CAPITULO 24

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A la mañana siguiente, todo el castillo de la corte de las Hadas se preparaba para otro posible ataque, no querían repetir lo sucedido la noche anterior.

Alana e Isabella estaban en el patio, la Gárgola había empezado a instruir a la Narniana, pero por tantos intentos que Alana pusiera, no conseguía nada, y eso las frustraba a ambas.

-¡Venga! Puedes conseguirlo.- Dijo Isabella animando a Alana.
-¿Conseguir el que? No consigo nada de lo que me pides que haga.- Alego Alana dándose por vencida.
-Es lógico, nunca has usado el fuego a tu antojo, simplemente surge ese dominio cuando estas enfadada. Debes de concentrarte.- Alego la Gárgola.

Alana suspiro y asintió, pero ya estaba cansada, no solo el hecho de entrenar la aburría, sino, el dolor que sentía cuando intentaba usar sus poderes.

-Tenemos problemas.- Dijo Sam apareciendo.
-¿Que sucede?- Pregunto Isabella alarmada.
-Varias Hadas han perdido su alma.- Respondió él.

Las dos Guardianas se levantaron y corrieron donde estaban las Hadas afectadas. Al llegar, vieron que todas estaban atadas, sus ojos se habían vuelto verdes por completo y habían mostrado sus alas.

-¿Que es lo que las pasa?- Preguntó Alana mirándolas.
-La perdida del Alma de un Guardián hace que sientas dolor al usar tu poder elemental, luego prosigue con visiones, después las ganas de usar tu elemento y por último querer suicidarse. Ese en el caso de los Guardianes de la Tierra. Los del Aire, creen que pueden nadar; los de Agua no se sabe; y los de Fuego es diferente, les sale finas venas que se propagan por todo el cuerpo, luego los dolores, las alucinaciones y la muerte. Pero en casi todos, estar cerca de su elemento puede matarlos.- Explico Sam mirándola.
-Por ejemplo, los Guardianes del Agua ahogarse, los del Fuego y Aire asfixiarse por falta de oxigeno, mientras que los de Tierra no les pasaría nada de eso.- Prosiguió Isabella.
-¿Se puede recuperar un Alma perdida?- Preguntó Alana asustada.
-Es difícil, pero sí se podría.- Alego Isabella.

Alana bajo la cabeza y miro sus muñecas, la faltaba el Alma. Y acabaría igual a ellos, o incluso peor, podría hacer daño a todos.

Alana salió de allí corriendo, y se dirigió al exterior, al llegar empezó a tomar grandes bocanadas de aire, estaba asustada.

La Narniana se sentó en el suelo e intento relajarse. Necesitaba encontrar la forma de recuperar su Alma, y seguramente su madre tuviera la respuesta. Alana cogió el diario de su madre y siguió leyendo, sabía que Sigrid debió de enfrentarse a algo así, o por lo menos oírlo.

Alana leyó y paso las hojas del viejo diario, pero no encontró nada, y eso la parecía extraño. Pero ahora, tenia miedo, porqué sabia que Jadis tenia su Alma.

-Hola.- Dijo Lucy junto a Edmund.
-Hola.- Respondió Alana mirándoles.
-¿Sabes cuando iremos a buscar el arco?- Pregunto Edmund mirándola.
-Supongo que cuanto antes.- Respondió ella mirándole.
-¿Estas bien?- Preguntó Lucy mirándola.
-Sí, es solo que estoy preocupada por las Hadas que han perdido su Alma.- Alego Alana mirándoles.
-Bueno, seguramente exista alguna forma de que regresen.- Alego Lucy mirándola.
-¿Pero para que quieren tener esas Almas?- Preguntó Edmund confuso.
-No lo se...- Alego Alana pensativa.
-¿Y que podemos hacer?- Preguntó Edmund mirándola.
-¿Ahora? Buscar los legendarios.- Respondió Alana mirándoles.

Los dos hermanos asintieron e intercambiaron una mirada. Alana se levanto y despidiéndose se dirigió de nuevo al interior del castillo. La Narniana camino por los pasillos mientras iba leyendo el diario de su madre, de repente se paro en seco y leyó con atención aquella hoja.

"En los últimos años, varias Brujas que predicen el futuro, afirman que el mito de las Almas se hará realidad. Si es así, espero que no posea al completo la Alma que se necesita." Leyo Alana.

𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 𝐘 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora