CAPITULO 40

341 22 0
                                    

El sol comenzaba a surgir en la lejanía, mientras Alana salia al patio comenzando a entrenar a su hermana. Alisa llevaba un vestido que su hermana la había dado para que entrenara, y no se estropeara ningún otro.

-Primera lección. La espada recta, cuerpo recto y posición de ataque. Siempre debes de estar en alerta, intensificar tus sentidos hasta el punto que escuches sin oír. Y ver con los ojos cerrados. Debes de dominar a la espada, porque sino, ella te dominara a ti.- Explicó Alana mirando a su hermana.
-Vale, creo poder hacerlo.- Respondió ella.

Alisa cogió con firmeza la espada, pero con algo de temor, por lo demás, todo lo hizo perfectamente.

-Bien. Ahora el ataque, cuando luches o entrenes, debes de concentrar la ira, es decir, pensar que contra quien luchas es tu peor enemigo. Eso provocará que te esfuerces mas, e incluso intentar que no te derroten en un entrenamiento. Además, debes de saber que cuando luches, no luchas únicamente por odio, venganza o por salvar a alguien, también luchas por tu vida, ya que serán muy pocos los enemigos que te dejen con vida.- Prosiguió con su explicación Alana.

Ambas hermanas comenzaron a luchar, Alana se movía rápido y con agilidad, mientras que Alisa tropezaba y el peso de la espada la desequilibraba.

-La espada no es su arma. Deberías de enseñarla a usar un arco.- Aconsejó Shiary.
-Tengo una mejor idea.- Dijo pensativa Alana.
-¿Cual?- Preguntaron al unisono Alisa y Shiary.
-El rito del circulo. Nos ayudaría a saber que arma es perfecta para ella.- Respondió Alana con una sonrisa.
-Sí, deberíamos de hacerlo.- Alego Shiary mientras se iba a prepararla.
-¿Que es el rito del circulo?- Pregunto Alisa asustada.
-Es un rito en el que te ponen varias armas, y únicamente la que realmente estés hecha para empuñar la usaras a la perfección. Cuando aprendas a manejarla, el resto de armas serán mas fáciles de dominar.- Explicó Alana intentando tranquilizar a su hermana.
-¿Tu hiciste esta prueba?- Preguntó Alisa buscando tranquilidad.
-Así es. La arma que estaba "destinada" a usar eran los Sais. Estos fueron un regalo de mi instructor.- Explicó Alana mirándola.
-¿Porque dejaste de usarles? Shiary me explicó que habían pasado años desde la ultima vez que les usastes.- Alego la mayor de las gemelas.
-Mi instructor desapareció poco antes de Evangeline, cada vez que les empuñaba sentía tristeza, algo que nublaba mi mente, por ello opte por dejarles. Además, mi destreza con las demás armas era perfecta.- Aclaró Alana.
-Entonces, ¿porque el Legendario de Fuego, es una espada y no unos Sais?- Alego Alisa con curiosidad.
-Además de que los Legendarios deben de ser armas que pertenecieron a las Elementales, estos han debido de estar en constante contacto con el elemento. Mi espada fue forjada por una Gran Bruja Blanca Elemental, de la cual creían que era descendiente.- Respondió Alana haciendo una pausa. -En realidad, ese poder del fuego, se debía a mi evolución con el elemento.- Añadió Alana explicándolo.

Alisa asintió y Alana se marcho adentrándose en los pasillos del castillo elfico y dirigiéndose a la biblioteca, allí cogió el diario de su madre, el cual era interminable, las letras comenzaron a hacer que Alana se olvidase del mundo que la rodease, y se centrará en aquellas frases que su madre escribió hacia ya, mas de una década.

-¡Alana!- Grito Edmund alarmado.
-¿Que sucede?- Preguntó ella rompiendo la atracción que había provocado el libro en ella.
-Es Alisa...- Dijo él alarmado.
-¿Donde esta?- Preguntó Alana dando un brinco y levantandose del sillón.
-En el patio.- Respondió él.

Alana se transformó en león y salió corriendo, al llegar observo como varios Elfos, junto al resto de hermanos de Edmund observaban, alarmados, como Alisa se retorcía de dolor. Al llegar, Alana se transformó en humana y respiro alivia al ver que solo estaba sucediendo la transformación.

-Tranquilidad. No esta pasando nada.- Dijo Alana con calma.
-Se esta retorciendo de dolor.- Alego Susan alarmada.
-Se esta convirtiendo en leona por primera vez. Cuando se sufre la transformación los huesos se rompen y se estiran, los sentidos se agudizan y el dolor aumenta al mismo tiempo que percibes todo de otra forma.- Explicó Alana con serenidad. -Es mejor que os alejéis.- Añadió ella con la respiración algo acelerada.
-¿Porque? ¿Tan peligroso es?- Pregunto Susan mirándola.
-La primera transformación es la peor. Meteros al castillo y no salgáis, cerrar ventanas y correr cortinas, no os asoméis ni hagáis ruido.- Advirtió ella mientras observaba a su hermana.

Todos obedecieron y se metieron en el castillo, pero ninguno quería perderse lo que iba a suceder, así que se escondieron cerca de las ventanas. Alana trago saliva con dureza, y suspiro intentando relajarse. Miro a su hermana, la cual ya había dejado de ser humana y había adquirido la forma animal. Alisa miro a Alana y la comenzó a gruñir mientras se lamia.

-Tranquila Alisa. Intenta tranquilizante y no dejes que tu lado animal te domine. No apagues tu humanidad.- Pidió Alana con temor.

La leona comenzó a acercarse a ella con un aire amenazante, Alana permaneció quieta y relajada, recordando las explicaciones de su padre.

-Siempre que veas a alguien transformándose en un animal, siendo su primera transformación, debes de permanecer tranquila, relajada y estática. Si te muerde, y resulta que es de la misma especie en la que te puedes convertir, en tu caso un león, sera tan peligroso, que puede que mueras. Siempre ten cuidado, y jamás, te transformes delante del nuevo transformado.- Decía Leo días después de la primera transformación de Alana.

Al recordar aquello, la Narniana sonrió y miro como la leona albina se acercaba a ella.

-Domina tu lado animal. Eres fuerte y lista, Alisa. No dejes que un don te controle, se que puedes controlarlo.- Dijo Alana con una apacible voz.

Alisa, transformada en leona, miro a la Narniana y después a la pequeña elfa que había aparecido. Alisa se fijo y se dirigió hacia ella. Alana reaccionó y corrió hacia su hermana, agarro a Alisa y evito lo que iba a suponer una desgracia. Antes de que la castaña pudiera hacer algo, la leona se abalanzó sobre su hermana atacándola.

Alana rodó sobre si misma, mientras Alisa la arañaba con sus garras, hasta que finalmente sucedió lo que Alana sabia que sucedería. La mordió. Al sentir los dientes de su hermana, Alana grito, ya que el dolor había hecho que su sangre se helará, su bronceada piel palideciese y la sangre comenzara a salir tiñendo de rojo el vestido de Alana. El grito que salió de su garganta fue tan fuerte que algunos de los cristales de las ventanas se rompieron. Pero no solo rompió las ventanas, el cielo se nublo tapando el brillo del sol, y todo sonido que había calló. Alisa, al escuchar el ensordecedor grito de su hermana reacciono, se transformó en humana y corrió hacia ella gritando.

-¡Alana! ¡Despierta!- Grito Alisa mientras la sangre manchaba su vestido.

Varios elfos salieron al exterior alarmados por los gritos, al ver el cielo en un amenazante estado de tormenta y Alisa arrodillada a un cuerpo, todos se alarmaron. Shiary, por protección de los reyes de Antaño ordeno que no les dejasen salir ni asomarse a ninguna ventana, por su bien y por el de todos. La elfa se arrodillo a los pies de Alana mientras Alisa observaba impactada lo que la sucedía, ya que las finas venas volvían a recorrer su cuerpo.

-Hay que llevarla adentro, su pulso es débil. ¡Preparar la enfermería, llamar a Rowena y a Aslan! ¡Vamos!- Grito y ordenó Shiary.
-Yo soy la culpable.- Dijo Alisa llorando.
-No, no eres la culpable. Esto le podía haber sucedido a cualquiera, una transformación es peligrosa. No te preocupes, Alana se pondrá bien.- Dijo Shiary mientras varios elfos cargaban.

Los dos elfos metieron corriendo a Alana al interior del castillo, mientras en él recogían los cristales rotos. Al ver el cuerpo, casi sin vida de Alana, los reyes de Antaño se alarmaron. Unos minutos después Alisa entro acompañada de Shiary, la mayor de las gemelas no paraba de llorar en silencio y de mirar al suelo. Sabia que ella era la responsable, y aquello podría costarle la vida a su hermana. Ahora solo debía de esperar a Aslan, él podría ayudarles.

𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 𝐘 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora