No más Elfos Corrompidos

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Los soldados de Alerión y Sesmar arremetían contra los elfos corrompidos con una fuerza implacable, pero aún así seguían perdiendo.

—¡¡¡ALERIÓN Y RAMSES ESTÁN AQUÍ!!!—Gritaba Frédek emocionado—¡¡¡ESTAMOS SALVADOS!!!

No podía estar más equivocado.

—¿El puente no se podía abrir solo en Bern?—Preguntó Sesmar a Alerión cuando vió a Gil-Garald intentando abrir el pasaje entre Darruzal y Viento Cortante.

—Eso pensaba yo—Le contestó el igual de extrañado—Debe conocer alguna magia milenaria que le permite forzar las reglas divinas.

Alerión realizó un hechizo llamado "Látigos de Fuego Sulfúrico" y cientos de hilos tóxicos en llamas salieron de sus dedos, atravesando a los enemigos. Parecía que le estaban dando vuelta a las tornas de la batalla; hasta que entre seis elfos lo sujetaron y apuñalaron a la altura de el estómago y le pisaron las manos hasta romperle los dedos.

—¡No no no no!—Fue lo único que pudo exclamar Ramen al ver como estaban por matar a el último de los que consideraba sus hermanos—¡¡¡A EL NO LO MATARAN!!!

Con una velocidad sobrehumana el veía todo lentamente, sus sentidos estaban completamente alineados, su energía estaba al máximo potencial y su objetivo estaba claro.

Corrió con las katanas en mano, preparadas para matar al que fuera; de seis cortes asesinó a los que intentaron matar a Alerión.
Un elfo corrompido disparó una flecha hacia Alerión, nadie podía evitar que esa flecha llegara a su destino, a menos que algo o alguien se atravesara en su camino.

Ramen lanzo ambas katanas hacia la flecha. La primera detuvo la flecha, mientras que la segunda la partió y se insertó en la cabeza de el que la lanzó. Pero se había quedado desarmado.

No pudo evitar la alabarda que lo atravesó en el pecho.

—¡¡¡Ramen!!!—Exclamó Alerión al ver caer a su amigo.

La descarga de ira y odio que Alerión sintió se manifestó en ondas de energía mágica que destruyeron a los elfos corrompidos en 300 metros a la redonda.

Después se desmayó.

Daniel y Naileth luchaban espalda contra espalda. Naileth disparaba su ballesta y luego daba golpes con ella mientras la recargaba y Daniel atacaba sin cesar. No por nada ambos eran los que Sesmar había designado como generales.

Miriam y Valentina luchaban también arduamente, ciertamente era que no eran las mismas que escaparon de Bern. Los elfos muertos se amontonaban a sus pies.

Un elfo intentó decapitar a Valentina y Miriam no pudo hacer nada para evitarlo, pero Naileth si y el tiro de su ballesta logró atravesar el cráneo del elfo.

—¡Ten más cuidado!—Advirtió Naileth.

—Lo tenía todo bajo control—Respondió Valentina tras apuñalar a otro elfo.

Los elfos corrompidos en ocasiones caían al suelo cortados en dos o con las piernas inutilizadas y seguían intentando matar durante unos segundos o minutos más antes de morir. Se creería que no sienten dolor alguno, pero sus alaridos los delatan.

Quince mil soldados de Elfenheim llegaron a la Montaña por barco, por lo menos ellos si se preocupaban por su gente.

De los barcos solo bajaron elfos de los tres primeros, sumando cinco mil soldados, pero no pudo bajar ningún otro, debido a que Gil-Garald lanzó bolas ígneas que destruyeron los seis restantes.

No obstante, los elfos estaban armados con armaduras élficas solares hechas por capas, escudos gigantescos y espadas encantadas capaces de deshacer a los no muertos al hacerles una herida profunda.

—¿Esto es obra tuya Anmor?—Cuestionó Elemor mientras se unía a los soldados recién llegados.

—Se puede decir que tengo contactos en las altas esferas—Respondió Anmor juntándose también con los soldados.

Los corrompidos fueron hacia los élfos de forma salvaje, más bien parecían intentar atropellarlos que asesinarlos, pero cayeron bajo las hojas mágicas.

Daniel sufrió un corte en el pie izquierdo que cercenó su tendón, pero siguió luchando. Naileth, Valentina y Miriam lo cubrió mientras se recuperaba.

Pasaron tres horas para que la batalla terminara con apenas doscientos supervivientes.

Solo cuando cayó el último elfo Gil-Garald se dignó a bajar de la montaña

—Solo me falta una espada para completar el ritual—Comenzó diciendo él acercándose lentamente—¡¡¡Y NADA NI NADIE ME IMPEDIRÁ OBTENERLAS TODAS!!!

Gil-Garald escupió una llamarada que los habría consumido a todos de no ser porque Galbam realizó un escudo mágico que a duras penas pudo proteger a nuestros protagonistas, pero no al resto.

Sesmar, Galbam, Miriam, Valentina Frédek, Diego, Naileth, Elemor, Merkel, Anmor y Daniel eran los únicos que podían luchar.

Ramen, Alerión y Mierl estaban a las puertas de la muerte.

El resto había muerto.

¿Qué posibilidades tenían contra un dragón oscuro?

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