CAPITULO 16

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Al llegar a tierra firme, en la isla del Aire, Alana sonrió al ver a los Pegasos volar. Todos ellos eran blancos y con las crines de color blanco. Alana sonrió y miro hacia el portal.

Los reyes de Antaño y Shiary observaron como el caballo de Alana aparecía pero con alas y las crines blancas.

-Venga, no teman.- Alego el animal.

La yegua voló hacia Alana mientras ella sonreía y sus ojos se iluminaban con mayor intensidad. La yegua se paro frente a Alana haciendo una reverencia a la que la Narniana respondió con otra reverencia.

-Me alegro de haber vuelto.- Alego el Pegaso.
-A mi también.- Respondió Alana subiéndose.
-¿Les enseñamos lo que podemos hacer?- Preguntó el Pegaso con una sonrisa.
-¡Por supuesto que sí!- Grito Alana mientras el Guardián emprendía el vuelo.

Narniana y Guardián volaron hacia el tobogán de aire, por el que los reyes de Antaño y la elfa descendían.

Lucy se reía, ya que la gustaba aquello. En cambio Shiary, sus hermanos y Caspian sentían temor de caer al vacío.

-¿Como te puede divertir esto?- Preguntó Susan mirándola.
-Porque es divertido.- Respondió su hermana menor.
-No es para tanto. Pero sera mejor para vosotros acostumbraros. Para ir de una isla a otra se va mediante corrientes de aire, de agua o de tierra. O también volando.- Alego Alana riéndose.
-¿Y porque no podemos ir en un caballo alado?- Preguntó Caspian mirándola.
-Corrección, soy un Pegaso, y para que pudierais ir subidos en algunos de mis compañeros. Uno de ellos os debería de elegir. Pero eso es algo difícil, impresionarnos cuesta bastante.- Explico la yegua.
-¿Y como te impresionó Alana?- Preguntó Shiary con curiosidad.
-Eso es algo que solo lo sabemos Sky y yo.- Respondió Alana acariciando a la yegua. -¿Lista?- Añadió Alana.
-Yo siempre.- Respondió la yegua.
-Es mejor que perdáis el miedo. Los Guardianes no confían en aquellos que temen a lo desconocido.- Aconsejo Alana lanzándose al vacío, de nuevo.

La Narniana se impulso y uso las corrientes de aire en beneficio propio para poder ascender con mayor facilidad.

Mientras, en la isla del Fuego, los Fuegos Faustos, junto a Jadis observaban como la Narniana reía junto al Guardián.

Jadis había cambiado, al igual que algunas brujas, todas habían dejado atrás la palidez, en algunas su color de cabello había adquirido un tono normal al igual que en sus ojos, mientras que el olor a podrido había aumentado.

-¿Como es posible que haya llegado aquí?- Pregunto la Bruja enfadada.
-Las Gárgolas tienen libertad de traer a quien quieran. Mientras que la Narniana es una Guardiana. No de las islas, sino del País de Aslan. Debéis de entender, que si ella muere, Allende despertará y todo sera destruido.- Alego un Fuego Fausto.
-¿Y el hechizo? Con ella podría hacer que vosotros volvierais a ser invencibles.- Alego Jadis mirándoles.
-Y queremos volver a serlo, pero si muere ella, la última de la dinastía del Emperador del Mar, él despertara de su eterno sueño. Únicamente, podrás matarla o obtener aquello que deseas cuando, únicamente, este en esta isla y en nuestro territorio. Todas las Brujas, que recién llegan y que saben hacer magia son atraídas a nosotros.- Explicó otro Fuego Fausto.
-¿Es posible que ella reniegue de ser Guardiana?- Preguntó Jadis con una maligna sonrisa.
-Sí, pero únicamente si tiene motivos para renegar de ello.- Explicó el Fuego Fausto.
-¡Perfecto!- Exclamo la bruja.

Alana reía mientras sobrevolaba la isla del aire. La Narniana se tumbo de espaldas sobre la yegua y miro al cielo, cerro los ojos mientras sus labios formaban una sonrisa.

Desde allí pudo escuchar las voces de las Ondinas, Guardianas del agua, al igual que escuchaba el aleteo de las hadas y el correr de los ciervos. Al igual que escuchaba aquello, pudo identificar aquel, característico, olor con el que había crecido. El olor a podrido. Alana se levanto y miro hacia la isla de fuego. El color negro, anaranjado y rojizo, hacia que no pudiera apartar la mirada de allí y de igual modo, se sentía atraída a ella.

-¿Que sucede?- Preguntó Sky mirándola.
-Quiero ir a la isla de Fuego.- Respondió Alana en una especie de trance.
-No, la isla de Fuego no.- Dicto el Pegaso llevándola a la isla de Aire.
-¡No! Llevame a la otra.- Dicto la Narniana queriendo ir a la contigua.
-Es peligroso. El hecho de que quieras ir, es porque te intentan llevar a una trampa.- Alegó Sky tomando tierra firme.

Alana se bajo de la yegua y miro molesta al Guardián, pero algo en ella sabia que no debía de ir. Alana bajo la cabeza, ya que unas extrañas voces comenzaban a decirla que fuera a la isla. Al bajar su mirada observo en sus manos, unas leves líneas rojizas, el miedo invadió por completo su cuerpo y empezó a ponerse nerviosa y a alejarse del Guardián.

Sky miro asustada a Alana y observo las manos de la Narniana, al verlas supo que algo estaba pasando. El hecho de que sus manos comenzaran a tener aquello significaba que algo, en la isla de Fuego, se estaba descontrolando, y si eso le estaba ocurriendo a Alana, también al resto de Brujas.

Isabella apareció al sentir la perturbación en el aire, procedente de Sky, al llegar la Gárgola observo a la Narniana. Al verla supo que lo que sucedía no era bueno.

-¿Que hacemos?- Preguntó el Pagaso.
-No lo se. Nunca había visto o leído sobre ello.- Alegó la Gárgola.
-Quema.- Respondió Alana asustada.
-Sky, llevala de inmediato al Santuario de los Elementos.- Alego la princesa Gárgola.
-Pero, ningún Guardián puede entrar, incumpliríamos las normas, y sabes lo que sucede si las incumplimos.- Alego el Pegaso asustada.
-Alana es la única Guardiana descendiente de Aslan, ella puede acceder a él, recuerda la pulsera que lleva en su brazo.- Explicó Isabella emprendiendo el vuelo hacia el castillo de las gárgolas.

La morena voló sobre los pequeños bosques y esquivando las ráfagas de viento que podían atrasar su vuelo. Al llegar camino por los largos pasillos de piedra, decorados con algunos cuadros o tapices, en las paredes; en el suelo había una larga alfombra de color rojo oscuro y en algunos tramos puertas.

Isabella se paro frente a una puerta, tomo aire para relajarse y entro en la sala. En ella estaba su madre, junto a Sam y los reyes de Antaño, Shiary había sido llevada a la biblioteca para que pudiera relajarse un poco.

-Madre, tenemos problemas.- Alegó Isabella asustada.
-¿Que sucede?- Preguntó Valeria mirándola.
-Los Fuegos Faustos están usando el fuego contra Alana. Están haciendo que se convierta en fuego.- Explicó asustada.
-¿Como pueden saber que ella es una Elemental?- Preguntó Sam con curiosidad.
-Puede que Jadis lo sepa. Ella puede que este aquí.- Explico Caspian.
-¿Donde la has llevado?- Preguntó su madre.
-Al santuario. Se que solamente ella puede acceder a él.- Respondió su hija.
-Vale, allí estará segura. ¿Como han podido acceder? Únicamente los Guardianes o descendientes de Allende o Aslan pueden llegar hasta aquí.- Alegó Valeria dando vueltas.
-Jadis ha poseído a Evangeline, su hermana.- Respondió Edmund.
-Eso significa problemas, y grandes. Para poseer a alguien, primero ha de morir, y si Evangeline murió y resucitó, significa que solo queda un único ser de la dinastía de Aslan, si el Emperador despierta sera el fin, no solo el nuestro o el de Narnia, sino, de todo aquello que conocemos.- Explicó alarmada Isabella.

Los cinco reyes miraron confusos a las Gárgolas.

-Quiere decir, que si Alana muere, Allende despertara y destruirá todo. Ella es la única, perteneciente a la familia de él, que no a muerto.- Explico Valeria.
-¿Y que podemos hacer? Nadie puede retenerla.- Alego Susan mirándoles.
-Intentaremos hablar con Aslan y las islas de agua y tierra. Mientras, necesito que vosotros os turnéis para protegerla, al no ser Guardianes, podéis entrar en el Santuario. Pero solo un hijo de Adán o una hija de Eva, vosotros también sois un pilar importante para Narnia.- Explico Valeria mirando a su hija.

Los reyes de Antaño asintieron y se acercaron para saber como serian las guardias, ya que aquella noche, Alana no la podía pasar sola, y mas sabiendo de las Brujas y de los Fuegos Faustos que querían que fuera a la isla o que se trasformará en un elemento.

𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 𝐘 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora