CAPITULO 53

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Había pasado una semana desde que se habían embarcado en el legendario y antiguo Viajero del Alba, todos los días alguien afirmaba ver tierra, pero siempre era producto de algún espejismo. Las gemelas se habían pasado toda la semana revisando de izquierda a derecha y de arriba a abajo los diarios de su abuela, pero en ninguno de ellos hablaba de lo que realmente necesitaban saber para encontrar aquel ser tan puro.

-No hay nada.- Comentó Alana cerrando el último diario y dejándole sobre la mesa.

Alisa se fijó en el dibujo de todos, y vio que era como la punta de una estrella.

-Mira.- Dijo Alisa señalando los libros.
-¿Que he de mirar?- Preguntó su hermana con una expresión de pocos amigos.
-Los diarios hacen la forma de una estrella. Bueno, en realidad dos. Si conseguimos darla la forma correcta tal vez pueda darnos alguna pista.- Comentó ella con una sonrisa.
-Tal vez por años.- Aconsejo Alana.

Ambas comenzaron a colocarles, hasta que terminaron. Los diez diarios formaron dos estrellas de cinco puntas cada una. Las dos hermanas se miraron, pero no sucedió nada. Los dos libros permanecieron iguales, sin que sucediera nada.

-Nada.- Dijo defraudada Alisa.
-Un perdida de tiempo.- Respondió su hermana dándose la vuelta, dispuesta a irse. Los libros comenzaron a brillar lentamente y a elevarse.
-Alana, mira.- Dijo Alisa señalando los diarios.

Antes de que pudiera reaccionar, una fuerza mayor empujo a Alana. Todos miraron como una especie de borrasca la empujaba, todos se quedaron espectantes, hasta que Alana detuvo la fuerza y miro a Alisa. Unos metros mas y habría caído al agua. La menor de las hermanas, fulminó, a los diarios y a Alisa, con su mirada.
Alana regreso al interior del despacho, y respiró intentando calmarse.

-Si querías que me metiera en el agua, haber sido mas clara.- Alego ella molesta.
-Han sido los diarios. Reaccionaron al alejarte.- Explico su hermana.
-Tal vez este relacionado con que su cicatriz es una luna.- Alego Lucy desde la puerta. Alana no dijo nada y se acerco a los diarios, estos comenzaron a brillar de tal manera que cegaron a todos.
-Sera mejor que estés a una distancia media.- Alegó Susan de nuevo.
-Genial. Buena suerte con la búsqueda.- Respondió Alana molesta.
-¿Porque reaccionarán?- Pregunto Lucy con curiosidad.
-Su esencia....- Empezó a decir pensativa Alisa.
-¿Que de mi esencia?- Preguntó confundida la Narniana.
-Jadis robo tu esencia, tal vez consiguieras arrebatarla parte de la de ella.- Explico su hermana mayor.
-Es imposible. Para extraer la esencia, de una estrella directa, hay que hacer tres pasos. El primero hacerla dos cortes en las muñecas; segundo paso quitarla la piedra con la que llego; y tercera, matarla.- Explicó Alana seriamente.
-Entonces, ¿porque reaccionan así los diarios?- Alego Alisa seriamente.

Alana no respondió, solamente, recordó cuando su abuela todavía estaba viva.

*RECUERDO DE ALANA*

Estrella, la mujer de Aslan, miraba como su nieta pequeña observaba los diez diarios que estaban ante ella. La pequeña les miraba con una gran curiosidad, mientras su abuela creaba una pequeña luz.

-Cuando llegue el momento, solo tú, mi pequeña, podrás romper el hechizo. Pero sólo durante la noche.- Dijo Estrella mirándola.
-¿A que te refieres?- Preguntó la niña desconcertada.
-Algun día lo entenderás.- Rió su abuela.

*FIN DEL RECUERDO*

-¿Cuanto falta para que anochezca?- Preguntó ella impaciente.
-Unos minutos.- Respondió Susan.
-Hay que despejar la cubierta del barco, y sacar los diez diarios.- Dicto Alana.
-Vale. Les levitare. Vosotras despejar la cubierta.- Alego Alisa.

Las dos hermanas salieron corriendo, mientras las gemelas comenzaban a caminar, intentando permanecer a una distancia media, para que así el hechizo no les cegara o que Alana no fuera arrastra a las profundidades del océano.

La cubierta estaba desierta, y el cielo había pasado de ser anaranjado a oscuro. Todos los que antes estaban en la cubierta se habían ido, salvo los reyes d Antaño, los cuales estaban en el timón observando, desde aquella altura, lo que ambas hermanas iban ha hacer. Tras dejar los diez libros en el medio de ella, Alana alzo su cabeza y miro a la luna. Cerro los ojos e inspiro profundamente.

-Ahora alejate.- Pidió a Alisa.
-¿Segura?- Preguntó la mayor alarmada.
-Sí.- Se limito a responder la menor. Alisa se alejo y asintió, indicándola a su hermana que comenzara.

Alana comenzó a dar vueltas mientras empezaba a decir, en susurros, un hechizo que ni ella misma sabia que conocía. Los diez libros comenzaron a brillar, saliendo de ellos una resplandeciente luz, segundos después Alana, miró a la luna, y con ayuda de su Sai se hizo un corte en la mano, las gotas cayeron en cada diario, provocando un extraño ruido. Alisa se acerco a ella, atraída, Alana la tendió el mismo Sai e hizo lo mismo que su hermana hizo. Esta vez de los diez diarios salio una resplandeciente luz blanca, y segundos después la forma de Estrella.

-Usar su información sabiamente. Solo vosotras, podréis leerla.- Sonrió ella con dulzura. -Me alegro que estéis juntas de nuevo.- Añadió ella con una espléndida sonrisa.

Ambas hermanas sonrieron y segundos después la luz desapareció, llevándose con ella a su abuela. Las dos hermana regresaron a la normalidad y corrieron hacia los diarios, esta vez, cuando Alana se acerco no ocurrió nada.

-¿Lista para leerles?- Preguntó Alisa mirándola.
-Esperemos que sean de ayuda.- Respondió ella mientras la herida empezaba a cicatrizar.
-¿Quien era esa mujer?- Preguntó Edmund con curiosidad.
-Ella era nuestra abuela.- Respondió Alana seriamente. -Su recuerdo fue encerrado, por ella misma, en los diarios. Estos brillaban, porque fui la única testigo de ese hechizo.- Explicó con calma.
-¿Y ahora que? ¿Os dirán quien tiene la pureza que Jadis busca?- Preguntó Caspian mirándolas.
-Esperemos que sí.- Respondió Alisa mientras Alana abría un diario.
-Problemas.- Se limito a decir Alana mirando el diario, el único que jamas, su abuela, consiguió terminar.
-¿Que sucede?- Preguntó Susan preocupada.
-El poder de aquella estrella, la cual Jadis necesitaba, fue dividido en cinco trozos. Cuatro de ellos llegaron a Narnia, y la liberaron, el quinto fue escondido, años posteriores un sabio profesor, uno de los pupilos de Arturo, se lo entrego a alguien digno de ese poder. El pupilo se llamaba Cornelius.- Leyó Alana mientras le miraba.
-¿Que quiere decir eso?- Preguntó Alisa mirándola.
-Ellos son los recipientes de la pureza. Por ello Aslan os trajo. Se encerró en vosotros cuatro, porque jamas buscaría en vosotros. Y tú, Caspian, la posees porque Cornelius te lo dio.- Explicó Alana comenzado a agobiarse.
-Entonces, si Jadis descubre que somos nosotros, nos convertiremos, de nuevo, en sus objetivos.- Alego Peter mirando a sus hermanos.
-No del todo.- Aclaro Alisa mirándoles.
-¿Como que no del todo? ¿Que la detendría?- Preguntó Edmund mirándolas.
-Los cinco estáis bajo la protección de Aslan. Y ese poder sólo se llegaría a extraer si vosotros lo deseáis.- Explico Alana.
-¿Entonces quien sería el objetivo de Jadis?- Preguntó Lucy con cierta curiosidad.
-Nosotras. Somos las únicas descendientes, directas, de una estrella que no cedió su poder. Por lo tanto, con nosotras si podría hacer el ritual.- Explicó Alisa mientras Alana miraba a la lejanía.
-Hay que estar en alerta. Es muy inusual que una estrella adquiera una forma física. Cuando sucede, el cielo adquiere otro color, uno mas claro, y después las estrellas cambian su color a naranja.- Explico Alana mientras mantenía la mirada fija en el horizonte.
-Pero nosotros no tenemos la capacidad de verlo.- Alego Caspian mirándola.
-Lo sentiréis.- Respondió Alisa.
-¿Y que sentiremos?- Preguntó Susan con curiosidad.
-Nadie lo sabe. Solamente, que si llegara a suceder, sentiréis algo, pero sabréis a que se debe esa sensación.- Explicó Alana.

Ninguno de los reyes de Antaño dijo nada, y ambas hermanas se dirigieron al camarote, el cual compartían con Susan y Lucy. Allí dejaron los diarios, y cada una se tumbo en su respectiva cama y rápidamente, ambas, fueron invadidas por el sueño. Pero Alana sabia que se despertaría en mitad de la noche, como desde niña había hecho todas y cada una de las noches, sin excepción.

𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 𝐘 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora