𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 𝐘 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎

CAPITULO 65

-Evangeline.- Se limito a decir Alisa mirándola con asombro.

Alana miraba con temor a su hermana mayor, sabia que era imposible que Evangeline estuviera allí, ante ellas y con vida. Porque la rubia murió.

-¿Que haces aquí?- Pregunto Alana mirándola.

Antes de que pudiera decir algo, Evangeline comenzó a congelarse, haciendo que las dos hermanas tuvieran una expresión de horror.

-Pudisteis salvarme.- Dijo Evangeline cayendo al suelo congelada.

Alana se quedo estática, mientras tensaba su mandíbula para evitar que las lágrimas resbalaran por sus mejillas. Alisa comenzó a llorar, la menor de las gemelas se acerco a sus dos hermanas, Alisa la dio la mano, y las dos miraron el cuerpo de Evangeline.

-Hay que enterrarla.- Dijo Alana con la voz rota.

Todos observaron el cuerpo de Evangeline, nadie entendía que había pasado. Rato después, enterraron el cuerpo de Evangeline, Alana y Alisa lo habían hecho solas, querían estar solas. Después del entierro, Alana se dirigió a su habitación, corrió las cortinas y se tumbo en su cama mirando a la nada.

"¡Pudimos salvarla! Y no lo hicimos, prometí buscar a Arturo para traer a mi hermana, para rescatarla, pero ahora.... ¡Ya no hay nada que salvar! Siempre he protegido a Narnia, siempre he luchado por ella. ¿Y para que? He perdido a mis padres, a mi hermana, a mi familia. Me han separado de mis hermanas, me han mentido y me han hecho olvidar. ¿Porque me hacen esto?" Pensaba Alana enfadada.

La Narniana se puso de pies y se levantó, salió de su habitación y decidió irse, necesitaba gritar y desahogarse, y la única forma de hacerlo era entrenando. Alana, transformada, en león se adentro en la maleza, llegando hasta la mesa de piedra, al entrar miro a su alrededor y suspiro con tristeza. Sin fijarse en lo que había a su alrededor, Alana se subió sobre la mesa de piedra, cerro los ojos e intento meditar. Pero no podía. En su mente martilleaba la frase de su hermana. -Pudisteis salvarme.- Alana no llegaba a entender a que se refería, pero tenia claro una cosa. Buscaría al responsable. La luz del Santuario descendió, y Alana se percato de ello, miro a su alrededor y no vio a nadie. Luego recordó que ella podía haber sido, la oscuridad apagaba a la luz.

"Tranquila, solamente he sido yo. Debo de mantener la calma, si me enfado se descontrolara. Y sucederá lo que no quiero que suceda. Debo de evitar que Alisa se deprima, si su felicidad desaparece, el sol se apagara." Pensó Alana mientras la luz regresaba. "Tranquilidad, como dijo Arturo. Mis poderes influyen en mi estado de animo."

-¿Que haces aquí sola?- Preguntó Peter mirándola.
-Necesitaba tranquilidad y silenció. Nadie viene aquí, así que es el mejor lugar.- Respondió Alana. -¿Y tu que haces aquí?- Añadió ella con curiosidad.
-El otro día, varios Narnianos afirmaron que vieron algo entrar aquí.- Explico el rubio.

Antes de que Alana pudiera responder, un tenue ruido llamo su atención. La Narniana se bajo de la mesa y miro al oscuro pasillo que se encontraba a un lado, desde su posición vio algo, algo entre las sombras se movía a una gran velocidad. Alana comenzó a acercarse, sentía curiosidad por algo que desconocía que era, lo cual podía ser peligroso. Ya que no tenia ninguna arma cerca.

La Narniana se introdujo en la oscuridad, miro a su alrededor, ya que percibió como algo giraba entorno a ella. Rápidamente Alana hizo desaparecer la oscuridad, haciendo que la luz entrase y que quedara al descubierto el ser que se hallaba allí. Alana vio una sombra, simplemente una sombra con unos finos brazos y unas uñas largas. La sombra se paro frente a Alana y la sonrió, al abrir la boca, la Narniana pudo ver al otro lado, era como un agujero.

-¿Que eres?- Pregunto Alana mirando a la sombra.
-Soy conocido como Acheron.- Dijo la sombra.
-¿¡Que!? Eso es imposible.- Alego Alana mirándole.
-¿Segura?- Preguntó la sombra.
-Debería de ir a por Alisa.- Dijo Alana intentando marcharse.
-Tranquila, ella ya esta de camino. Os necesito a las dos, he podido observaros y he visto que no tenéis un completo dominio sobre vuestros poderes.- Explico él.
-Vaya, no me había dado cuenta de ello.- Alego sarcásticamente Alana.
-No tener control en tus poderes, puede suponer destrucción. Y se que no quieres eso, aunque tu alma este corrompida, tus poderes pueden tener un control.- Alego Acheron mirándola.
-¿Mi alma puede ser salvada?- Preguntó Alana mirándole.
-Sí, puedes ser salvada. ¿Como? Lo desconozco, puede que si regresas a ser como eras regrese, o simplemente debas de esperar.- Explico Acheron mirándola.
-Sera mejor que vaya a esperar a Alisa.- Alego Alana marchándose.
-Toda oscuridad tiene su luz.- Dijo Acheron mientras la oscuridad regresaba.

Alana se dio la vuelta mientras salia del pasillo, y se quedo pensativa, recordando lo que su madre la dijo.

-¿Que ha pasado ahí adentró?- Preguntó Peter mirándola.
-Nada.- Mintió Alana mientras mantenía su mirada el pasillo.
-¿Segura?- Pregunto insistiendo Peter.
-Sí. Seguramente lo que los Narnianos vieron seria algún otro Narniano.- Alego Alana marchándose.

Peter miro extrañado a Alana, él sabia que ella mentía, pero sabía que no era bueno insistir y menos en ese día, en el cual Evangeline las había advertido. Alana, transformada, recorrió los oscuros bosques. Tenia que buscar a Alisa, y decirla que había visto a Acheron, o a su sombra, y que había esperanza. La Narniana se detuvo cerca de un riachuelo, allí vio humo producido por una fogata, con sigilo Alana se acerco y observo un pequeño campamento. En él destacaban unos estandartes de color naranja y con un tigre en negro.

-Son de Calormen.- Dijo Peter poniéndose a su lado.
-Han llegado muy pronto....- Alego Alana pensativa.
-Querrá casarse con Alisa de inmediato.- Comentó Peter.
-Hay que adelantar el plan.- Dicto Alana marchándose.
-¿Que tramas?- Preguntó Peter con curiosidad.
-Mi padre hizo una ley en la que ningún monarca Narniano debía casarse por intereses políticos.- Explicó Alana mirándole.
-¿Y crees que encontrando ese documento, se detendrán?- Pregunto Peter mirándola.
-Mas les vale hacerlo. Mis padres ayudaron al rey en mas de una ocasión, y yo como cazadora, también.- Alego Alana dirigiéndose al castillo.
-Dudo que lo hagan. Siempre han querido tener Narnia.- Comento Peter.
-Bueno, yo también soy reina, y para que el compromiso tenga validez ambas tendríamos que haber aceptado que se celebrase.- Explicó Alana mirando de reojo al cielo.
-¿Y porque no lo impides directamente?- Preguntó Peter.
-Porque ellos saben que mis padres solo tuvieron dos hijas, las cuales se llevaban bastantes años. Deben de vernos a ambas, juntas.- Explicó Alana acelerando el paso.

Peter miro confundido a Alana, pero sabia que se tramaba algo mas entre manos, la conocía de sobra, como para saber que aquello lo hacia para tener otro propósito que solo cancelar la boda.