Apenas pudieron llorar la muerte de Alerión cuando múltiples hordas de monstruos que venían del bosque llegaron.
—¿Igliane no estaba en Nueva Bern? —Preguntó Elemor.
—Si, seguramente ya murió —Respondió Niriliane mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla...
—¿Cuánto tiempo necesitas para terminar el ritual Galaiz? ¿Una hora? —Inquirió Sesmar.
—Todo el que puedan darnos —Respondió el.
Sesmar cogió una espada común y organizó a los hombres de forma que pudieran defender la totalidad de la muralla que rodeaba Bern.
—Por una vez, defenderemos Bern con éxito.
En la muralla, Luadrin organizó a todos los soldados para partir directo a Bern.
—¡Señor Laudrin! —Llamó un enano a su lado —¿Escucha eso?
Laudrin se percató en ese momento de un murmullo que retumbaba en el ambiente, además de un ruido pesado.
—¿Qué será? —Dudó Laudrin para sus adentros.
El murmullo incrementó su fuerza hasta que se convirtió en un bramor tan fuerte que hacia que las pideras temblaran.
Para cuando Laudrin lo entendió ya era tarde.
—¡TODOS CORRAN! ¡ESTÁN DETRÁS DE LA MURALLA!
Una cabeza cubierta por un yelmo sellado lleno de golpes y raspones asomó por sobre la muralla. Alzó un espadón gigantesco y lo dejó caer, destrozando la muralla que con tanto esfuerzo les costó construir.
Trasgos, wyvernos, arpías, golems, quimeras y hasta hydras atravesaron el hoyo hecho en la muralla. Finalmente, Valderón, el cien pies gigante cruzó seguido de Nauklasonir.
De regreso a Bern, Yiovenni y Galaiz gritaban cánticos a la vez que giraban y corrían alrededor de las espadas. Mientras tanto, toda persona en Bern estaba luchando para resistir el ataque de los monstruos.
—¡Sesmar! —Llamó Naileth —¡Es imposible resistir más tiempo!
—¡Tenemos que hacerlo! ¡Sin importar qué!
A metros de donde Naileth se encontraba la muralla colapsó. Todo tipo de monstruos entraron.
Naileth disparó su ballesta contra trasgos y arpías, Sesmar por su parte saltó sobre una quimera, cortando la cola de la serpiente.
—¡Igual que hace doce años! —Comentó Naileth.
Anaid partió a un zombie en dos y decapitó a un esqueleto, luego saltó y cortó a una arpía.
—¿¡De dónde salen tantos!? —Exclamó Anaid.
—¡No tengo ni idea! ¡Tu sólo mata monstruos! —Respondió Diego.
Un cuerno sonó a la lejanía, era similar a los cuernos elfos pero con un sonido más rasposo y vulgar.
—¿¡Esos son orcos!? —Inquirió Anaid.
—¡Maldición! —Exclamó Diego —¡Ahora si perdimos!
El cuerno siguió sonando muy repetidamente y cada vez más cerca. Los trasgos y no muertos levantaron los brazos en celebración a los orcos, pero para sorpresa de todos, los orcos montados en huargos atropellaron a los monstruos.
—¡Logré convencer a los orcos de ayudarnos! —Explicó Igliane montando un caballo —¿¡Llegué a tiempo!?
—¡Sí! ¡Nos has salvado! —Respondió Elemor —¡Jamás había estado tan feliz de ver a alguien!
Los orcos se acoplaron muy bien a los elfos, humanos y orcos. Los primeros arrollaban a los enemigos afuera de la ciudad mientras que el resto se quedó adentro defendiendo la ciudad.
Practicamente habían logrado defender con totalidad la ciudad.
Una gran figura aterrizó en el Palacio de Sesmar.
—Oh, me han ahorrado un montón de tiempo al reunir las siete espadas para mí —Dijo Gil-Garald complacido.
Los soldados que huían a Bern eran víctima de una cacería por parte de los monstruos. Matando a todos los que podían.
—¡SI SEGUÍMOS CORRIENDO NOS MATARAN A TODOS! —Advirtió Laudrin —¡DEBEMOS LUCHAR AQUÍ! ¡SI MORIMOS QUE SEA LUCHANDO!
Las palabras de Laudrin despertaron un sentimiento en los que lo acompañaban. El objetivo de la muralla era contener a los monstruos lejos de las ciudades y los pocos civiles que estaban en ellas y lo que estaban haciendo era llevar a los monstruos hacia ellas. Había que luchar. Claro que no todos sintieron eso y lo que hicieron fue obedecer al instinto más básico, huir de lo que puede matarte.
En poco tiempo demostraron lo que era capaz una agrupación de dos millones de soldados. El avance de los monstruos se detuvo al instante, pero a un muy alto precio. Valderón atropellaba a los soldados y los aplastaba con sus patas, todo su cuerpo parecía estar blindado y los sonidos que hacía definitivamente no eran de este mundo. Además todos estaban conscientes de que cuando el gigante que se arrastraba llegara hasta su posición, ese espadón sería lo último que verían.
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Lexodia
Fantasy¿Qué pasa cuando el destino del mundo descansa sobre los hombros de un grupo de amigos? ¿Qué sucede cuando un dragón oscuro vuelve a la vida? ¿Qué se puede hacer para hacerle frente? Lexodia es una novela en la que un grupo de amigos se embarca en...