y Adams se tomaron la molestia de interrogarle. Él no quiere saber nada de Audrey.

—Eso es ganancia. ¿No tienen sospecha alguna?

—Kylan sospecha que se trata de Julissa.

—¿La hermana de Wyatt?

—La misma, como sabes aún no damos con el asesino de Wyatt desde...

—Sí— cerró los ojos. —Todos nuestros planes se estropearon.— dice triste.

—Lo sé. Necesitamos dar con su paradero y sobre todo hacer que Audrey hable y se quede tras las rejas.

—¿Yo no puedo hacer nada?

—Lamentablemente no, más que dar breves declaraciones en unos momentos.

—¡Maldición!— le dió un golpe al escritorio, haciéndonos sobresaltar, empezó a dar vueltas por el espacio. —Tengo que poder hacer algo. ¡Odio sentirme inútil!

—Vamos Riley. Tienes que ayudar a tus compañeros de lejitos. Tu ayuda será muy buena— me levanté y la tomé por los hombros.
Pareció comprender, y suspiró.

—Está bien... ¿qué hay que hacer?

El agente explicó absolutamente todo con detalles, comenzaría en pocos minutos, así que tendría que planificar su declaración en poco tiempo.

Regresamos a su casa, metió unas cosas en su bolso y fuimos al juzgado.

Nos sentamos en los lugares correspondientes en espera de que el juicio diera inicio. Entonces sacan a Audrey, en realidad nunca antes la había visto, pero vi a Riley y se parecían de cierta forma, pero mi acompañante estaba con la mirada triste.

En unos minutos, la miró y después bajó la cabeza. Me imaginaba lo que sentía en esos momentos, ver a tu familiar ahí no era lindo, y yo lo sabía.

Agente PrescottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora