Capítulo 41✔

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—Bien Rick, ¿cuál es tu juego?— regresé la mirada a él, quien me observaba fijamente con cara de estúpido. —¿Qué tanto me ves?— Pregunté riendo.

—Nada...— se revolvió un poco.

—Okey— solté una risita y me acomodé un mechón detrás de mi oreja.

—El juego consiste en hacernos preguntas, y por cada vez que te equivoques deberás sufrir un castigo.

—Me parece bien— me encogí de hombros.—¿Cuál será el castigo?

—¿Qué le apetece a la señorita?— hizo voz graciosa.

—No lo sé, nunca había jugado a las 20 preguntas estilo Rick Ackerman— reímos con ganas.

—No te burles— amenazó con el dedo. —¿Una confesión?

Negué riendo.

—¿Un beso?

—Okey— asentí sonriendo triunfante. —Beso en los labios.

Rick se sonrojó.

—Acepto, no vale negar nada— sonríe elocuente y yo asiento.

Empezamos la ronda de preguntas sobre diversos temas: historia, geografía, criminología, medicina, astronomía y demás temas interesantes.

Aparte de atractivo, Rick era sumamente inteligente.

—¿Te parezco lindo?— pregunta alzando una ceja.

—Oye eso no es de ningún tema en específico— protesté.

—¡Has perdido!

—¿Qué? ¡no es cierto!

—Sí. Recuerda que no podías negar nada.

—No he negado...— me mordí la lengua.

—Sí lo hiciste ahora te corresponde pagar.

—Eres un tramposo— me encogí de hombros y él se hincó frente a mi y me sonrió.

—¿Puedo tomar mi pago?— yo ya estaba con el cuerpo hacia atrás sostenida solamente por mis palmas en el suelo, tuve que asentir y él juntó sus labios con los míos.

Sus deliciosos labios carnosos se deslizaban poco a poco con los míos hasta que sentí el frío del piso en mi espalda pero no me importaba pues disfrutaba de ese beso, él estaba sobre mi y un poco de espacio era lo que separaba nuestros cuerpos, sus palmas eran ahora las que sostenían su cuerpo.

No sé en qué momento se me ocurrió pasar mis manos por su cuello hasta atraerlo a mi rompiendo ese espacio que nos separaba.

Enredé mis piernas en sus caderas y al parecer él sintió que todo estaba subiendo de nivel. Después mis manos viajaron a su pecho pudiendo palpar lo bien marcados que tenía sus abdominales.

Él subió su mano sobre mi pierna izquierda que seguía enredada en su cadera, por mi parte yo acuné su cara y seguí besándolo con necesidad. No iba a negarlo, Rick para mi no era solamente un amigo.

Entonces él decidió ponerle fin a esta loca aventura que sin querer íbamos a comenzar, se acostó en el suelo a mi lado jadeando.

—Supongo que me pasé del cobro— rió sonrojado.

—Y yo no detuve tu robo— reí viendo hacia el techo.

Pronto me giré al lado derecho donde él estaba, me seguía mirando y yo volví a hacerle la misma pregunta que al principio.

—Admiro tu belleza— jugó con mis cabellos y yo sólo seguía viéndolo a esos hipnotizantes ojos grises. Él entendió que yo estaba perdida en su mirada y permaneció callado.

Agente PrescottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora