Aglicabix, Elemor, Galbam, Diego y Merkel se encontraron atados a unas sillas muy rústicas dentro de una cueva, los rodeaban enanos que los amenazaban con gigantescas hachas, espadas, lanzas y masas. Anglicabix fue la primera en despertarse, pero se hizo la dormida.
—Yo pienso que deberíamos matarlos, van con dos elfos. —Opinó uno de los enanos.
—Tal vez estos tres son los prisioneros de los elfos, así que deberíamos matar a los dos elfos y que estos deberían unirse a nuestra causa. —Añadió otro enano llamado Drotik.
—Creo que deberíamos hacer lo que tu dices, pero en vez de matar a los elfos, los tomamos como prisioneros—Corrigió un tercer enano.
—¡Están despertando! ¡Llevemos a los elfos a el calabozo y preguntemosle a estos tres acerca de sus intenciones! —Exclamó un último enano al ver que los párpados de Anglicabix temblaron levemente.
—¡Está bien!—Afirmaron el resto de enanos.
Los enanos se llevan a Anglicabix y a Elemor de la sala y luego esperan pacientemente a que los tres humanos se despertaran.
—¿Qué pasó aquí? ¿Dónde estoy?—Preguntó Diego al notar que estaba amarrado a una silla.
—¡Hola! ¡Puedes considerarte salvado! ¡Mi nombre es Beol! ¿Cuál es el tuyo?—Saludó uno de los enanos.
—Diego...—Respondió el.
—¿Salvados de qué?—Preguntó Merkel.
—De los elfos, ¿De quién más?—Preguntó Beol sarcásticamente.
—Pero nosotros venimos del continente junto a los elfos—Aclaró Galbam.
—¿Y cuál es el motivo de su visita?—Preguntó otro que se llamaba Duran.
—Somos comerciantes de Monte Rojo rumbo a Viento Cortante, pero una gigantesca tormenta nos obligó a desembarcar aquí—Mintió Merkel.
—Ayer hubo una terrible tempestad que destruyó muchos navíos, dicen que es algo relacionado al Leviatán, pero que se yo. —Comentó el último enano, que se llamaba Clorquin.
—La cosa es así, el infeliz Señor elfo Aluim nos quiere muertos a todos, incluidos ustedes, a excepción de los elfos, así que inició la guerra, todos nos resistimos y la guerra se le vino en contra, pero el mando un documento falso a Elfenheim pidiendo refuerzos con la excusa de que un vampiro había tomado control de hombres y enanos y que si no lo mataban los elfos también serían controlados—Explicó la situación Beol—Aunque si hay algunos vampiros en Isla Lukai.
—Mi nombre es Duran, hemos diseñado un plan para evitar que continúe la masacre, asesinar a Aluim—Se presentó Duran.
—¿Y cómo diablos se supone que haremos eso?—Preguntó Galbam.
—Hasta ahora se había quedado en infiltrarnos en su residencia en lo más profundo del bosque, pero ahora, tenemos un par de elfos con la capacidad de realizarlo—Explicó Clorquin—
Siguieron discutiendo por un largo rato, hasta que les dió hambre y los llevaron al calabozo, donde le contaron a Anglicabix y a Elemor el plan, ambos se mostraron muy entusiasmados respecto a el.
Playa Ancestral, Isla Lukai...
Sesmar y Frédek salían del océano y ponían pie en la playa; después de tanto tiempo bajo el agua, estar en la superficie se sentía algo un tanto extraño.
Era de noche, hacia un poco de frío y la luz de la luna reflejada en la plateada arena lo hacían uno de los mas hermoso paisajes.
—¿Crees que los demás estén bien? —Preguntó Frédek mientras se sacudía el agua.
—Posiblemente si, el problema está en encontrarlos—Respondió Sesmar.
—¡Encima de esa duna! ¡Hay alguien!—Exclamó Frédek señalando hacia una figura que parecía tener un arco sobre una duna de arena.
—¡Cuidado!—Gritó Sesmar.
Una flecha es disparada a tal velocidad que parece cortar el aire se clava en la rodilla de Sesmar.
—¡¡¡AAAIIIEEE!!!—Gritó de dolor Sesmar.
—¿¡QUÉ HAGO!?—Preguntó Frédek muy estresado—¿¡ESA HERIDA ES MORTAL!?
—¡¡¡TOMA LA ESPADA Y CORRE!!! —Ordenó Sesmar.
Frédek toma la espada y se va corriendo, otro par de figuras sale corriendo a una velocidad sobrehumana a perseguirlo.
La primera figura se rodea de un aura de color purpúreo y aparece enfrente de Sesmar junto a otra.
—Hola Sesmar ¿Cómo te ha ido?—Preguntó Galelor con ánimo.
—Hola Galelor, veo que disfrutas de tu nuevo estatus de General, tu armadura es simplemente maravillosa, excepto por ese desperfecto en el medio—Comentó Sesmar con el fin de molestarlo.
—Una elfa maga, cualquiera que pueda tocarme merece mi respeto —Aclaró Galelor, Sesmar fracasa en su intento.
—¡No puedo moverme bien! ¡¿Qué tenía esa flecha?!—Preguntó Sesmar asustado por si tenía veneno.
—Veneno de Araña Blanca Gigante Helada, paralizante natural—Dijo Alerión—Extraída directamente de los lugares más recónditos de Páramo Congelado.
—¿El efecto desaparece?—Preguntó Sesmar.
—Más o menos en una semana—Contestó Alerión.
—Ahora ¿Por qué todavía no estoy muerto?—Exigió Sesmar una explicación.
—El control mental se acabó, sucedió en la batalla de Hámzterdan...—Comenzó diciendo Alerión.
—No estuve ahí.
—En resumen, al hipnotizarnos, realizé rapidamente unas defensas psíquicas que cayeron pero evitaron el control total. Durante la batalla en Hámzterdan, un hechizo ígneo realizado por mi, de alguna forma logro anular la hipnosis, tal vez el calor nos hizo volver en sí, Gil-Garald se dio cuenta y nos dejó a nuestra suerte en una balsa antimagia, para que muriésemos lentamente de hambre, pero remamos con nuestros brazos por mucho tiempo y llegamos a tierra, luego viajamos para acá buscándolos a ustedes—Resumió Alerión.
—Está bien, les creo.
—¿A si nada más?—Dudó Galelor—¿Sin más pruebas y sin recelos?
—Si, la hipnosis no afecta a la personalidad y ustedes no son de mentir.
—Ahora, quiero que me respondas con toda honestidad, ¿Confías en nosotros?—Realizó Galelor esa difícil pregunta.
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Lexodia
Fantasía¿Qué pasa cuando el destino del mundo descansa sobre los hombros de un grupo de amigos? ¿Qué sucede cuando un dragón oscuro vuelve a la vida? ¿Qué se puede hacer para hacerle frente? Lexodia es una novela en la que un grupo de amigos se embarca en...