CAPÍTULO 69

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Alana despertó, se sentía aturdida y mareada. Con cierta dificultad se levantó, la oscuridad había invadido todo. La Narniana camino por el pasillo, hasta llegar al exterior, apenas recordaba algo de lo que había sucedido. Lo único que recordaba era la oscuridad surgir. Aquella mujer, era peculiar. Era extraña, pero sentía que era poderosa, que podría ayudarla. ¿Pero como? ¿Quien era y porque se ponía en contacto con ella?

Alana camino guiada por su olfato, ya que necesitaba con urgencia hablar con su hermana. Cuando la encontró, vio algo que jamas se había esperado, su hermana y Peter se estaban besando.

-Alana...- Dijo Peter al verla.
-No me habléis.- Alegó Alana transformándose en un león y adentrándose en la oscuridad.

Peter salió tras de ella, pero era demasiado lento. Alana corrió todo lo que pudo y cuando encontró una salida salió fuera del castillo, allí se transformó en humana, se arranco el collar y le tiro al suelo.

"Traición. Me han engañado han jugado conmigo y yo lo he permitido. Se van a enterar de quien soy. Verán que a mi nadie me hace daño, porque entonces lo pagaran." Rió Alana adentrándose en la oscuridad.

-Alana, espera.- Dijo Peter detrás de ella.
-Se lo que vi. No pretendas engañarme. Has jugado a los dos bandos, ahora solo hay uno. Di a Alisa que hoy, la oscuridad no descenderá.- Rió Alana marchándose.
-¿Que pretendes decir? ¿Te vas a aliar con Jadis? ¿Vas a traicionar, a tu propio pueblo?- Preguntó él mirándola.
-No soy idiota. Únicamente, la ha salido un enemigo más. Suerte si queréis ganar.- Rió ella mientras sus ojos se volvían amarillos.
-Vaya, veo que tienes corazón. No parecía interesarte lo que yo sintiera.- Alego Peter molesto.
-¿Realmente quieres saber la verdad? Llevaba dos años soñando con un chico, uno que me decía que me quería. Me alegre al saber de quien era, volvía a ser feliz. Jamas mostré mis sentimientos por miedo, nunca he tenido amigos y apenas familia, apenas se lo que era el amor. Pero veo que tu no sentías lo mismo. Siento haber sido un incordio.- Dijo Alana mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
-Yo...., no quise besarla.- Alego el rubio.
-No, pero la correspondiste. No te engañes Peter, la quieres a ella, de mi solo te encaprichaste unos meses, sabíamos que no iba funcionar. Suerte para derrotar a Jadis.- Rió Alana con una triste mirada.
-Eso es mentira. Desde que supe la verdad, no había momento en el que pudiera decirte que recordaba. Lo que dije en mi mundo era cierto, te quería, te quiero y te querré. No importa lo que haya pasado ahora.- Alego Peter acercándose a ella.
-Lo siento, pero yo no puedo olvidar eso. Si de verdad me querrías, como yo te quiero no lo hubieras hecho.- Respondió Alana transformándose en una leona. -Esperó que cumpláis con la misión de proteger a Narnia.- Añadió ella mirándole.
-¿No vas a ayudar a tu pueblo?- Pregunto Peter confundido.
-Le ayudare. Siempre ayudare a Narnia, pero de otra forma.- Explicó Alana marchándose.

La Narniana se adentro en la oscuridad, mientras corría miraba de reojo a la luz de la luna. Estaba enfadada, quería gritar y hacer daño. Pero si seguía por ese camino todo empeoraría. Ahora, seria mejor tranquilizarse, si se seguía enfureciendo acabaría mal para todos.

Tras una larga carrera, Alana llego hasta una cueva, allí entro guiada por algo, hasta que se encontró en una especie de vestíbulo, del que salían varios pasillos. De uno de ellos salio una mujer, esta era menor que la Narniana, pelirroja y de ojos azules, ella llevaba un vestido ajustado de color rojo.

-¿Quien eres?- Preguntó Alana asustada.
-Soy Alisa, bueno parte de ella. La dueña del cuerpo hizo un cambio, Alana debes de creerme, ella os esta engañando.- Pidió la mujer con temor.
-Te creo. Pero, ¿como paso?- Preguntó Alana alarmada.
-No lo se, me cambió el cuerpo.- Alego Alisa insegura.
-Vendrá. Si quiere seguir con la farsa vendrá. Hay que preparar todo para hacer el cambio de cuerpo y que ella diga la verdad. Se de los dos hechizos, pero el del cambio de cuerpo es muy difícil y requiere de mucha energía.- Aclaro Alana mirándola.
-Haré lo que sea.- Dicto Alisa con seguridad.
-No, tu no puedes hacer nada. Esperemos que con mi fuerza baste, porque sino, estaremos en serios problemas.- Alego Alana impaciente.

𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 𝐘 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora