La Leyenda de las Espadas

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Alerión se teletransporto juntó a Sesmar a una isla flotante en el cielo, desde ahí se observaban las diversas constelaciones y a tal altura estaban que el suelo no se veía.

En el centro de la isla se alzaba un edificio hecho con algún tipo de piedra blanca y estaba ornamentada con oro y plata, además de emitir luz azulada.

—¿Qué es este lugar Alerión?—Preguntó Sesmar.

—No lo se, lo encontré mencionado en un texto antiguo hace ya unos años, pero no conozco ni su nombre, ni su función—Respondió Alerión.

—¿Y cómo lo llamas?—Inquirió Sesmar.

—Yo le digo Bhârmul—Contestó Alerión.

—¿Por qué le colocastes ese nombre tan raro?—Dudó Sesmar.

—Porque a veces, en las noches oscuras y estrelladas, se puede ver el Puente Arcoiris, y en la Lengua de los Æsir Bhâr significa Isla y Mûl es Aire—Respondió Alerión.

—Interesante...—Se dijo Sesmar a si mismo.

—Voy a realizar un Viaje Astral, buscaré al resto del grupo—Dijo Alerión—Si es que siguen con vida.

—Está bien—Respondió Sesmar.

Alerión se acostó y se sumergió en un estado de completa calma, y ahí se quedó hasta que anochecio.

Entre tanto, Sesmar estuvo observando el lugar, viendo el cielo, el suelo, contando cualquier cosa que veía, así lo hizo durante largo tiempo, hasta que reparó en que su espada brillaba con más intensidad de lo normal, además de que emitía un leve sonido.

—Que raro...—Se dijo Sesmar a si mismo.

La espada sonaba con más intensidad en unos lugares que en otros, especialmente en el medio del santuario; después de reflexionar por un rato, Sesmar cayó en cuenta que uno de los ladrillos de la pared estaba mucho más desgastado que el resto y con un poco de fuerza lo empujó.

El suelo se abrió, dejando ver una escalera que conducía a una sala oculta, Sesmar entró y se asombró sobremanera; frente a el se alzaba una forja, pero no una cualquiera, sino una inmensa, parecía que se hubieran necesitado cientos de trabajadores para utilizarla.

—Asombroso...—Comentó Sesmar al observar la inmensidad de la forja.

Unos moldes se apilaban junto a una pared, algunos eran de armas, otros de armaduras, pero habían siete en específico que le llamaban la atención, eran moldes de espadas; la espada de Sesmar se veía atraída por uno de ellos.

—Tal vez aquí la forjaron...—Se dijo Sesmar.

Un rato después se despertó Alerión y le contó sobre lo que había visto durante su Viaje Astral, lo cual se resume en lo mismo que había visto Ramen en la Torre Azul.

Luego de examinar la forja, descubrieron inscripciones muy antiguas, escritas en Æsir.

—¿Puedes traducirlas?—Preguntó Sesmar.

—Si, pero tardaría un rato—Dijo Alerión—Hace mucho que no lo hablo.

—¿Cuánto?—Inquirió Sesmar.

—Un par de horas como mínimo—Contestó Alerión graciosamente.

Ya estaba amaneciendo cuando Alerión terminó de traducir las inscripciones; al culminar llamó a Sesmar.

—Ya están traducidas—Dijo Alerión.

—¿Y qué dice?—Preguntó Sesmar muy emocionado.

—El texto es tan antiguo que en ciertos lugares se encontraba ilegible, pero el resto dice lo siguiente—Explicó Alerión antes de comenzar a recitar.

Siete espadas para siete héroes que siete veces vencieron al oscuro Dragón Gil-Garald (...) Forjadas siete veces por los siete mejores herreros de Darruzal, (...) siete hechizos para cada espada, solo aquel digno de ella, que posea las siete cualidades y pase la prueba podrá descifrar todo su potencial (...).

—¿Cuál será la prueba?—Se preguntó Sesmar a si mismo.

—La espada es de Mithril, tal vez haya algún escrito que solo se revele bajo la luz de la luna—Respondió Alerión—¿Cuál es el color con el que brilla la espada?

—Rojo.

—Tal vez los siete hechizos tengan que ver con el fuego, la fuerza y la sangre.

—Y las cualidades deberían ser valor, valentía, heroísmo, tenacidad y cosas así.

—Solo quedaría esperar a la noche y ver si hay algún mensaje escrito—Finalizó Alerión.

Se hizo de noche y la luna salió; la espada empezó a relucir y un mensaje en el idioma de los Æsir se formó en letras blancas, Alerión lo leyó:

Héroe que lees esto
Todos tenemos luz y oscuridad dentro de nosotros.
Toca la empuñadura mientras la luna brilla por toda la hoja si quieres saber si eres digno de todo mi poder.

Sesmar tomo la espada y la alzó de manera que cubriera toda la hoja, pero no paso nada.

—¿Será que no soy digno de la espada?—Dudó Sesmar.

—El texto decía qué la luz de la luna debía cubrir toda la hoja, pero estas olvidando que la parte de abajo de la hoja también debe ser iluminada por la luz—Explicó Alerión rapidamente.

—Podrías tener razón—Aceptó la posibilidad Sesmar.

Sesmar puso en la espada en diferentes posiciones, pero era imposible que la luz iluminara completamente la espada.

—Es imposible...—Dijo Alerión con impotencia.

—¿Y si usamos un espejo?—Se le ocurrió a Sesmar.

Alerión conjuró un espejo mágico y la espada se iluminó completamente; la empuñadura creció y cambió al color dorado con detalles rojos, mientras que la hoja se hizo más larga y afilada, además, la espada reveló un texto en la hoja.

Eres digno

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