Regreso a Galalid

31 15 11
                                    

Merkel despertó en una playa sin nombre, la energía vital de Anglicabix lo envolvió y le dio fuerza.

—¿Dónde diablos estoy?—Exclamó Merkel al ver que a su alrededor solo había una infinita franja de arena y otra de mar.

Las olas iban y venían rítmicamente con una paz absoluta, siete palmeras se alzaban cerca de la costa y sin importar a que lado mirases se extendía hasta donde alcanza la vista.

Después de un rato le entró hambre e intento pescar un pez; no tuvo éxito.

La marea bajó al cabo de cuatro horas dejando al descubierto unas algas. Merkel no dudó en comerlas, el sabor no era del todo malo, pero olían asqueroso.

Así fueron todos los días que pasaron hasta que Ramen y compañía lo recogieron.

A muchos kilómetros de distancia, Baldor apareció en el fondo de un acantilado y la energía vital de Anglicabix lo envolvió. Baldor reconoció el acantilado, era el Barranco Grisáceo, llamada así por la gris piedra que la formaban.

Como no tenía nada que comer ni beber hizo lo que consideró más lógico: Se transformó en hombre lobo y comenzó a escalar la pared del acantilado.

Mientras estaba en su ascenso recordó su vida; Baldor había sido miembro de la noble casa de Yamaloto, pero sus padres lo abandonaron en el bosque al descubrir que poseía la maldición de la licantropía. Paso años solo en el bosque, donde muchas noches despertaba cubierto de sangre en lugares diferentes al en el que se había dormido. Luego conoció a Mierl, un vampiro perseguido que se apiadó de el y le explicó como controlar su maldición, posteriormente escucharon la noticia de que Aluim declaró la guerra al resto y un grupo de enanos los descubrió y prometieron un lugar en la sociedad si los ayudaban. Ambos aceptaron.

Al terminar de subir se encontró con que Ramen y compañía estaban esperándolo, incluyendo a Baldor y a Beol.

Después de tanto tiempo (cinco meses) estaban reunidos todos aquellos por los que Anglicabix había muerto. Al parecer la teletransportación que realizó Anglicabix antes de morir no fue instantánea.

Frédek se lamentaba por el amor nunca revelado que había perdido.

—Hey Frédek—Dijo Merkel poniéndole la mano sobre el hombro—¿Estás bien?

—Estoy algo triste—le respondió mirándolo—Pero ya se me pasará.

—Recuerda que hay una parte de ella con todos nosotros—Le dijo Merkel para tranquilizarlo.

Ramen había recorrido toda Isla Lukai y parte de Viento Cortante buscando a sus compañeros y amigos, ahora debían regresar a Galalid a buscar a Elemor y a Mierl y ver cuales soldados les gustaría unirse a la batalla contra Gil-Garald.

Durante sus viajes, Ramen y compañía se habían enterado que Gil-Garald había atacado muchas ciudades y obtenido todas las espadas (menos la de Sesmar).

Llegaron en seis días; desde que habían sido derrotados por Windeol había subido la delincuencia y el hambre exponencialmente, la última esperanza de Isla Lukai y Viento Cortante era la muerte de Gil-Garald.

Galalid estaba derruida, había gente durmiendo en el suelo, las casas estaban descuidadas, el aire era pestilente; un guardia elfico los recibió.

—¡Muy buenos días Libertadores de Galalid!—Los saludó el guardia—El Rey Elemor estará encantado de verlos.

—¿Elemor es Rey?—Preguntó Galelor.

—Bueno, desde que revelaron al anterior Rey como una Lamia, no teníamos un líder, además, ustedes estaban desaparecidos y solo quedaban el y Mierl, pero Elemor es elfo y tenía rango militar—Explicó el guardia, que por cierto era Anmor—El es el que ha mantenido el orden en este lugar.

LexodiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora