CAPITULO 73

315 18 3
                                    

La noche ya había caído, el silencio reinaba en toda Narnia, mientras que Alana daba vueltas en el despacho de su padre. Necesitaba saber que había sido de las piedras, aquello no la dejaba dormir, sabia que alguien había originado todo, ¿pero quien?

La Narniana se adentro en el pasadizo secreto, camino a través de él con una antorcha de la mano, al llegar a la bifurcación, Alana decidió tomar la que no daba a aquella sala donde se hallaban sus dibujos de cuando era pequeña, al tomar el otro camino, observó que nadie había ido por él en años, estaba abandonado y con telarañas en gran parte del techo. Tras un rato caminando por el pasillo, llego a una salida, veía la luz de la noche, al llegar allí vio una especie de teatro griego, pero estaba derruido, a su espalda estaba el mar y la luna. ¿En que parte de Narnia se encontraba?

-¡Al fin apareces, Narniana!- Exclamo Jadis riéndose.

Alana se dio la vuelta y la miro, al verla sintió como su corazón se contraía y como su sangre se helaba al escuchar su voz.

-¿Que haces aquí?- Preguntó Alana con miedo en su voz.
-Acabar con lo que debí finalizar hace años.- Alego ella acercándose.
-Se que te duele la pérdida de tu hija, pero la venganza no la traerá, hazme caso, no puedes volver al pasado.- Dijo Alana mirándola.
-¡Ni se te ocurra nombrarla!- Grito ella.
-Te duele, lo se. Pero esto no va a llevarnos a ningún lado. Se que te enfrentaste a Acheron, que eres una estrella y que tu hija murió de pena. Pero puedes volver a ser feliz, yo te estoy ofreciendo una oportunidad, nadie nunca nos la ha dado. Ni a ti, ni a mi, ni a las Brujas. Haz la diferencia.- Pidió Alana tendiendo su mano.
-No pienso aceptar tu estúpida propuesta. Acheron no me ayudo cuando perdí mi poder, así que opte por robarlo, no pude pues él creo una profecía. Mi hija murió por culpa de tu padre, mi dulce Esmeralda, así que opte por quitarle lo que mas amaba a su familia y a su reino.- Rió Jadis.
-¿Tu hija se llamaba Esmeralda?- Preguntó Alana confundida.
-Sí, es lógico que no reconozcas su nombre. Nadie se acuerda de ella por culpa de tu padre. Pero ahora podre obtener lo que ansió.- Alego ella con maldad.
-Mi padre nos llamó a Alisa y a mi Esmeralda, es nuestro segundo nombre. Le pregunte un día porque, y me dijo que era porque así se llamaba su mejor amiga y el primer amor de su vida. No se caso con ella por ti, era hija de Jadis, aquella que mato a sus padres, el amor llega hasta unos límites.- Aclaro Alana con una sonrisa.
-¡Mientes!- Grito Jadis atacándola.

Alana grito de dolor al sentir aquel brillo, Jadis tenia las piedras desaparecidas.

-Alisa...., ayudame....., te necesito.- Dijo Alana telepaticamente.
-¿Que necesitas?- Respondió Alisa alarmada.
-Traeles. Jadis debe de morir ya. Llegarás a mi a través de nuestro vínculo. Date prisa.- Explicó Alana cansada.

La Narniana se puso de pies, y miro con odio a Jadis. Había sido piadosa, ahora no.

-¿Que sucede, alteza, no puede luchar?- Preguntó Jadis con tono de burla.

Alana no dijo nada, miro a la luna y alzo los brazos, del cielo salió un rayo plateado que ataco a Jadis.

-¿Creías que no atacaría con magia?- Preguntó riéndose la Narniana.
-Supuse que lo harías. Pero no puedes ganarme, no tienes poder suficiente.- Alego Jadis.
-Ella sola no, pero juntas sí.- Alego Alisa poniéndose al lado de su hermana.

Ambas hermanas se dieron las manos. Al hacerlo hubo un tembló, lo que provoco que Jadis se cayera.

-Por las fuerzas de la Luna.- Comenzó a decir Alana.
-Y por las del Sol.- Prosiguió su hermana.
-Se unen en nuestra cruzada para acabar con la oscuridad, con el caos, la muerte y el mal.- Prosiguieron al unísono.
-No me hagáis reír.- Alego Jadis.
-¡Ahora!- Grito Morgana.

Los reyes de Antaño, siguiendo la instrucción de Morgana, mostraron el poder de estrella que se hallaba en su interior, Jadis reía ya que aquello era inútil, hasta que Morgana se acerco al acantilado. La joven se miro las manos y creo aquella pequeña luz que su madre la enseño, un segundo después se precipitó al vacío. Tras saltar, Alana se soltó de su hermana y vio como Jadis caía muerta. Sin darse cuenta, Alana se acerco al acantilado y observo como Morgana moría. Sin pensarlo, salto al vacío. No sabia por que, simplemente algo la incito a saltar.

"Cuando mi piel tocó el agua sentí frío y como me hundía, siendo arrastrada por la oscuridad hasta el fondo. No miento cuando digo que sentía miedo, temía a una inminente muerte. No entiendo a que se debía mi miedo, ya había muerto, ¿porque temer a algo que ya había vivido? Tal vez se debía a morir sola, triste, sin cumplir mis sueños. ¿Mis sueños? Yo no tenía, tal vez, en una lejana época les tuve, pero ahora no.

Miro a tras, a la vida que tuve y he de decir que me avergüenzo de todo. Mate sin piedad, ni compasión. Me alíe con el enemigo y no conseguí lo que ha sucedido, que Jadis regresara. Intente ayudarla, comprenderla, pero no puedo, pues su tristeza es diferente a la mía. Ella solo quería vengar a su hija, igual que yo con mis padres y después con Evangeline. ¿En que me diferencio de ella? Ella mato Narnianos, yo a Brujas, ella conquisto a un pueblo, yo hice que temiera otro. ¿De que nos diferenciamos de nuestros enemigos si no les ayudamos, si en vez de ayudarles seguimos su juego? Las cosas podían cambiar pero ahora... Ahora ya no puedo, mi momento se fue." Pensaba Alana con tristeza.

Lentamente el agudo dolor que había surgido en su pecho por la falta de aire empezó a desaparecer, y lentamente sus ojos se fueron cerrando permitiendo que entrara por completo en la oscuridad.

Alisa había saltado al agua para sacar a su hermana, con ayuda de la magia la encontró y la llevo hasta la playa. Allí observo como su corazón había dejado de latir, no la sentía, pero si a su magia, estaba en el anillo, toda ella estaba en el anillo.

-Alana despierta.- Dijo Alisa llorando.

Pero Alana no respondió, simplemente observo como su hermana menor se hallaba ante ella, muerta, sin vida. A causa de que saltara al agua por algo que desconocía. Habían matado a Jadis, ¿porque ella también se iba?

-¡Alana, despierta por favor!- Grito Alisa enfurecida.

Estaba enfadada, su hermana la había abandonado. La había dejado, ¿porque? ¿Aquella promesa que se hicieron era vacía? Siempre estarían juntas y por siempre se ayudarían. Ambas necesitaban coexistir, pues sin la otra no eran un ser al completo, nadie entendía aquello, porque son un solo ser, pero ellas..., se necesitaban como el aire. Y eso a Alisa la enfurecía, pues sin su hermana menor ya no serian la gemelas, ni las reinas ni el ser que debió de ser uno y mucho menos serian ellas. Única y simplemente seria ella, Alisa. Una.

𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 𝐘 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora