Estalla la Guerra

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Tercera Parte—Guerras y Dragones

Sesmar se encontraba sobre las murallas de Bern. En las afueras veía como los soldados del Imperio Varione se amontonaban en un campamento. Cada día llegaban más y más.

No obstante, Sesmar no se desperanzaba, toda la ciudad estaba de su parte, incluyendo al colegio de magos y al de Ramen; otros reinos, tanto de Viento Cortante e Isla Lukai tambien lo apoyaban.

A Sesmar le gustaría que sus amigos estuviesen a su lado en tan duro momento, pero preferiría estar con ellos en la peligrosa misión de ir al Más Allá. Especialmente ahora que sabía que Galbam y Alerión estaban por ser ejecutados por lo que había escuchado.

—Sesmar—Le llamó Frédek—Creo que no es seguro estar aquí arriba—

—No me esconderé en mi palacio—Replicó Sesmar sin dejar de ver al enemigo—

—Tal vez si nos hubiesen ayudado hace doce años Anglicabix seguiría con vida—Añadió Frédek melancólico—

—¿Cuántos calculas que son?—Preguntó Sesmar con curiosidad—

—Pues a mí me parecen que son al menos treinta mil hombres visibles desde aquí—

—Ahí se está acercando un pequeño grupo de soldados a caballo—Señaló Sesmar—

—Recibamoslos—

Sesmar bajó a las puertas de la ciudad junto a Frédek y otros soldados de confianza. Sesmar tenía colocada una armadura hecha de mithril y acero lunar, era una armadura única, un regalo de Elemor por destruir a la Lamia y estaba armado con la Espada Perdida y la que perteneció a Loriel, lo cual le daba un aspecto muy imponente.

Frédek llevaba puesta una armadura de acero lunar y metal enano, además de una espada grande de a dos manos.

Los soldados del Imperio Varione llegaron hasta las puertas de la ciudad, las cuales tenían el rastrillo bajado y aquel que parecía de mayor rango se acercó.

—Su majestad Sesmar—Dijo el soldado, Amel, con una reverencia—Por orden del Emperador, usted queda relegado de su cargo, el cual pasará a alguien que el Emperador escogerá a futuro—

—¿Por qué se me retiran mis funciones?—Inquirió Sesmar acercándose a Amel con la intención de intimidarlo—

—Incitación a la rebelión, incompetencia y confabulación con Elfenheim—Respondió Amel sin inmutarse ni un poco. Vaya que era el soldado perfecto—

—En ese caso—Dijo Sesmar dando una pausa—Infórmele a el Emperador que Bern ya no forma parte de sus tierras y jamás lo hará de nuevo—

Todos en la ciudad de Bern estallaron en gritos de ánimo y felicidad mientras los soldados se retiraban a su campamento.

—No te ves feliz Sesmar—Señaló Frédek—

—De esto solo obtendremos muerte y dolor—Explicó Sesmar—Tanto para Bern como para el Imperio—

—¡Pero libertad tambien!—Contestó Frédek—¡Ellos indirectamente son culpables de las muertes causadas por Gil-Garald!—

—¡Tienes razón!—Finalizó Sesmar antes de voltearse hacia su pueblo—¡A LAS ARMAS! ¡CONTRA EL ENEMIGO! ¡POR BERN Y LA LIBERTAD!—

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