Alianza

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Sesmar se estaba recuperando de sus heridas y ahora dormía con dos guardias frente a las puertas.

Estaba esperando a sanar totalmente para poder ir a confrontar a Miriam.

Nicole y Anaid estaban hablando en una de las habitaciones aledañas a la sala del trono.

—Es extraño que Miriam no haya vuelto a intentar nada. —Comentó Nicole.

—Tal vez no sabe que la mujer falló. Supongo que entre el tiempo de ida y vuelta y el tiempo que se toma en planear un asesinato no está sospechando nada. —Respondió Anaid —Oye ¿Tu estuviste ahí cuando Ramen murió?

—Si, pero creo que Diego debería hablarte de eso. Lo conoces a el desde hace más tiempo.

—¡Lo he encontrado! —Exclamó Alerión entrando en la habitación repentinamente —¡He encontrado el Fuerte de la Guardia del Viento!

—¿Dónde está? —Le preguntó Anaid.

—En una colina cercana a Aire Silbante. Está muy bien escondida. Me sorprende que la hayan encontrado en primer lugar.

—Prepararé las tropas para ir hacia allá. —Finalizó Anaid saliendo de la habitación.

Pasados dos días, Sesmar se sintió lo suficientemente bien como para ir a una muy probable batalla. Bern quedó a manos de Yiovenni.

Andrew cojeaba por el flechazo en la rodilla así que decidió quedarse. Además compró una casa que se había quemado para empezar a hacer su restaurante.

Todos los demás a excepción de Pixie se prepararon para ir junto a dos mil elfos y seis mil hombres. El trayecto entre Aire Silbante y Bern se podía recorrer en menos de un día por un individuo a caballo, pero un ejército completo a pie lo cruzaría al menos entre tres y cuatro días.

—Si es posible intentemos evitar el conflicto entre nosotros y la Guardia del Viento. Solo queremos explicaciones por parte de Miriam. —Les pidió Sesmar a sus soldados.

—No creo que eso se nos sea posible mi rey. —Respondió un soldado llamado Abraham.

—Intentémoslo.

Durante todo el trayecto estuvo lloviendo y se estuvo apunto de suspender el viaje en múltiples ocasiones. El agua hacia que las ropas y armaduras pesaran más y el barro hacia penoso el viaje. Por si fuera poco, una nube de mosquitos los comenzó a perseguir.

—¡Demonios! ¡Esto parece un bosque! —Se quejó Luis cuando un mosquito se le escapó.

—Imagina como fue ir a Bosque de Galen. Ni a Eortil llegamos —Le replicó Diego.

Pasados cuatro días finalmente alcanzaron Aire Silbante. Sesmar tuvo una audiencia con el rey de la ciudad prometiendole que no venían a atacarlo. El rey le confesó que tampoco soportaba al Imperio Varione pero que no se atrevía a declarar independencia.

—Cuando las circunstancias sean favorables para Aire Silbante y vea que la victoria es segura te apoyaré. —Dijo el rey.

Tras comer en la ciudad, Alerión tomó control del grupo y los guió hacia donde estaba el fuerte de la Guardia.

El fuerte era gigantesco. Virtualmente imposible de tomar por la fuerza a menos que poseyeran una ventaja de al menos veinte veces más hombres.

—Increíble... —Pronunció Ludwig con la boca abierta y los ojos casi saliendose de sus órbitas —La fortaleza de la Guardia es el Castillo de la Reina Ma'arati.

—¿Quién es ella? —Preguntó Nicole intrigada.

—¿¡Cómo que no conoces a la Reina Ma'arati!? ¡Apuesto a que todos aquí la conocen!

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