CAPITULO 13

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Pasada ya la mañana, Alana paso de su entrenamiento como cazadora al de Bruja, el cual estaba siendo instruido por Rowena. La pelirroja, indicaba a Alana algunos hechizos básicos conocidos por todas las Brujas.

-Vamos, Alana, son hechizos básicos que debes de aprender.- Decía una y otra vez Rowena perdiendo la paciencia.
-Claro, lo dices porque aprendiste de pequeña. No a los diecisiete años como yo.- Alego la morena frustrada por no conseguir lo que quería.
-Se que eres capaz. Solamente concentrate. Debes de aprender a crear ilusiones.- Dicto la Bruja.

Alana suspiro y se relajo, intento hacer una pequeña ilusión, pero no conseguía nada. Y eso la enfadaba hasta tal punto, que consiguió crear fuego sobre el agua de una pequeña fuente.

-Es mejor que deje ya el entrenamiento.- Concluyó Susan mirando a Rowena.
-Cierto, crear fuego sobre el agua es algo difícil. Incluido para una ilusión.- Alego Rowena con una sonrisa.

Alana suspiro aliviada, y el fuego desapareció. La Narniana se dio la vuelta y miro a la hija de Eva.

-Gracias, si llego a intentarlo una vez mas. La mato.- Rió Alana.
-No seas tan dramática. Me alegro que estés bien. Peter nos a contado lo de tu hermana.- Comentó Susan con una sonrisa.
-Ver de nuevo a Evangeline me llena de fuerzas...- Explicó Alana sentándose en el suelo.
-Edward nos a contado como de unidas estabais de niñas, creeme que yo, y mis hermanos, actuaríamos igual por cualquiera de nosotros.- Rió Susan mirando a la Narniana. -Bueno, Shiary me ha mandado, para que te lleve a la biblioteca, quiere hablar con todos.- Añadió Susan.

Ambas se dirigieron a la biblioteca, donde Peter y Caspian jugaban al ajedrez y Edmund les supervisaba. Ambas pasaron a su lado, y Alana observó la partida.

-Caspian puede hacer jaque mate en tres movimientos.- Comento Alana en voz alta.
-¿Sabes jugar?- Preguntó Edmund asombrado.
-¿Porque no iba a saber? Es fácil, y él hace siempre las mimas jugadas.- Alego Alana rodando los ojos.
-¿Te dejas ganar?- Pregunto Caspian molesto.
-Sí.- Respondió Alana sin indiferencia.
-¿Porque?- Preguntó el molesto.
-He crecido, siendo la única chica entrenada como un guerrero, y se, que cuando pierden a manos de una chica, su ego se ve afectado.- Comento Alana mientras Susan y Lucy comenzaban a reírse.
-A mi no me afectaría.- Alego Caspian dando jaque mate.
-Vale, después veremos quien gana en una partida de ajedrez.- Le reto Alana al ex rey de Telmar.

Tras acabar esa especie de discusión, Shiary pudo informar a todos de que se irían a buscar la isla en la que, según Alana, se escondía.

-¿Cuando partiremos?- Preguntó Lucy con curiosidad.
-Cuanto antes.- Alego Shiary.
-Es peligroso dejar a Narnia sola.- Comentó Alana.
-Jadis no atacara si no estamos nosotros.- Alego Rowena.
-No, destruirá todo y la daréis ventaja para que conquiste todo.- Añadió Alana molesta.
-Buscar a ese hombre es la única forma de hacer que no regrese nunca mas, es mejor que esperar aquí.- Alego Peter mirándola.
-Ninguno, de vosotros ira.- Dicto Alana marchándose.

La Narniana se dirigió a su habitación, al llegar cerro la puerta y se sentó en el suelo. El hecho de que todos ellos fueran con ella, les ponía en peligro, ella había estado allí, y sabía que sin preparación o sin experiencia no conseguirían hacer nada.

"No les puedo permitir que vayan, es peligroso. Y si yo no regresara tal vez ellos podrían ocupar mi lugar. Huir siempre fue una opción, pero yo no soy una cobarde ni lo seré. Si pudiera liberar a mi hermana, lo haría ahora. Pero..... simplemente no puedo, solo quiero esconderme y olvidar todo. Pensé que podría afrontar esto, pero no puedo.

Ahora que lo pienso, el hecho de querer vivir aventuras, como cuando era niña, es algo muy infantil. Nadie se espera convertirse en una cazadora, tener a una hermana que esta poseída por el único ser que mato a tu abuelo, y para finalizar ser la mítica Bruja de una leyenda. Nunca debí de haber regresado a Narnia, tal vez muchos de estos sucesos nunca hubieran ocurrido." Pensó Alana sentada.

La Narniana se acerco a las ventanas de su habitación, y corrió las cortinas, para que nadie viera nada. Se sentó en el suelo, en la oscuridad, y cerro los ojos. Sabia, que si se concentraba lo suficiente, podría hablar con su abuelo.

-Hola abuelo.- Dijo Alana mirando al león.
-¿Que sucede, pequeña?- Preguntó él al ver la tristeza que había en su mirada.
-Esto me supera. No soporto el hecho de que Evangeline este así, que Jadis este viva, y que todos esperen que haga magia. Se que quieren ayudar, pero no puedo mas seguir con la farsa de que soy de hielo. No se, ser de otra forma.- Explico Alana con tristeza.
-No solo he traído a los reyes de Antaño para que estén aquí, les he traído para que te ayuden, y entiendas que no estas sola. Al igual que tu, ellos solo quieren lo mejor para Narnia.- Alegó Aslan con una sonrisa.
-Agradezco de corazón a todos por su ayuda, pero no puedo poneros a nadie mas en peligro. Si hace dos años, hubiera matado a aquella bruja, esto no hubiera sucedido. Esto es por mi culpa.- Dijo Alana tensando su mandíbula.
-Ni se te ocurra hacer una locura. Se que eres capaz de ellas.- Alegó Aslan con temor.
-Lo siento, abuelo. Pero no puedo decirte que no haré algo, que en realidad si que voy a hacer. Te pido que no metas a nadie mas en esto.- Dicto Alana cortando la conexión.

La Narniana sabia que aquella noche no podría irse, ya que todos estarían pendientes de sus movimientos, por ello esperaría unos días, los suficientes como para hacer pensar a todos, que no se iría o enfrentaría a las Brujas.

Alana bajo a la playa, hacia años que no veía el mar o sentía aquella brisa tan característica de Narnia. La morena se sentó en la playa, y cerro los ojos, intentando relajarse o por lo menos, intentar de nuevo el hechizo, que antes, Rowena la había intentado enseñar.

Desde unos metros por detrás, Lucy y Susan observaban como el aire se alzaba y Alana se elevaba del suelo, como el mar se encrespada y como se relajaba. A su vez, lentamente el pelo de Alana dejaba de tener aquel tono castaño oscuro para volverse anaranjado, como si fueran llamas.

-Es increíble.- Comento Lucy asombrada cuando Peter y Edmund se ponían al lado de ellas.

Lentamente el cielo se nublo y una terrible tormenta surgió de la nada. Pero a diferencia de otras tormentas esta era diferente, ya que el mar estaba en calma y el cielo tenía un color anaranjado.

-Esto no es normal.- Comentó Edmund alarmado por lo que sucedía.
-Ninguno sabemos ya, lo que es normal.- Alego Peter mirando a sus hermanos.
-Es cierto que Narnia a cambiado. Pero Aslan nos trajo aquí por una razón. Ayudarla, y para no dejarnos tirados allí. Es lo menos que podemos hacer, no por Narnia, sino, por Aslan.- Alego Susan mirándoles.
-Si seguimos diciéndola lo que debe de hacer, no vamos a solucionar nada. Estoy segura, de que, durante sus años como cazadora, algo hizo, que Alana cambiará.- Explicó Lucy con la triste mirada.
-¿A que te refieres?- Pregunto su hermano mayor.
-He hablado con varios elfos, y todos afirman que Alana a cambiado. Me han dicho, que antes era impulsiva y terca. No se preocupaba de su protección, sino, en la de todos. Además, se dejaba ayudar y reía. Ya no hace nada de eso. Ahora, simplemente finge sonreír, estoy segura de que la va a enfrentar.- Alego Lucy mientras la tormenta cesaba.
-¿Y que podemos hacer?- Preguntó Susan mirando como todo regresaba a la normalidad.

Ninguno de sus hermanos la respondió, ya que vieron como Alana comenzaba a moverse y a reaccionar. La Narniana se puso de pies y camino hacia las rocas que estaban a unos metros de ella, Alana sabia que en ellas, se ocultaba el viejo diario de su madre, en el cual escribía y llevaba siempre consigo.

Los Pevensie miraron algo extrañados como la Narniana se dirigía hacia las piedras, que se hallaban cerca del acantilado.

𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 𝐘 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora