Capítulo 46✔

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Ingresamos a la residencia Porter Price.
Sin mucho rodeo, nos dejaron pasar porque tanto Elijah como yo, llevábamos nuestras insignias del FBI en el pecho.

La sirvienta nos invitó a sentarnos, incluso nos dio unos aperitivos que yo decidí no probar.

Mamá estaba nerviosa, tomé su mano y le dediqué una sonrisa cálida.

—Debo admitir que tengo miedo— dijo mi madre.

—Te entiendo, en tu lugar yo estaría igual, pero tú tranquila. Te prometo que todo estará bien.

—Gracias hija.

—No agradezcas mamá— besé su coronilla y recargué mi cabeza en su hombro. Elijah solo nos sonreía ampliamente.

—En un segundo la señora Porter bajará— nos dijo la sirvienta, Elijah respondió con un asentimiento de cabeza.

Entonces después de unos ínfimos minutos, una señora de cabello cano, largo y lacio, de ojos verdes y piel blanca hizo acto de presencia.

Mi madre abrió la boca en una perfecta "O", y por lo visto, Esther la reconoció.

—¿Daphne?— dijo la señora vestida de rosa.

—¿Esther Price?— respondió ella mientras se enjugaba las lágrimas.

—¡Hija!— gritó y mamá fue a abrazarla. Yo me puse de pie y me coloqué al lado de Elijah admirando de lejos la escena de reencuentro entre madre e hija.

—¿No te parece tierno?— me pregunta él.

—Bastante realmente. Aunque yo en el lugar de mamá, le hubiese gritado muchas cosas.

—No cambias Riley— me dio un golpecito en la frente.

—¡Mamá!— una reconocida voz hizo que nos volteáramos, era la estúpida de Antonella. —¿Qué demonios estás haciendo?— gritó enfadada.

—Antonella— dijo Esther calmada. —Por favor siéntate.

—¿Tú qué haces en mi casa estúpida?— se puso frente a mi.

—Veo que me recuerdas— hice un puchero con la boca, todos nos observaban fijamente.

—Por supuesto que te recuerdo, como olvidar a la corriente que se me fue encima a golpes— hizo énfasis en su última frase.

—¡Antonella por favor calla!— gritó Esther y ella tuvo que obedecer. Yo realcé las cejas triunfante.

—¿Quién es esta señora?— ahora miró a mamá.

—Esta señora es Daphne Collins— defendió.

—¡¿Qué?! ¿tu hija la bastarda?

—¿Perdón? Si no estoy equivocada la bastarda aquí eres tú porque eres adoptada—. gruñí y Antonella me vio con ganas de matarme.

—Sí, yo soy la hija legítima de Esther— ahora habló mamá. —¡¿Porqué Esther?! ¿Porqué nos abandonaste?— tenía el rostro empapado de lágrimas.

—Por tonta—. Ella se sentó mientras todos expectábamos la escena. —Tenía un problema gigante en buenos aires y tuve que huir, lo hice para protegerlos.

—Me hiciste tanta falta, ¡no te imaginas cuántas veces lloré frente a una foto tuya! ¡cuántas ceremonias del día de las madres las pasé sola! Cuántas noches deseando que tú llegaras a darme mi beso de las buenas noches, cuántas velas soplé en mi cumpleaños siempre pidiendo el mismo deseo: que regresaras junto a mi pronto. Pero eso nunca llegaba. Cuántas noches vi llorar a papá por ti, sí aunque no lo creas, mi padre fue un hombre maravilloso que siempre se preocupó por darme una buena educación, me inventaba historias, que tú estabas salvando animales y personas cuando era muy pequeña. Pero cuando crecì me di cuenta que eso no era así. No sabes cómo anhelaba que llegaras a mi ceremonia de graduación y boda... ¡te necesité tanto Esther!— no pude aguantarme las lágrimas, esas palabras eran tan verídicas, habían salido del corazón de mamá, ella no era de las personas que demostraran del todo sus sentimientos, pero ahora lo hacía porque lo sentía y mucho. Giré a ver a Elijah y Antonella, y ambos se secaban las lágrimas.

Agente PrescottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora