Frist llegó a la torre de la guardia del viento.
Entró y se dirigió hecha una furia hacia los altos mandos.
—¡Hey tu! — La llamó Nishel — ¡Ven aquí!
Frist hizo caso y se dirigió hacia donde el estaba.
—Kilia dijo que habían caído en una emboscada y se habían separado. ¿Es esto cierto?
—¡Esa mentirosa!
—¿Qué sucedio?
—Encontramos a miembros del Imperio explorando en el bosque. Los emboscamos y uno escapó hacia su campamento. Kilia ordenó regresar aunque habiamos sido vistos. Eso ponía en riesgo toda la operación así que el resto decidimos seguir al soldado y encontramos el campamento del Imperio. Seguramente ahora están muertos.
—Entonces desobedeciste órdenes.
—¡Qué! ¡No! ¡Kilia les mintió!
—Descuida, yo hubiese hecho lo mismo.
Nishel fue a hablar con Valentina y al poco tiempo varios soldados sacaron a Kilia de su habitación a rastras.
—Esperen —Pidió Frist para darle un golpe en el rostro que le fracturó la nariz —Llévensela.
—Yo hubiera escupido en su comida o algo así —Comentó Nishel —Ahora ¿Dónde está el Campamento Imperial?
Frist informó a Nishel y este posteriormente a Valentina. Luego, Valentina le contó a Miriam y ella ordenó el ataque contra el Valle de las Corrientes. Nishel pidió a Valentina que Frist dirijiese el ataque como un favor personal.
—¿¡Treinta mil soldados a mi disposición!? —Exclamó Frist — ¡Tan sólo en el campamento hay como noventa mil!
—Tenemos el elemento sorpresa —Le recordó Nishel.
—Sigue siendo el triple de nosotros.
—Algo se te ocurrira.
Frist guió a los soldados hasta que llegaron a dos kilómetros del campamento. Luego de mucho pensar le llegó una idea para realizar el ataque.
Eran las doce del mediodia y Frist dió orden de esperar ocultos entre los árboles hasta que oscureciera. Atacarían por la noche.
—Los arqueros dispararan contra todos los que tengan a la vista. Silenciosa y precisamente. Mientras más tiempo sigamos ocultos, mejor. —Ordenó Frist —Corran la voz.
Pasadas ocho horas sin moverse y sin hacer ruido, Frist ordenó comenzar el ataque. Los centinelas que patrullaban cayeron muertos sin poder siquiera gritar.
Intrigados por el sonido silbante de las flechas, varios de los arqueros que se encontraban sobre la muralla se asomaron. Una ola de flechas los recibió y murieron también.
—¡Ael! ¡El capitán llama! —Gritó un soldado que subía por las escaleras.
—¡Mátenlo rápido! —Ordenó Frist.
—¡Aler...!—Gritó el soldado antes de que una flecha se insertará en su cuello y lo hiciera caer sobre una mesa donde estaban sentados otros dos.
—¡Ataquen todos! — Exclamó Frist.
Los soldados comunes que usan espada y escudo se adentraron en el campamento mientras los arqueros seguían disparando sus flechas.
Los imperiales se veían superados por un enemigo que lo atacaba de forma repentina y los sorprendía. Muchos estaban preparándose para dormir o para cenar. La falta de organización les estaba resultando fatal.
El capitán imperial, Mirlow, salió de su carpa con la armadura ya puesta. Mirlow había luchado muchas guerras contra los gigantes del Océano Congelado y sabía que cuando te emboscaban por la noche no había posibilidad de resistir sin muchas bajas.
—Entonces esta es la dichosa guardia del viento que proclamó su independencia. A ver cuantos me llevo.
Mirlow salió con una maza y un escudo. Un imperial cayó abatido por una flecha a escasos metros de el.
Nishel cargaba un fino estoque impropio de las zonas del Imperio Varione. Nunca había revelado como lo había obtenido. Lo útil del estoque es que su punta es tan fina que parece una aguja y es capaz de penetrar con facilidad una cota de malla, además, su hoja es flexible y puede ser usada para azotar al enemigo.
Un soldado intentó dispararle a Nishel con una ballesta por la espalda. Lo habría matado sin duda de no ser por Frist, que lo mató desde un costado.
—Gracias.
Un arquero excepcionalmente bueno había logrado hacer seis bajas seguidas. Vió a Mirlow y pensó que podría hacer una séptima.
—Este parece tener alto rango. Seguro me premiarán —Dijo antes de soltar su flecha.
Mirlow recibió todo el impacto de la flecha en su hombro, pero se la arrancó y corrió directo hacia el arquero, que cayó muerto bajo el golpe de la maza.
—¡Apunten los arcos contra el capitán!—Ordenó Frist al ver a Mirlow.
Una lluvia de flechas y Mirlow murió. El campamento ahora estaba completamente perdido.
Al amanecer terminó el ataque y la Guardia del Viento se alzó con la victoria.
—¿Qué podemos hacer con el campamento? —Preguntó Frist.
—Ahora nos pertenece. Podemos utilizarlo como una base de operaciones secundaria y utilizar o vender las armas, armaduras y bienes imperiales.
—¿Y quién querría comprar objetos imperiales? ¿Qué no es eso ilegal en muchos lugares?
—Valentina y Miriam se encargan de eso. Supongo que lo venden como material a alguna compañía para fundirlo y rescatar el hierro y el acero.
—Eso si que es inteligente. Todos ganan.
—Bueno, no se si hagan eso. Es lo que yo creo, pero igual no es como si importara. Vamos a informar de nuestro éxito en la Guardia.
Al regresar a la Guardia, Frist recibió múltiples felicitaciones y se le aumentó tres rangos, quedando por encima de Nishel. Además se le regaló un yelmo cerrado hecho personalmente para ella con un adorno verde largo y pomposo de treinta centímetros que era similar a los penachos imperiales.
—¿Ahora cual va a ser nuestro próximo movimiento?—Le preguntó Valentina a Miriam.
—Debemos buscar un objetivo importante. Posiblemente algo como una ciudad pequeña.
—¿Algo como Pueblo Neblinoso?
—Ese será un excelente lugar. El Imperio nos temerá y se arrepentirá del día en que decidieron no socorrernos.
—A veces siento que tu odias al Imperio más que todos los demás.
—Dime Valentina ¿Acaso no extrañas a Merkel? ¿A Galelor y a Agarer? ¿A Loriel? ¿A todos los demás?
—Siempre.
—¿Qué les costaba enviar aunque fuera un batallón de mil hombres? ¡Por su culpa están muertos!
—¿Y si no?
—¿Y si no qué?
—¿Y si no hubiera influido en nada e igual hubiesen muerto?
—Pues ya nunca lo sabremos.
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Lexodia
Fantasy¿Qué pasa cuando el destino del mundo descansa sobre los hombros de un grupo de amigos? ¿Qué sucede cuando un dragón oscuro vuelve a la vida? ¿Qué se puede hacer para hacerle frente? Lexodia es una novela en la que un grupo de amigos se embarca en...