Planes de Batalla

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Anmor llevó a nuestros protagonistas al castillo del difunto rey Aluim y allí se encontraron a Mierl, que había vuelto a su estado natural y Elemor, que todavía tenía el dispositivo en el brazo para curar su lesión.

—¿Con que Rey de Galalid?-Le preguntó Diego en tono de broma—Te ha ido bien.

—¿Qué puedo decir?—Respondió Elemor—Galalid necesitaba un líder y yo me ofrecí, Mierl quedó como mi mano derecha y Anmor como la izquierda.

—Hola Baldor ¿Cómo te ha ido?—Mierl lo recibió con un abrazo y un apretón de manos.

—Estuve un par de días perdido por ahí, pero Ramen y compañía me encontraron y volvimos para acá—Le respondió Baldor.

—Esperen, ¿Y dónde están Anglicabix, Sesmar y Alerión?—Preguntó Elemor preocupado.

—Anglicabix...—Galelor no pudo terminar la frase.

—Murió...—Completó Frédek—Se sacrificó para salvarnos.

—Sesmar y Alerión estaban en un santuario, pero ya se debieron haber ido—Dijo Ramen contestando la pregunta de Elemor.

—Pasando a asuntos más serios—Empezó diciendo Mierl—Mientras Gil-Garald siga con vida estaremos en riesgo de ser atacados por el o sus sirvientes elementales y no podremos prosperar; además, sea cual sea el hechizo para crear elfos corrompidos esta envenenando la tierra y espantando a los animales, moriremos de hambre.

—La solución es fácil—Le contestó Galbam como si fuese lo más fácil del mundo—Vamos a donde sea que esté, matamos a sus elfos y lo matamos a el.

En ese mismo momento, dos figuras miraban lo que quedaba de la una vez hermosa ciudad de Bern.

—Te dije que había sido completamente destruida—Le recordó Sesmar y Alerión mientras le ponía la mano sobre el hombro—No te deprimas y vámonos.

—Debí haber estado aquí, no en Gaia con Galelor, Ramen y Ageror—Alerión se culpaba de lo sucedido—Al menos más se podrían haber salvado.

Alerión se teletransportó juntó a Sesmar a una fortaleza abandonada en Viento Cortante llamada El Círculo, allí se refugiaba un ejército de soldados, campesinos, ciudadanos, hombres, mujeres, niños y ancianos que odiaban a Gil-Garald y buscaban venganza, juntos sumaban más de setenta y dos mil.

Al llegar, ambos fueron recibidos con numerosos aplausos y alegría de los presentes. Miriam y Valentina estaban ahí, practicamente ellas organizaron todo, pero al llegar Sesmar con la espada, prácticamente lo seleccionaron como su líder.

Después Alerión hizo un hechizo de rastreo mágico en su habitación y pidió que nadie lo molestara.

Mientras tanto, Sesmar hacia un discurso para las personas presentes.

—Gil-Garald busca siete espadas para abrir el puente arcoiris a Darruzal, una vez allí obtendrá la Llama Eterna y se hará con un poder casi igual al de Azurtúr, pero le falta una espada, ¡Esta!—Desenvaina la espada y la enseña mientras se enciende en fuego, todos lo aplauden y se animan—¡Gil-Garald nos atacará tarde o temprano y probablemente nos derroté! ¡Así que mañana mismo partiremos al ataque en su guarida! ¡Vamos a dar nuestras vidas por el futuro de nosotros y nuestras familias! ¡El que no se crea capaz puede retirarse! Nadie lo va a juzgar.

Nadie pensó en retirarse ni por el más minino instante.

—Justo como pense—Comentó Sesmar para si mismo—General Daniel, General Naileth, los veré en la cima de la torre en diez minutos para discutir nuestra estrategia.

Miriam y Valentina detuvieron a Sesmar antes de que pudiera ir con sus generales.

—Sesmar—Dijo Miriam—¿Recuerdas que se nos había mandado a Valentina y a mi a pedir ayuda al Imperio Varione?

—Por supuesto, incluso creímos que Gil-Garald las había asesinado—Comentó Sesmar.

—El Imperio Varione escuchó nuestros llamados de auxilio—Continuó Valentina—Y los ignoró todos y cada uno de ellos con excusas patéticas.

—¿¡Cómo es eso posible!?

—La razón por la que ambas iniciamos este grupo de soldados es porque además de matar a Gil-Garald, vamos a separarnos del Imperio Varione—Reveló Miriam.

—¿¡Qué!?—Exclamó Sesmar—¡Sólo van a causar más muerte y desolación!

—¡Nos abandonaron cuando más lo necesitabamos!—Reclamó Valentina—¡No seguiremos más sus leyes y ni pagar sus impuestos!

—Yo les propongo algo—Dijo Sesmar—Mataremos a Gil-Garald y si los abusos continuan personalmente me uniré al movimiento separatista, pero si no, nos olvidaremos de esto ¿De acuerdo?

—Está bien—Dijo Valentina.

—Mantente fiel a tu promesa—Advirtió Miriam.

Alerión terminó el hechizo y le reveló a Sesmar que Ramen y compañía se estaban preparando para atacar a Gil-Garald también, por lo tanto tenían más posibilidades de victoria de lo que habían calculado.

Dentro de la ciudad de Galalid, en un día lograron reclutar poco más de tres mil hombres y mujeres, pero no más; con esos realizarían el asalto contra Gil-Garald. Sabían que sería la muerte, pero se llevarían a Gil-Garald con ellos también.

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