Ludwig, Camino a Aqua de Vita...
Después de una interminable semana de viaje desde la última parada, Ludwig por fin veía la grandiosa capital del Imperio Varione.
Su maravillosidad no le hace justicia a lo que se cuenta; aquí el desierto termina abruptamente y se llega a un oasis de proporciones casi legendarias (de ahí el nombre "Aqua de Vita"). Una muralla hecha de arenisca rodeaba toda la ciudad, dando la impresión de que la pared estaba hecha de oro. Cerca del oasis había un río que desembocaba en el Oceano Ambáreo llamado "Río de las Mil Naves" y hace ya casi setecientos años se había creado un canal que le daba una salida al mar a la capital, permitiendo así que el río hiciese honor a su nombre, porque efectivamente, allí habían al menos mil naves.
Ludwig podría simplemente quedarse ahí y ver la ciudad, pero la comitiva militar que estaba siguiendo se detuvo.
—Caminaré el resto Gregorio—Dijo Ludwig mientras se bajaba de la carreta y le daba unas moneditas extras a Gregorio.
—Un gusto—Respondió Gregorio mientras veía las monedas con inmensa avaricia.
Ludwig ya se encontraba abajo y Gregorio fue directo a la capital a buscar si había alguien que buscara ir a algún otro lado.
Los guardias de Aqua de Vita examinaron la comitiva con rapidez y los dejaron pasar a la ciudad. Ludwig en cambio corrió hacia los muelles.
En el muelle había mucha agitación; era el principio de la temporada de pesca de calamares en el Océano Ambáreo, así que todos los barcos pesqueros estaban embarcándose, al igual que otros más grandes que tenían la función de protegerlos de piratas.
Al llegar, Ludwig notó que un barco mercante acababa de atracar. Los marineros estaban bajando varias cajas llenas de mercancía y algunos de los guardias que estaban apostados en la entrada de la ciudad salieron momentáneamente de su puesto para registrar el barco, no fuera a haber contrabando.
Ludwig aprovechó para entrar a la ciudad entre todos los otros marineros y pescadores que entraban y salían sin que nadie se percatara en el.
Una vez adentro de la ciudad Ludwig se maravilló; había pasado cerca de la capital, pero nunca la había visto de cerca y mucho menos entrado. No tuvo tiempo de verlo todo con detenimiento, porque observó que a tres calles estaba pasando la comitiva de soldados con los prisioneros. Ludwig comenzó a seguirlos. Intuía que se dirigían al palacio.
Luis, Marc y María, Camino a Dæ...
Habían pasado pocos días y estimaban que llegarían a Dæ en uno más.
Antes veían muchos golems, pero ya no encontraban ninguno. Al parecer todos se habían ido.
Las tormentas de ceniza y arena habían aumentado en grandísima cantidad, al igual que la actividad del volcán.
—Tengo la sospecha de que estamos frente a una futura erupción—Comentó Luis.
—Mejor así—Añadió María.
—¿Por que dices que es mejor así?—Preguntó Marc.
—Así cuando volvamos ya habrá erupcionado.
—Si volvemos—Finalizó Luis con una negatividad muy grande.
Otra tormenta de ceniza aconteció, obligándolos a detenerse. El agua se les estaba acabando.
Dæ se veía tan cerca, pero no era más que un espejismo, porque en realidad todavía les faltaba un día.
—Uno muere de sed a los tres días y nosotros solo necesitamos uno—Señaló Marc con ánimo—
Al anochecer pararon el viaje y durmieron bajo la sábana. Despertaron tras unas diez horas de sueño, la verdad es que ni ellos habían reconocido que estaban tan cansados.
Un día después ya estaban frente a Dæ. Sus altas paredes de piedra hacían parecer grande a la pequeña ciudad que a duras penas se le podía conocer por ese nombre.
—¡Agua por favor!—Suplicó Luis con la boca seca al primer enano que vió.
—Ellos no hablan Lengua común—Le recordó María con voz ronca.
—Uae—Dijo Marc en lo que apenas era un susurro.
El enano, de nombre Smúrf, fue a su casa y tras un par de minutos volvió con unas tinajas con un poco de agua, la cual estaba un poco sucia y sabía a ceniza, pero nadie se quejó.
—Muchas gracias—Agradeció María al enano y se lo trató de explicar con señas.
Luis tragaba agua por quinta vez cuando repentinamente empezó a temblar con extrema fuerza.
Las casas practicamente desaparecieron en una nube de polvo al caer y el suelo comenzó a agrietarse. Tal era la fiereza del terremoto que no se podía estar en pie.
—¡Shaer da Monatanda Rusk!—Se alarmó Smurf al ver que el Monte Rojo comenzaba una a emanar una muy gran cantidad de ceniza.
Ramen, Diego, Pixie, Camino a Daludid...
El viaje a través del bosque era largo y extenso, la atmósfera era tan densa que se hacía insoportable.
Ramen se había vuelto igual que cuando Gil-Garald lo controlaba, incluso se veía más jóven, esto perturbaba a Diego.
—¿Cuánto tardó en filtrarse la oscuridad una vez el dragón perdió el control?—Le preguntó Nicole a Diego una vez que estuvieron solos.
—Más o menos unos meses—Respondió—Claro que en ese momento Gil-Garald se encontraba más débil, por eso lo logramos matar—
—¿Y qué le hace esa influencia específicamente a el?
—La verdad no soy el más apropiado para contestar esa pregunta, pero te diré lo que sé; ellos eran cuatro, Galelor, Alerión, Agarer y por supuesto Ramen. Galelor era un excelente arquero, jamás lo he visto fallar, pero la influencia le dió un ojo sobrehumano, al igual que una superpercepción que le permitió realizar tiros imposibles, como con el que mató una vez a un Rey para quitarle una espada mágica desde seis kilómetros de distancia.
—¡Esa fue la batalla de Hámzterdam! ¡Yo la estudié!
—No me interrumpas que pierdo el hilo.
—Está bien.
—Bueno, de todos ellos, Galelor fue el menos mejorado. Alerión adquirió poderes mágicos al menos mil veces superiores a lo posible por un mago común. Agarer se hizó tan fuerte como cien hombres y resistente como otros cien y Ramen se volvió rápido como... Lo más rápido que se te ocurra.
—¿Sólo eso?
—Se que ellos tuvieron más mejorías, pero la verdad fuí de los que menos veces se los encontró y a excepción de unos pocos, los que más tiempo estuvieron con ellos están muertos.
—¡AAAAIEEEE!—Se escuchó un grito en la lejanía.
—¿¡Qué fué eso!?—Dijo Nicole mientras se incorporaba y desenvainaba su arma.
—¡Es Ramen! ¡Se ha vuelto loco!—Avisó Pixie que acababa de llegar volando.
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Lexodia
خيال (فانتازيا)¿Qué pasa cuando el destino del mundo descansa sobre los hombros de un grupo de amigos? ¿Qué sucede cuando un dragón oscuro vuelve a la vida? ¿Qué se puede hacer para hacerle frente? Lexodia es una novela en la que un grupo de amigos se embarca en...