CAPITULO 54

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Alana miraba el techo del barco, el mar estaba en calma y no había ni un solo ruido. La Narniana se levantó y sin hacer ni un ruido salió. La luna brillaba en lo alto, mientras comenzaba a mostrar su lado menguante, en cambio las estrellas permitían ver todos los dibujos que podían crear.

Alana se acerco a la cabeza del dragón, y una vez allí se sentó, observando la gran masa de agua que había a su alrededor. Estar en el mar, la hacia sentirse incómoda, debido a que no sabia nadar, y eso podría ser un lastre.

-Me sorprende que estés aquí arriba subida.- Alego Peter. Alana no respondió, solamente mantuvo la mirada al frente. Intentando ver algo que se hallaba en el horizonte.
-Tienes suerte de que tu hermano, cuando os traiciono, no supiera el don que tenía.- Comentó Alana.
-Se que, de saberlo, se lo hubiera dado.- Alego Peter. Alana no dijo ni una palabra, y mantuvo la mirada en el horizonte, sabía, que algo allí, a tan solo unos metros, era peligroso.
-Por suerte Evangeline renunció a su condición de estrella.- Respiro Alana con tranquilidad.
-¿Se puede renunciar?- Preguntó Peter con curiosidad.
-Sí, en el caso de ella tenia que decidir si ser bruja o poseer su poder de estrella. Mi hermana, opto por poseer lo segundo. Alisa y yo no podemos renunciar a ello, por el hecho de que en realidad debíamos de haber sido un único ser.- Aclaró Alana mientras daba vueltas a su anillo.
-¿Y nosotros? ¿Podríamos renunciar a ese poder?- Preguntó Peter con curiosidad.
-Creo que no. En el caso de Caspian sí, porque se le dieron. En el vuestro, os eligió. Acheron decidió quien debía de poseerlo. En el caso de Caspian, Cornelius se lo dio directamente, en el vuestro, Acheron dijo que poseerían los elegidos por la profecía. Él, jamas supo quienes seríais, ni de donde vendriais.- Aclaro Alana.
-Tu estuviste en nuestro mundo. ¿Cierto?- Se atrevió a decir Peter.

Al oírle decir eso, la respiración de la Narniana cambio, pero solamente podría ser apreciada por aquellos que tuvieran un oído tan desarrollado como el de ella.

-Sí, estuve en vuestro mundo, creo.- Mintió en parte ella. -Allí fue donde sufrí los maltratos.- Añadió ella bajando la cabeza.
-¿Y no podías decírselo a nadie?- Preguntó Peter molesto.
-No podía. ¿Quien me hubiera creído? Estaba lejos de casa, y aquel mundo era un caos. Por no decir que estaban, en su mayoría, dementes. Además, trataban inferior a las mujeres. ¿Quien hubiera creído en Narnia? Si ese era tu mundo, es muy diferente a Narnia y a todos los lugares que he visto. Puede que este avanzado tecnológicamente, pero no socialmente.- Alego ella.

Al oírla decir aquello, Peter supo que ella recordaba todo, porque una vez le dijo lo mismo, pero sin nombrar a Narnia, o tal vez si lo hizo, él ya no se acordaba.

-A veces se hacen cosas sin pensar. Pero seguro que en mi mundo, donde estuvieras, debías de tener a algún amigo. A alguien a quien pudieras decírselo.- Alego Peter, intentándola sonsacar información para saber lo que recordaba.
-Antes de irme me ocupe del problema. No necesitó de nadie para vengarme. Y se que la venganza es un plato que se sirve frío.- Respondió ella con maldad.
-Das miedo.- Rió él.

Alana se encogió de hombros y se bajó de la cabeza del dragón. Antes de que pudiera decir algo, una estrella se precipitó al vacío cayendo sobre el barco haciendo que se moviera bruscamente. La Narniana cayó al mar, mientras que Peter consiguió agarrarse con dificultad. Alisa, junto a Susan y Lucy salieron corriendo, vieron a Peter intentando no caer, las tres corrieron a ayudarle. Ignorando a la estrella caída.

-¿Donde esta Alana?- Preguntó Alisa asustada.
-Creo que se cayo al agua.- Dijo Peter mirándola.
-Hay que sacarla de inmediato.- Respondió Lucy.
-Debe de morir para siempre.- Dijo la estrella.
-¿Porque?- Preguntó Alisa mirándola.
-La maldad la esta corrompiendo. Debe de morir.- Respondió la estrella.
-El colgante estaba deteniendo que aumentara.- Alego Susan mirándola.
-Por mucha magia que Aslan intente usar para bloquearla, nunca podrá. Su corazón esta corrompido por completo.- Explico la estrella.
-¿Porque deberíamos de creerte? Podrías ser igual que Jadis.- Dijo Lucy mirándola.
-Tenéis valor para llamarla así, nadie, de mi mundo, la ha llamado así en siglos, salvo una estrella. Una que consiguió ser feliz, aquí en Narnia.- Aclaro ella.
-¿Su nombre era Estrella?- Preguntó Alisa inquieta.
-Sí, así decía llamarse aquí. ¿La conocéis?- Alego la estrella contenta.
-Es su abuela.- Alego Peter señalando a Alisa.
-¡Por las estrellas! ¿Alana es también su nieta?- Alego ella asustada.
-Claro. Es lo que pretendo decirte.- Alego Alisa.

Antes de que alguno pudiera lanzarse al agua, de ella surgió una serpiente marina, sobre ella estaba el cuerpo de Alana. El animal se metió en el barco, Alisa corrió hacia su hermana, la menor estaba inconsciente, su pulso era débil y apenas respiraba. Peter, junto a sus hermanas, miraron horrorizados al animal, el cuál había sido protagonistas de muchos mitos y leyendas, las cuales ninguno, nunca se llego a creer.

-Creia que eran mitos.- Murmuro Susan.
-Somos reales.- Respondió la serpiente.
-¿Hablas?- Pregunto Lucy asombrada.
-Sí, todos hablamos.- Aclaro el animal.
-¿Porque salvaste a mi hermana?- Pregunto Alisa.
-Ella nos salvo. Realmente deberíais de saber lo que ha hecho. Os sorprendería.- Alego el animal.
-¿Salvaros de que?- Preguntó Peter.
-De la maldición que nos impusieron hace milenios. Hace cientos de miles de años, una bruja nos maldijo, privándonos de nuestra otra apariencia. Todas las serpientes marinas, tenemos la capacidad de transformarnos en seres similares a los hijos de Adán. La Bruja nos privó de esa característica, y nos privó de regresar a las costas Narnianas, convirtiéndonos en mitos, leyendas y monstruos de cuentos inexistentes.- Explico la serpiente adoptando su forma humana.

La serpiente se transformó en un chico, aproximadamente de diecinueve años, moreno claro y ojos marrones.

-¿Como os salvó de la maldición?- Preguntó Susan con curiosidad.
-Ninguno lo sabemos, solamente de una noche a otra podíamos cambiar. Nunca nos lo ha dicho, y parece ser que a vosotros tampoco.- Alego la serpiente.
-¿Recordais el nombre de la Bruja?- Preguntó Peter mirándole.
-Sí, se llamaba Sigrid.- Respondió él.
-Mi madre os hizo eso. ¿Porque?- Alego Alisa desconcertada.
-Es imposible que fuera vuestra madre, él ha dicho que la maldición surgió hace miles de años. Sigrid no podría ser, debería de ser otra.- Alego Lucy mirando a Alisa.
-Las Brujas jamas copian los nombre.- Respondió Alana sentándose en el suelo.
-Pero mamá no era tan mayor.- Alego Alisa arrodillándose a su lado.
-Las Grandes Brujas viven miles de años, envejecen cuando comienzan a practicar la magia negra. Mamá no les maldijo porque quisiera, sino, para protegerles. Si Jadis sabia de ellos, les mataría, creyendo que algunos de ellos serian los de la profecía.- Explicó Alana mirando a su hermana y a la serpiente.
-¿Como rompiste la maldición?- Preguntó el cambiante.
-Rompiéndola.- Respondió mirando a la estrella.
-Lo siento.- Respondió ella.
-¿Porque has caído?- Preguntó Alana mirándola.
-Hay problemas. Las estrellas están cayendo por voluntad propia, todas para unirse al bando de Jadis. Pocas somos las que permanecemos allí por voluntad propia. Todo es un caos. Y cada vez, ella es mas fuerte.- Explicó la estrella.
-¿Para que quiere el poder de las estrellas y el de las almas?- Preguntó Peter desorientado.
-No sera capaz de invocarlo, ¿o si? Esta loca. Destruiría todo.- Alego Alana poniéndose de pies de un salto.
-¿Que dices?- Preguntó su hermana mirándola.
-Creíamos que Jadis quería las doce almas mas puras para obtener únicamente poder. Pero si ahora quiere el poder de las estrellas, lo que ella planea es controlar la muerte junto a Allende. Por ello quiere a las estrellas. Eran las únicas que le detenían. Jadis planea traerle a la vida para hacer de Narnia un lugar, donde solo pueda reinar ella.- Explicó Alana alarmada.
-Pero Allende no puede ser controlado. Por eso, tuvo que ser encerrado en el limbo. Si Jadis intenta tener un control sobre la muerte, habrá un desequilibrio, y todo podría desaparecer.- Alegó Alisa mirándola.
-Hay que detenerla de inmediato, o por lo menos evitar la masiva caída de estrellas.- Alegó la Estrella.
-Alisa, ven aquí.- Pidió su hermana. La aludida se puso de pies, al lado de Alana. -Usa el anillo y todas tus fuerzas.- Pidió ella.
-¿Que planeas hacer?- Preguntó su hermana.

Alana no respondió cerro los ojos y empezó ha hablar en susurros, alrededor de ellas surgieron símbolos en color azul, mientras la luna se volvía del mismo color que los símbolos, el mar se embravecida y el anillo de Alisa se iluminaba. Todos miraban expectantes lo que sucedía, ambas hermanas abrieron los ojos, ya que Alisa, debido a la luz, les había cerrado, todos vieron como estos se habían vuelto de un azul tan brillante e hipnótico, que aunque te molestara su luz no podías apartar la mirada.

𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 𝐘 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora