La Guardia del Viento

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En una zona remota de Viento Cortante, a unos cuantos kilómetros de Aire Silbante, en medio de una colina se alzaba un fuerte que no aparecían en los mapas, ya que su ubicación era alto secreto.

El fuerte era pre-imperial y constaba de nueve torres, una muralla externa, otra interna, barracas e incluso mazmorras. No se sabe quién, cuándo o por qué se construyó, pero su valor estratégico era incalculable. Lo extraño es que nadie sabía que estaba ahí.

Miriam se encontraba sobre un torreón vestida con una armadura plateada con detalles verdes y azules que tenían el fin de imitar el movimiento del viento.

Valentina se acercó a ella vistiendo el mismo traje.

—La hora ha llegado—Dijo Miriam sin voltearse—La Guardia del Viento va a liberar a Viento Cortante del Imperio—

—¿Liberamos el documento?—Preguntó Valentina—

—A todos los lugares del Imperio llegará—Finalizó Miriam—

Valentina bajo del torreón gritando órdenes y varios centenares de mensajeros con la misma armadura de la orden partieron a caballo de el fuerte cargando copias y copias de un papel que decía lo siguiente:

A partir de este momento, los reinos de Viento Cortante se declaran completamente independientes de el Imperio Varione y de entre sí. Aquel que declaré lo contrario será juzgado bajo pena de muerte. ¡Muerte al emperador!

Ahora el caos se había desatado. Sesmar se había reusado a dejar Bern y acabó convirtiendo Viento Cortante en zona de guerra.

Miriam y Valentina comandaban un ejército privado de setenta mil integrantes bien financiado y armado. Lo preocupante es que nadie sabía de donde habían obtenido tanto dinero y ningún reino o provincia conocía que tal fuerza militar existía.

—¿Hay noticias de Bern?—Preguntó Valentina a Miriam—

—No he recibido más informes de mis espías—Respondió Miriam—

—¿Por qué tenemos espías en Bern?—Cuestionó Valentina—

—Siempre dudé del compromiso de Sesmar con esta campaña—Aclaró ella—

—Tal vez el Imperio ya esté allí—Opinó Valentina—Enviaré una avanzadilla a Bern—

Valentina escogió personalmente a cinco miembros para la misión. Kilia, una arquera y líder del grupo, Jeims, un explorador, Frist, una soldado de espada, Darmen, otro soldado y Vajem, un ballestero.

El quinteto partió a Bern a caballo y deberían llegar en cinco días si no sufrían contratiempos.

Todos tenían las mismas armaduras plateadas con los mismos detalles verdes y azules con la diferencia que los yelmos si les cubrían los rostros, a diferencia de Miriam y Valentina.

Los escudos de los soldados eran en forma de gota y plateados con verde y azul. Las espadas eran largas y los arcos seccionados.

Tan solo llevaban cuatro horas de viaje y ya habían llegado al Bosque Delimitante, que era la frontera entre Aire Silbante y Puerto de Algas.

—Bern sería un gran apoyo para nuestra causa—Comentó Frist—

—Ni tanto—Negó Jeims—¿Son cuántos, tres mil soldados?—

—Tres mil soldados entrenados por guerreros y magos mata dragones—Corrigió Darmen—

—Tres mil soldados son tres mil soldados—Señaló Jeims—

—De todos modos Bern es la ciudad más rica de Viento Cortante—Añadió Vajem—

—Silencio—Ordenó Kilia tajantemente—

Cinco personas se acercaban hacia ellos. Al lograr verlos notaron que eran miembros del Imperio Varione, aunque debían ser recién llegados, porque utilizaban el uniforme de Páramo Congelado.

—A mi señal—Susurró Kilia—

Kilia levantó su brazo y al estar suficientemente cerca el enemigo lo dejo caer. En ese instante Vajem y Jeims dispararon sus armas, asertando la cabeza de sus oponentes y matándolos. Darmen cogió a uno por la espalda y Frist lo remató. El cuarto recibió un flechazo en la espalda por parte de Kilia y el quinto fue cogido como rehén.

—¿El Imperio Varione ha llegado a Bern?—Interrogó Kilia al soldado, llamado Varavavel—

—La ciudad está en manos del Imperio Varione y los separatistas diseminados—Respondió Varavavel—

—¿Dónde está el rey?—Cuestionó Kilia—

—Sesmar ha huido y ya no es rey—Contestó Varavavel—

Kilia hizo una seña con la mano y Jeims cogió un cuchillo para ejecutar a Varavavel. El soldado que había sido abatido por Kilia se levantó en ese momento y golpeó a Jeims con una roca, haciéndolo caer. Aprovechando la impresión causada, Varavel se liberó, golpeó a Vajem en el cuello y escapó. Darmen mató al cuarto soldado y Kilia disparó contra Varavavel, errando el tiro.

—¡Que no escape!—Gritó Kilia—

Darmen y Frist lo comenzaron a perseguir seguidos por Kilia. Jeims apenas se estaba recuperando y Vajem seguía tosiendo en el suelo.

No obstante sus esfuerzos fueron nulos, porque Varavavel consiguió huir. No se puede cabalgar a gran velocidad entre los árboles.

—¿Ahora qué capitana?—Preguntó Darmen—

—Volvamos al fuerte de la Guardia—Ordenó Kilia mientras cambiaba la dirección de su caballo hacia el fuerte—Ya sabemos lo que queríamos, que era la situación de Bern—

—¿Y qué sucederá con el soldado que escapó?—Inquirió Frist mientras todos cogían más velocidad—

—Huyó—Contestó Kilia—¿Qué quieres saber? Seguramente volvió a su campamento—

—Pero...¿Eso no podría delatar a la guardia?—Dudó Jeims—

—No saben donde está el fuerte—Respondió Kilia—

Posterior a eso, Kilia se adelantó y dejó a los otros cuatro detrás. Ya no quería escuchar más a sus subordinados.

—Kilia es una incompetente—Comentó Frist bajando la velocidad—¿Cómo llegó a ser capitana?—

—Alguién más debería ser capitán—Puntualizó Vajem—A ella la escogieron simplemente por... La verdad no lo se—

—Somos la Guardia del Viento, no unos pusilánimes—Recalcó Darmen—Al fin y al cabo tan solo era un soldado y lo podemos eliminar fácilmente—

—Yo diría que lo ideal sería buscar el campamento del soldado—Opinó Jeims—Ningún soldado se adentra tan lejos de su campamento solo para hacer rondas—

—¡Vamos entonces!—Animó Frist—

Los cuatro volvieron entonces a el Bosque Delimitante sin que Kilia se percatara. Ella estaba cabalgando a toda velocidad a el fuerte con la intención de informar a su superior, el general Nishel, el cual le reportaba a Valentina. Le habían encomendado una misión y la había cumplido; nadie podía reprocharle nada.

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