Capitulo 38 - Jet Lag

308 21 14
                                    

-Narra Dulce-

Rodeada por sus brazos y apoyada contra su pecho seguimos bailando al ritmo de una hermosa música, lenta y pausada. Alzo mi cabeza para mirarlo y él sonríe depositando un beso en mis labios.

Víctor: ¿Qué?

Dulce: nada.

Víctor: ¿estás cansada?

Niego y ahora enredo mis brazos a su cuello y entonces me doy cuenta que ya no hay nadie aquí, sólo nosotros.

Dulce: ¿Dónde están todos? ¿cuándo se fueron que no me di cuenta?

Víctor: hace unos minutos mi amor, estamos solitos.

Dulce: Víctor no me hagas esas caras.

Golpeo su brazo cuando me sonríe malicioso y me aprieta aún más contra él.

Víctor: pitufina te digo que estamos solitos en este lugar, ya no hay nadie acá.

Dulce: no espera ¿Cómo que no hay nadie? ¿Dónde fueron?

Víctor: se fueron a la casa de mis padres, aquí pasaremos nuestra noche de bodas por eso es que nos dejaron sólos.

Dulce: Víctor por favor dime que no le pediste esto a tus papás.

Lo miro sin poder creerlo y ríe negando con la cabeza.

Víctor: tranquila, no les pedí nada ellos decidieron irse.

Dulce: ¿seguro?

Asiente y suspiro aliviada, moriría de la vergüenza si se le hubiera ocurrido pedirle eso a sus padres.

Víctor: ¿sabes algo?

Dulce: ¿Qué?

Víctor: me encantaría saber que traes bajo este vestido.

Sonrío divertida y me acerco a su oído para susurrarle.

Dulce: ¿y que te imaginas que traigo?

Siento como un escalofrío recorre su cuerpo y rozo sus labios al separarme.

Víctor: Dulce no seas así, no me hagas estas cosas.

Dulce: ¿no quieres descubrir lo que traigo debajo del vestido?

Víctor: por supuesto, ahora mismo.

Río al ver su cara pero mi risa se convierte en un grito cuando me alza del suelo tomándome entre sus brazos.

Dulce: ¡Víctor! ¡Que haces no! ¡Bájame!

Chillo y pataleo tratando de que me deje en el suelo pero él sólo niega riendo.

Dulce: ¡ya Víctor! No seas payaso, bájame.

Víctor: no mi amor, tenemos que cruzar el umbral juntos.

Dulce: ay no Víctor pues lo cruzamos caminando.

Víctor: no así no sirve, ya relájate que no te bajaré.

Dulce: ya bájame por favor.

Víctor: no.

Dulce: ¡ay que necio eres en serio!

Lo golpeo en el brazo y resignada dejo de intentar convencerlo, camina entrando a la casa y unos segundos después cruzamos el umbral de nuestra habitación. Me deja en el suelo y admiro fascinada la habitación, decorada con velas y pétalos de rosas acompañados de la luz de la Luna que entra por la terraza.

Dulce: mi amor que hermoso.

Víctor: ¿te gusta?

Dulce: me encanta, gracias.

Quiero AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora