CAPITULO 41

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Al enterarse de lo sucedió Aslan se dirigió de inmediato al castillo elfico, debía de llagar de inmediato, debido a que era, posiblemente, cuestión de horas que muriera. Aslan recorrió a gran velocidad toda Narnia, lo que le supuso la perdida de varias horas.

Al llegar, el león fue recibido por varios Elfos, los cuales le guiaron hasta la enfermería, donde estaban sus nietas, Shiary y Rowena; los reyes de Antaño habían sido obligados a no estar allí, por lo que siempre tenían que evitar estar en la zona, pero al igual que todos, ellos también estaban preocupados por lo que podría suceder. Al ver a su abuelo, Alisa bajo la cabeza, arrepentida por lo que había hecho.

-¿Que sucedió?- Preguntó el león.
-No lo se. No había nadie, la única que puede saberlo es Alana. Lo único que recuerdo fue su grito, ahí me transforme de nuevo.- Explicó ella mientras sus lágrimas resbalaban por sus mejillas.
-¿Cuando ha sucedido?- Preguntó el león.
-Ayer por la mañana.- Respondió Shiary.
-Un día entero. Nadie, con una mordida de un transformante ha vivido tanto sin una cura.- Dijo Aslan pensativo.
-Abuelo, ¿tendra algo que ver Acheron?- Preguntó Alisa preocupada.

Antes de que el Gran León pudiera responder se escucho un grito de dolor, Aslan y Alisa irrumpieron en la habitación y observaron a Alana. Su hermana se acerco a ella rápidamente y poso su mano en la frente.

-Esta ardiendo.- Dijo Alisa quitando la mano.
-Duele...- Decía Alana constantemente.
-¿Que hacemos, abuelo?- Preguntó Alisa.
-Esperar. Si ha conseguido pasar la primera noche, se curara.- Explicó él.
-Fue mi culpa...- Dijo Alisa mirándola.
-No ha sido tu culpa. La primera transformación es involuntaria, debíamos haber sabido que ocurriría. Seguramente atacaste a Alana por una razón.- Alego Aslan.
-Aslan, alguien quiere hablar contigo.- Dijo Shiary mirando al león.

Ambos salieron al exterior, allí había una pequeña elfa de cabellos dorados y ojos azules.

-Soy la responsable de que Alana este así.- Dijo llorando la elfa de siete años.
-¿Porque dices eso, pequeña?- Preguntó el león.
-Yo había ido a jugar al bosque, y cuando llegue vi a una leona albina rondando a Alana, al verla me asuste y grite. La leona se centro en mi, Alana corrió hacia la leona y se abalanzo sobre ella, ambas rodaron mientras la leona albina la arañaba. Yo me escondí y después de ello escuche un grito que heló mi sangre. Los cristales se rompieron y el cielo se oscureció.- Narro la niña con la voz rota. -Siento lo ocurrido.- Añadió ella llorando.
-No fue tu culpa.- La tranquilizo Aslan.

Shiary se llevo a la niña mientras Alisa le miraba preocupada. Era un peligro, no solo para Narnia o los Narnianos, sino, para su propia familia. Unos minutos después ambos salieron y Shiary se reunió con el león, ya que había información que necesitaban.

-Necesitamos saber de las misiones de Alana.- Dijo Shiary al león.
-¿Porque? Las misiones que Alana ha tenido no debéis de saber de ellas.- Alego el león seriamente.
-Ayer, cuando la estaba curando la herida provocada por la mordida y los arañazos, vi que tiene cicatrices por toda la espalda. Cicatrices hechas con un látigo. ¿Que ha sucedido en sus misiones?- Quiso saber Shiary mirándole fijamente.
-Como sabrás, ha tenido muchas misiones, en las cuales ha salido herida. Recuerdo, que después de que hubiera hecho su juramento como Guardiana, hubo una misión en la que unas Brujas, las cuales desconocían quien era, la atraparon y torturaron. Seguramente esas cicatrices provienen de esa misión.- Explico Aslan seriamente.
-¿Como podías mandarla a misiones con trece años?- Pregunto gritando Shiary.
-La guerra no entiende de edades, Shiary. ¿Que crees que hubiera sucedido si Alana no hubiera tenido esta vida? Tal vez lo que ha sucedido hasta ahora no hubiera pasado; tal vez, ahora la vida de todos nosotros hubiera sido exterminada; puede que incluso el poder de Acheron la hubiera corrompido por completo; puede que enseñarla a luchar a tan temprana edad fuera un error, que algunas misiones la han puesto en riesgo de muerte, pero gracias a ello ahora esta luchando contra una mordida.- Alegó Aslan con una voz apacible pero potente.
-En ello tienes razón, ahora responde a mi pregunta. ¿Cuando ha sido la última vez que la has visto sonreír, ser feliz?- Alego Shiary mirándole.
-¿A que te refieres?- Preguntó Alisa mirándola.
-Desde que conozco y entreno a Alana, jamas la he visto sonreír ni tampoco ser feliz. Yo misma, vi a Alana de bebé, tenia una hermosa sonrisa y un brillo, en los ojos, que no se hallaba en ninguna otra mirada. Desde hace diez años lo único que la he visto son falsas sonrisas, muy pocas veces he vuelto a ver ese brilló y esa sonrisa. Entre ellas, cuando vio a Alisa. Enserio Aslan, es mejor que la alejes de Narnia.- Alego Shiary mirando al león.
-Ya lo hice una vez, ¿y sabes lo que sucedió? Volvió a Narnia, ella sola. Por mucho que la aleje no puedo hacerlo, Narnia siempre reclama lo que es suya o quienes deben de estar en ella. Y en su caso al igual que todos aquellos que han regresado a Narnia, a sido porque esta tierra lo ha querido así. Soy su abuelo, y siempre querré lo mejor para mis nietas, para Narnia y para todos. Se que te cuesta entender muchas cosas que he hecho, Shiary, pero se lo que hago.- Respondió Aslan mirándola.

De pronto un elfo irrumpió en la sala, Shiary, Aslan y Alisa le callaron para saber lo que sucedía, ya que solo entrarían de esa forma si hubiera ocurrido algo importante.

-Altezas, la princesa Alana esta delirando.- Dijo el elfo de pelo negro.
-Eso es bueno. Los delirios significa que la fiebre baja.- Alegó Aslan.

Alisa salió de allí y se dirigió a la enfermaría donde estaba su hermana. Durante el camino, Lucy junto a Peter asaltaron a la mayor de las mellizas.

-¿Ya llego Aslan?- Preguntó Lucy mirándola.
-Sí, y nos dijo que Alana no necesita antídoto. Debido a que ha pasado la noche bien, sino hubiera muerto. Ahora solo hay que esperar.- Dijo Alisa mirándola.
-Hemos escuchado a Shiary gritar, ¿que sucede?- Alego Peter mirándola.
-Culpa a Aslan de la forma de ser y de todo lo que le a pasado a Alana. Mi abuelo, mando a Alana, hace años, lejos de Narnia, ella regreso por su cuenta. Ninguno entendéis lo que pasa.- Alego ella con serenidad.
-¿A que te refieres?- Preguntó la mas joven de los reyes de Antaño.
-Creéis que el hecho de que Alana sea así es por lo que a vivido. Puede que haya estado separada de ella por muchos años, pero se que la única cosa que hará que vuelva a ser como antes sera el fin de todo lo que sucede. Lo único que quiere, al igual que todos, es paz.- Respondió Alisa seriamente.
-Pero la paz solo se consigue mediante la guerra.- Alego Peter.
-Entonces así sera.- Respondió ella marchándose.

Ambos hermanos se quedaron estáticos y asombrados por las palabras de la joven princesa. Ya que nunca habían pensado que reaccionase de esa forma.

Alisa entró en la enfermería y se sentó en la cama contigua a la que estaba su hermana, y observo el collar que caía por su cuello. La mayor toco a su hermana, dándola la mano, al tocarla, sintió como sus pulsaciones se bajaban y su respiración se relajaba.

-Te vas a poner bien. Y cuando lo estés, podremos hacer el ritual del que me hablaste.- Dijo Alisa con una sonrisa.

Alana no respondió, únicamente apretó con fuerza la mano de su hermana. Al ver la reacción de su hermana, Alisa sonrió y cerro los ojos mientras se detenía a pensar en los últimos sucesos que la habían pasado en la última semana. Antes no tenia a nada ni a nadie, ahora tenia una hermana, un abuelo, un pueblo. Ahora tenia una familia.

𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 𝐘 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora