Capítulo 12

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Llegó la noche y Frank ya estaba en su rincón, como lo había dicho: llevaba café y unas galletas.

Me reí al verlo, pues tenía sus cobijas y almohadas.
-Pareciera que eres un refugiado.- me burlé.

-Ríete todo lo que quieras, al menos yo no pasaré frío.- dijo sarcástico.

-Ya... lo siento.- no quitaba la sonrisa de mi cara.
Él me indicó que me sentara y que usara su cobija, una muy calientita y con el frío que hacía... iba a ser una noche excelente.

-Y... ¿cómo te fue en España?

-Bastante bien, me dio alegría encontrarme a mis amigos y a mi familia por supuesto.

-¿Te divertiste?

-Mucho... fuimos a una carrera de coches, creo que por eso estoy afónica.- reí.

-¿Te gustan las carreras de coches?- él sonrió.

-Me fascinan...- empecé a contarle todo con lujo de detalles y él reía. Veía en sus ojos se reflejaba una gran emoción.

-Wow Riley... eso no lo sabía de ti.

-Pues ahora ya lo sabes.- le guiñé y él rió.

Después de tanto platicar, él sirvió el café y continuamos hablando.

Este día trabajé con el médico internista, tuvimos mucho que hacer y mi jornada laboral seguía.

Fui a la cafetería por algo ligero.
Me senté en la misma mesa que el día anterior, entonces llegó la doctora Ashley mi amiga.

-Hola Audrey.- la doctora pasó su brazo por mi cuello y me dio un beso en la mejilla.

-Hola Ashley.- sonreí.

-¿Cómo te fue?

-Bien... estoy cansada.

-Se te nota.- ríe.

-Hoy me toca guardia.- fruncí el ceño.

-A mi me toca cuidar a los pacientes.- bufó.

-¿Y cómo avanzan tus pacientes?

-Bastante bien... aunque la quimioterapia los deja exhaustos y eso me duele.

-Debe ser, me imagino que es un procedimiento doloroso...

-Lo es, para ellos. Más que son unos niños.

-Siento su mismo dolor.

-Imagínate a mi.

Entonces alzamos la vista y el doctor Clarck también venía entrando a la cafetería.

-¿No trabajaste con Clarck?

-No... hoy trabajé con Taylor.

-Odio a Taylor.- rió.

-Que directa.- reí con ganas.

-Es que es muy malvado, recuerdo que cuando vine a hacer mi servicio social, me trató horrible, por eso lo odio.

-¿Pero qué hiciste?

-No pude canalizar a un paciente.

-Ohh... ese es un pecado mortal dentro de la medicina.

-Lo sé, pero él me puso nerviosa.

-En partes lo hace, pero ni modos, es el único internista de este hospital.- me burlé.

Entonces Kenny se acercó a nosotras. Me revolví en mi silla cuando preguntó si podía ocupar un lugar.

Agente PrescottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora