Sesmar dió dos días de luto en Bern para llorar a los caídos. Luego, Elemor envió unas cuantas tropas a Nueva Bern para convertirlo en una pequeña fortificación.
Sesmar se encontraba solo en la sala del trono. Pensando.
—Marc, ven aquí —Llamó Sesmar —Tengo algo que decirte.
—¿Si mí señor?
—Conocí a tu padre.
—Me lo imaginé. Pero el murió cuando yo era pequeño, tenía seis años. Ni siquiera recuerdo su nombre.
—No había querido decirte pero, yo estuve ahí cuando murió.
—¿Quién era mi padre?
—El era Daniel.
—¿El de la estatua?
—Si. Hace doce años, Miriam y Valentina le pidieron junto a Naileth que les ayudara a formar un ejército para combatir al Imperio Varione. Pero entonces llegamos Alerión y yo y los convencimos de ir a matar a Gil-Garald. Lo consideré un amigo.
—¿Me dices que Miriam y Valentina hicieron un ejército para ir a combatir al Imperio hace doce años?
—Si. Les prometí que si el Imperio continuaba con sus abusos yo personalmente las ayudaría. Pero no me han contactado. Te voy a encomendar una misión.
—Supongo que es ir a buscarlas.
—En efecto. No puedo ayudarte porque después de que Gil-Garald murió Miriam desapareció y Valentina pocas veces la he visto.
—Sesmar. Puede que Daniel sea mi padre, pero tu fuiste el que me crió.
—Por eso te nombro mi heredero. Príncipe Marc.
—¿Soy el príncipe de Bern?
—Si. Y un príncipe debe de portar una armadura digna de su título.
Sesmar lo llevó hasta la armería del castillo y le entregó una armadura pesada de color azul celeste con una capa plateada con el Olivo de Bern dibujado.
—¿Por qué haces esto tan repentinamente?
—Todas estas experiencias cercanas a la muerte me han hecho replantear mi vida.
Afuera, Diego conversaba con Galaiz y Alerión.
—No puedo creer que Hámzterdan nos traicionó —Comentó Diego —Yo mismo luché contra Gil-Garald ahí.
—No fui allí —Recordó Galaiz —¿Alerión mató al rey no?
—No, ese fue Ramen. Yo quemé gran parte de la ciudad.
—Recuerdo que Franco se había escondido junto a su familia en una torre —Dijo Diego—Supuse que habían muerto con el.
—No. Ahora en Hámzterdan gobierna el Rey Marco —Respondió Galaiz.
—Deberíamos de ir a Hámzterdan para liberarlos del Imperio Varione.
—¿Con qué ejército? —Cuestionó Diego.
—No necesitamos un ejército. Sólo nosotros podemos contra ellos ¿O acaso haz olvidado nuestras pasadas aventuras?
—¿No pueden hacer esa teleportación masiva como hace doce años? —Preguntó Diego.
—Tomará un tiempo. Pero con Yiovenni podríamos incluso transportar el triple de personas.
Alerión le comunicó a Elemor, Sesmar e Igliane sus intenciones.
Sesmar y Elemor se mostraron de acuerdo, pero Igliane les dijo que iría a Nueva Bern a supervisar el sitio.
Marc partió con su nueva armadura hacia el sur. Mientras más cerca estuviese de las ciudades enanas menos lo molestaría el Imperio.
—Que agradecido estoy de sus vueltas —Dijo Yiovenni mientras hacian el hechizo de teleportación.
—¿No te gustó ser el mago superior por un tiempo? —Preguntó Galaiz.
—Muy estresante. Sesmar se la pasa diciendo "teleportame aquí" "teleportame esto" "¿Por qué no me teleportas?" —Explicó Yiovenni —Ya estoy cansado de explicarle que hacer una teleportación inmediata es muy difícil a diferencia de esta que estamos haciendo.
—Teleportación en 3... 2... 1... —Avisó Alerión antes de desaparecer.
Un rayo de luz salió del suelo. Diego fue hacia el y desapareció.
—¡Vamos! —Gritó Sesmar desenvainando sus dos espadas mágicas y saltando hacia la luz.
Elemor, Niriliane, Ludwig, Andrew, María, Luis, Pixie, Ambarea y Nicole entraron también seguidos de un grupo de trescientos veinte soldados elfos y humanos.
Hámzterdan era casi idéntica a como lo era hace doce años. Murallas altas, muchos soldados y bastantes casas de techo alto apretujadas alrededor de estrechas casas.
—¡Nos atacan! —Gritó un mercader.
—¡Son los rebeldes de Bern! —Exclamó un guardia mientras los apuntaba con una lanza.
—¡Exigimos que Hámzterdan elimine cualquier relación con el Imperio Varione! —Ordenó Sesmar —¡No queremos hacerles daño pero por culpa de su traición ha muerto muchos de mis amigos!
—¡Son unos locos! —Gritó una señora.
—¿¡Qué no es ese el mago que quemó la ciudad hace doce años!? —Preguntó un hombre señalando a Alerión.
—Obedezcan o eso se repetirá —Amenazó Alerión haciendo aparecer un látigo de fuego sulfúrico. La multitud retrocedió asustada.
—¡Debemos hablar con el Rey Marco!—Exclamó Elemor—¡Es de caracter imperativo!
—¡Imposible! —Exclamó un capitán imperial —¡Mi nombre es Maluria y como mayor representante del Imperio en esta ciudad lo prohibo!
—¿Acaso un capitán manda sobre un Rey? —Se mofó Ludwig. Sorpresivamente recibió la aprobación de los civiles que estaban.
—¡Silencio! ¡Ríndanse o sufran la muerte! —Ordenó Maluria. Varios soldados y guardias llegaron desde todos lados.
—¡No nos iremos! —Respondió Niriliane— Su Imperio es tiránico.
—Mueran entonces.
Varios arqueros soltaron sus flechas. Todos alzaron sus escudos y Galaiz junto a Ambarea congelaron las flechas en el aire.
Andrew y Ludwig intentaron junto a Nicole y seis soldados pasar por una calle angosta, pero se encontraron con una fuerte resistencia.
—¡Andrew!—Llamó Ludwig—¡Estaba pensando que si esta ciudad es rica debe tener todo un salón lleno de tesoros!
—¿De verdad estás pensando en eso ahora? ¡Concéntrate en la batalla!
—¡Bueno, para después!
—¡No puede ser! ¡Pero que avaricia! —Criticó Nicole.
—¡No es avaricia! ¡Es... Anhelo de que los tesoros no se pierdan en el olvido!
—¿De las arcas de una ciudad?
—¡Exacto!
En el castillo de Hámzterdan se encontraba sentado el Rey Marco.
—¿¡Pero cómo osan invadir Hámzterdan los salvajes de Bern!? —Exclamó incorporándose y pateando una mesa.
Marco desenvainó su espada, antes usada por su padre, el Rey Franco.
—¡Quemaron mi ciudad! ¡Asesinaron a mi padre! ¡Maldito sea Bern y todos los que estén en ella! ¡Hoy bañaré el filo de mi espada en los únicos enemigos de Hámzterdan! ¡Y si los elfos quieren acompañarlos que así sea, ya mostraron a quienes son leales!
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Lexodia
Fantasía¿Qué pasa cuando el destino del mundo descansa sobre los hombros de un grupo de amigos? ¿Qué sucede cuando un dragón oscuro vuelve a la vida? ¿Qué se puede hacer para hacerle frente? Lexodia es una novela en la que un grupo de amigos se embarca en...