CAPITULO 52

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Caída ya por completo la noche Alana regreso al castillo. Sabía lo que había hecho, no se arrepentía de ello. Pero ahora puede que todo fuera diferente, tal vez no se había vuelto mala por el collar que llevaba alrededor del cuello, o tal vez porqué el hechizo era perteneciente al libro que la eligió. Alana ya no sabía cual de las opciones era la acertada, si debía de mantenerse feliz por que hubiera salido como ella quería o asustada por el peligro que ya, de por sí, era. La Narniana se desvío de su camino y llego hasta la torre, en la cual, había unas magnificas vistas. Al llagar vio a Peter allí, el hijo de Adán observaba el exterior.

-Vaya, al fin apareces.- Alego él.
-¿Como esta mi hermana?- Preguntó ella mirándole.
-Viva. Eso era lo que pretendías con el hechizo.- Respondió él enfadado.
-Salió bien.- Suspiró feliz Alana.
-¿En que pensabas cuando le hiciste?- Preguntó él mirándola.
-En proteger a mi familia. Puede que tu hayas estado con tus padres y hermanos. Yo no he tenido esa suerte. Pero si alguien de mi familia intenta ser herido por cualquiera, creeme que matare a quien lo haga. Y salvaré a quien deba de ser salvado.- Explicó ella jugando con su collar.
-Puede que intentes proteger a tu hermana. Pero habrá un momento en el que no puedas. En la que sus actos serán por su decisión. Algunos buenos, otros malos, puede que en ese acto os enfadéis...- Empezó a decir Peter.
-Si lo que insinuas es que mi hermana puede o hará lo mismo que hizo tu hermano. Te equivocas en la forma en la que yo actuaría.- Alegó ella molesta.
-¿Acaso no te enfadarías? ¿No te culparías? ¿No querrías una explicación a sus actos?- Preguntó él poniéndose de píes.
-Ella es libre de tomar sus decisiones. Puede que me enfade, pero si esa decisión no concierne a Narnia, no seré yo quien discuta con ella. Me han traicionado muchas veces, y se cuando no hay que enfadarse por sus decisiones. Son suyas y ellos serán los responsables de ellas.- Respondió ella colocando su Sai.

Sin decir nada mas la Narniana se fue cabizbaja, mientras comenzaba a pensar si aquella extraña sensación, en la que se había sentido observaba, se debía a Rowena o a otra causa. La Narniana regreso al exterior y comenzó a rondar los alrededores del castillo, observando si había algo que pudiera indicarla el indicio de que allí había habido magia negra.

-Jamás debiste de regresar.- Dijo Jadis apareciendo.
-Tu tampoco. Pero las cosas no salen como deseamos.- Se burlo ella.
-No oses hablarme así.- Advirtió ella.
-¿O que? Te recuerdo que si destruyo Narnia, Allende regresara.- Amenazó la morena.
-¿Destruirias al reino por el que toda tu familia ha dado su vida?- Preguntó ella con una maligna sonrisa.
-Si con ello te destruyo a ti. Sí, lo haría.- Respondió ella.

Antes de que ambas pudieran decir nada. Alisa apareció, junto a Aslan, y en el lado opuesto un grupo de Brujas. La ex Bruja Blanca sonrió y creo una cegadora luz. Rápidamente Alana empezó a absorberla.

-¿Como has hecho eso?- Preguntó asustada Jadis.
-¿Pretendes atacarme con algo que me has robado? Algo que es mio por nacimiento.- Rió ella mientras ambas hermanas se daban la mano.

Al darse la mano, de ella surgió un pequeño destello azulado. Los ojos de ambas cambiaron y sus marcas brillaron. Las Brujas fueron a atacarlas, pero rápidamente unas enredaderas las envolvieron. Jadis las esquivaba y destruía, mientras las otras encerraban al resto de Brujas. Segundos después, las Brujas que habían sido encerradas gritaron de dolor y seguido fueron envueltas por unas llamas azules.

-No escapes. Ese será tu fin.- Dijeron ambas acercándose.

Jadis desapareció y ambas hermanas reaccionaron, ninguna sabía que había sucedido. Únicamente, sentían como algo que las había invadido desaparecía y las dejaba, de nuevo, el control de su cuerpo.

-¿Que sucedió?- Preguntó Alana reaccionando.
-¿Sentiste eso?- Preguntó Alisa mirándola.
-¿Conseguiste verlo?- Preguntó la otra.

Ambas se miraron y no dijeron nada, con aquella mirada habían respondió a ambas preguntas y ahora.

-¿Que ha sucedido?- Preguntó Aslan preocupado.

Ambas hermanas se miraron y después miraron al león.

-Jadis se esta haciendo mas poderosa, esta extrayendo su poder de algún sitio.- Explicó Alisa mirándole.
-¿Y que visteis?- Pregunto Aslan.
-Vimos a Acheron.- Respondió Alana.
-¿Una visión?- Pregunto el león.
-No, le vimos en persona. Frente a nosotras. Y nos ha dicho cosas que han hecho que todo cambie.- Añadió Alisa asustada.
-Jadis y Acheron son enemigos desde mucho antes que llegara a Narnia. Jadis, afirma ser una Bruja Blanca, pero en realidad absorbe poderes y cuerpos. Les usa, y cuando no puede usarles mas busca a otro huésped, por eso nos creímos que era una Gran Bruja Blanca. Ella, ahora esta usando el cuerpo de Evangeline como ente y todo su poder, pero además, posee algo que la hace mas poderosa.- Explico Alana con la mirada perdida.
-¿Entonces de que nos sirve buscar a Arturo?- Preguntó el león mirándolas.
-Arturo fue discípulo de Acheron, lo que le convierte en la única fuente de información de él.- Explico Alisa.
-Sera mejor que regreséis al castillo. En unas horas zarparéis.- Alego Aslan.

Las dos hermanas comenzaron a caminar sin decir ni una sola palabra respecto lo que había sucedido aquel día. Ninguna quería hablar de lo sucedido, ninguna sabía como reaccionar.

-¿Entonces Arturo cuantos años tiene?- Preguntó Alisa rompiendo el hielo.
-Muchos. Mas que Narnia.- Respondió Alana jugando con su arma.
-Hay algo extraño tras todo esto...- Empezó a decir Alisa.
-¿Mas? Creo que extraño no es, precisamente la palabra mas correcta.- Dijo Alana cuando sus ojos se volvían grises.

Alisa se detuvo y observo a su hermana, esta no se movía, apenas respiraba.

-"Hace miles de años las estrellas surgieron. Todas brillantes y poderosas, pero fue una de ellas la que destaco. Su brillo y su pureza eran tan grandes que consiguió darla forma. Era bella de pies a cabeza, melena rubia como su brillo y ojos tan azules como brillantes. Pero al pisar la tierra su alma se corrompió, la oscuridad la invadió y lo único que su corazón deseo fue la muerte, la conquista y la destrucción. Desde entonces ella a adoptado diferentes formas, ha despertado diferentes poderes y ha destruido diferentes mundos. Salvo Narnia, el único en el que sus compañeras, el resto de estrellas, han protegido. Ahora, Jadis, busca insaciablemente un ser con un corazón tan puro que pueda destruir el poder de las que una vez fueron sus hermanas. Acheron, la detuvo una vez, pero tan débil le dejo aquella batalla, que únicamente pudo ocular esa pureza en el único lugar donde nadie buscaría."- Dijo Alana mientras sus ojos regresaban a la normalidad. -¿Porque me miráis así?- Añadió ella asustada, Aslan había vuelto.
-Por lo que acabas de decir.- Dijo Aslan.
-Yo no he dicho nada.- Alego ella.
-Espera.- Comentó Alisa dándola la mano.

Alana vio lo que su hermana quería que viera, que era lo que ella misma acababa de decir.

-Abuelo, ¿me dejarías consultar los diarios de la abuela?- Dijo Alana mirándole.
-Claro, ¿pero que buscas?- Dijo el león.
-Todas las estrellas que han llegado a Narnia, han muerto, todas por una única cosa, su esencia. Ninguna tuvo una descendencia, ninguna salvo la abuela. Puede que en alguno de sus diarios nos diga lo que realmente hizo Acheron con esa esencia.- Alego ella.
-En ellos no hay nada. Ya les mire.- Respondió el león.
-Las estrellas son capaces de poner mensajes ocultos para otras estrellas, puede que tu no les has visto, porque no tienes esa capacidad. Pero Alisa y yo si podemos. Seria la mejor forma de ocultar información, una muy valiosa.- Explicó Alana mirándola.

Aslan asintió dando permiso y ambas hermanas se dirigieron de inmediato al castillo, donde se dirigieron al lugar donde estaban ocultos dichos diarios.

𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 𝐘 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora