Miedo a la Magia y Pozos Malévolos

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Frédek apareció en el bullicioso mercado de una ciudad, la fuerza vital de Anglicabix lo rodeó para luego fusionarse con el.

Pero Frédek no pudo evitar que saliera una lágrima por la elfa que había amado, pero que ahora ha muerto para salvarlo.

La gente detuvo sus actividades cotidianas para ver a aquella persona que se había materializado en el aire, hicieron un círculo a su alrededor y lo miraban asustados.

—¿Dónde estoy?—Preguntó Frédek a los que estaban presentes—No he venido a haceros daño.

—¡Hechicero!—Gritaban varias voces de la multitud—¡Guardias!

Guardias armados con alabardas dobles aparecieron de entre la multitud e instaron a Frédek a rendirse, el cual aceptó de inmediato.

Lo llevaron a el ayuntamiento, donde después de un muy corto juicio (donde una persona es juez, jurado y verdugo a la vez) lo llevaron al patio, lugar en el que iba a ser quemado como los brujos.

Lo único que Frédek pensaba era: ¿Quiénes eran estas personas? ¿Qué ciudad es esta? ¿Por qué le tenían tanto miedo a la magia?

—¡Yo no se usar magia!-Exclamó Frédek—¡Me acusan de cosas de las que no soy capaz!

—¡FALAZ! ¡MENTIROSO!-Esas y otras cosas le gritaba la multitud reunida para ver su ejecución—¡OJALA NO TE DESMAYES PARA QUE SUFRAS!

—Si me matan...—Empezó a mentir Frédek—¡Liberaran la Maldición de Korps!

—¿Qué es eso?—Dijeron unas voces con temor—¡Seguramente es una mentira!

—¡Tal vez la conozcan por otro nombre!—Siguió mintiendo Frédek—¡LA PESTE!

—¡Oh no!—Gimieron algunos presentes—¿¡Qué haremos!?

—¡No podemos matarle!—Se quejaron otros

Esta era el momento que Frédek estaba buscando, ahora solo tenía que actuar.

—¡Libérenme!—Ordenó Frédek—Tienen dos minutos antes de que les mande la lepra también.

—¡Denle comida, agua y un mapa!—Gritó un guardia que parecía ser el jefe de todos allí—¡Que se vaya lo más pronto posible!

Y así fue como Frédek terminó libre; no bastó una semana para que Agarer, Galelor y Alexey le encontrasen. Al parecer lo buscaron en la ciudad y les indicaron el camino por el cual se había ido.

A muchos kilómetros de ahí, Diego apareció afuera de una estructura megalítica cubierta de nieve, una pirámide.

El espíritu de Anglicabix se fusionó con el de el. Diego entró a la pirámide para no congelarse.

La pirámide por dentro era fría, pero no tanto como afuera, las oscuras paredes contenían runas nórdicas antiguas, de los tiempos en que se adoraba a Esnir y compañía en ves de a los Dioses Actuales.

—Si tan solo supiera que dicen...—Pensó Diego en voz alta.

Siguió andando largo rato hasta que llegó a una gran sala central con un gran pozo en medio, el agua era de un color verdoso con detalles azules; algo en ese pozo era espeluznante, tenía un aire de muerte que inquietaba a Diego de sobremanera. Diego se fue asustado y salió de la pirámide, como tenía hambre y sed cazó un venado y comió nieve, luego paso la noche dentro de la pirámide. Así siguieron las siguientes noches hasta que pasó una semana y media. En ese momento Ramen y compañía llegaron y Diego se fue con ellos; pero no menciono el pozo, el cual solo le traía imágenes de muerte y dolor.

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