Capitulo 57 - Lo Más Lejos Que Puedas

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-Narra Dulce-

Mirándome una vez más en el espejo, así me encuentro ahora después de haber colgado esa llamada que he pospuesto por casi dos días. Pensando en las palabras de mi suegra, en mi hija, en Víctor... en él y en ese deseo que me pide a gritos y que me he negado a cumplirle.

Cuando una vez más pongo una mano sobre mi vientre plano siento un escalofrío que me recorre la columna, respiro hondo y me miro al espejo, observándome por no sé cuánto tiempo.

Víctor: ¡Dulce! ¿estás ahí?

Sus golpes me hacen regresar a la realidad y contesto enseguida.

Dulce: sí, ya salgo.

Tomo aire y unos segundos después salgo del baño para entrar en la habitación.

Víctor: ¿se puede saber porque te encierras?

Dulce: por nada, estaba bañándome.

Víctor: ¿vas a salir?

Me mira frunciendo el ceño cuando me pongo el vestido que he dejado sobre la cama y girándome para mirarlo asiento.

Víctor: ¿y Luna?

Dulce: necesito que te quedes con ella, no tardaré más de dos o tres horas.

Víctor: está bien.

Sin decirme nada más, sin ni siquiera preguntarme dónde voy, entra al baño y se encierra ahí y yo... yo sólo me siento en la cama, suspirando y con unas ganas enormes de llorar porque para este momento, siento que mi matrimonio se está yendo por el caño.

Logro componerme al recibir el mensaje en respuesta a mi llamada y cuando termino de vestirme sólo paso por el cuarto de mi hija que sigue dormida y dándole un beso la dejo encargada con Emma, saliendo de la casa sin detenerme porque lo que más necesito en este momento es pensar.

Después de poco más de dos horas ya dejo listo todo lo que tenía que hacer, todas esas preguntas que me atormentaban están resueltas o al menos una gran parte de ellas. Antes de regresar, decido detenerme un momento en la playa deshaciéndome de mis zapatos y caminando por la arena hasta donde el agua moja mis pies. Respiro hondo y el olor a salitre despeja mi mente, me hace soñar e imaginar, volver a ser yo. Ahora ya no tengo dudas, es lo que quiero, lo que deseo, y es lo que haré sin dudarlo, sin pensarlo...

-Narra Víctor-

Pasan esas tres horas que Dulce dijo que tardaría y aún no regresa, estoy tentado de llamarlo pero no... no voy a ceder con ella aunque en los últimos dos días ya no siga con sus continuas provocaciones. En las mañanas se la pasa encerrada en el baño y ni siquiera sé que hace ahí tanto tiempo. Está demasiado ausente y ya no sé que pasa con ella.

Observo a mi hija jugar a unos pasos de mí, sentada sobre la alfombra mientras yo trato de concentrarme en trabajar un poco pero sólo puedo imaginar a alguien a su lado, un niño... una niña... no me importa. Sólo otro hijo de los dos...

El sonido de la puerta de entrada al cerrarse me hace soltar un suspiro de alivio y cuando entra en la sala mi hija sale corriendo hacia ella.

Luna: ¡mami!

Dulce: hola mi vida.

La carga de inmediato y besa repetidas veces sus mejillas.

Luna: mami guga.

Dulce: después mi vida, ahora ve un momento con Emma que mamá tiene que hablar con papi un segundo.

Luna: ¿no guga mimigo?

Quiero AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora