Capítulo 6

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-¡Despierta!- escuché una voz. -¡Riley!- abrí los ojos rápido.

-¿Qué pasó?- pregunté mientras me frotaba los ojos.

-Te quedaste dormida, guardiana.- Frank se burlaba de mí.

-¡Chispas!- dije poniéndome de pie de un tirón. -¿qué hora es?

-Son las 7 de la mañana.

-Uff...- suspiré aliviada.

-¿Vamos por algo de desayunar?

-Claro.- le sonreí y él extendió su mano para poder ponerme de pie.

Caminamos por los pasillos mientras Frank se burlaba de mí.

Nos sentamos en una mesa con nuestros desayunos. Realmente yo moría de hambre y empecé a comer.

Frank me limpiaba un ojo porque según él estaba sucio.
Entonces vi a Noah que nos miraba con cara de: "¿qué está pasando aquí?". Yo aparté la mano de Frank y él se rió.

-Hola.- saludó Noah.

-Hola.- respondimos los dos. Él me veía con una ceja realzada. Sentí cómo mis mejillas tomaban color, así que bajé la mirada a mi desayuno.
Terminamos y yo me levanté despidiéndome de Frank, ya que no lo vería si no es que hasta la noche.

Fui a mi oficina y me senté con los pies arriba del escritorio.

-Vaya, vaya...- dijo Noah mientras se sentaba enfrente mío, sobre el escritorio.

-¿Qué pasa Noah?- fingí sorpresa.

-¿Ya se te hizo con Anderson?

-Que estupidez tan grande dices.- bajé los pies y miré a los ojos a mi amigo.

-No te hagas... el otro día me dijiste que te "llamaba la atención".

-Eso no quiere decir nada.- protesté.

-¿Te gusta Frank?

-Claro que no.- negué mientras sentía que mis mejillas ardían.

-Sí te gusta, ya admítelo.- Noah me picaba las costillas.

-No tengo nada que admitir.- miraba hacia el techo.

-Tu mirada dice otra cosa. ¿De qué hablaron anoche?

-Pues...- solté un suspiro. -De todo un poquito.

-Y no te gusta Anderson.- recarga su barbilla en sus nudillos.

-Está bien, lo admito. Me gusta Frank.- agaché la mirada.

-Lo sabía.- dice triunfante.

-¿Ya estás contento?

-Bastante, ahora tú debes aprovechar porque lo tendrás por las noches.- me dice con voz juguetona.

-¿Qué insinuas?

-Conócelo bien, hablen, conózcanse los dos. Déjate llevar Riley.

-No lo sé, lo dejaré de ver dos semanas.

-¿Y...? No te vas para siempre.

-Bueno sí.- una sonrisa de oreja a oreja se me dibujó.

-¿Y cómo te trató? ¡Quiero todo con detalles!- Noah se acomodó como un niño esperando a que le cuenten su historia favorita.

Empecé a contarle todo con lujo de detalles. Pero una maldita llamada de emergencia hizo que pospusiera mi plática.

Ahora era un asalto a mano armada. Como siempre los delincuentes habían huído y los encargados estaban heridos.

Agente PrescottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora