Despertando No Muertos de su Sueño

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Agarer apareció dentro de lo que parecía ser una gran tumba, la fuerza vital de Anglicabix lo envolvió.

Parecía haber sido construida hace ya mucho tiempo y estaba llena de ataúdes y urnas

El techo, las paredes y el suelo estaban agrietados, unas antorchas estaban encendidas a unos cuantos metros; cogió la que tenía más cerca y empezó a caminar.

—Si la antorcha se enciende, hay aire—Razonó Agarer.

Agarer sostuvo la antorcha y se percató de que el fuego se inclinaba hacia atrás debido a una débil corriente de aire, luego comenzó a caminar con cuidado de no perturbar a los Draugr que seguramente estaban por ahí.

Luego de un rato caminando llegó a una sala llena de ataúdes, pero en el centro había uno en específico que se veía especial; estaba sujeta con cadenas de acero, en el techo sobre ella se encontraba una lampara de aceite que iluminaba la sala

—Extraño...—Se dijo Agarer a sí mismo.

Mientras Agarer seguía avanzando, una araña se había trepado en su espalda, subido a su hombro y se preparaba para morderlo.

—¡Maldita alimaña!—Exclamó Agarer cuando la araña lo mordió.

De un manotazo la lanzó lejos y rápidamente Agarer se bebió una poción que traía en su cinturón.

Tum

Tum

Tum

El eco de un golpe resonó en todo el lugar.

Tutum

Tutum

Tutum

Sonaba otra vez.

Agarer volteó a todos lados inquieto buscando la causa de ese sonido, hasta que su mayor temor de hizo realidad; era el ataúd encadenado.

Agarer rápidamente se escondió debajo de una mesa que debió de haber servido para el proceso de embalsamamiento y se cubrió con una sabana vieja.

Los ataúdes se abrieron de par en par y Draugrs, que son como se les llama a los no muertos nórdicos, putrefactos salieron, los habían sepultado junto a sus armas y armaduras; el hedor era tan repugnante que Agarer hizo un esfuerzo por no vomitar.

Con sus armas, los draugrs golpearon las cadenas de acero, las armas oxidadas se rompieron con el impacto; se veía que llevaban tiempo intentándolo.

Uno de los que estaban en mejor estado comenzó a morder las cadenas, lo cual terminó dañándole todos los dientes.

Otros draugrs llegaron y Agarer empezaba a sentirse más nervioso. Uno de ellos resbaló con la sabana que cubría la mesa, revelando a Agarer.

—¿Zhi Hurzurzug?—Dudó uno de ellos.

—¡Zrk Helhaim!—Exclamó el que parecía su líder.

Agarer lanzó su espada contra la lámpara de aceite, la cual desparramó todo el aceite en la habitación y luego tiró su antorcha mientras salía corriendo.

Los Draugr en llamas perseguían a Agarer hasta que morían o se les derretían las piernas, tras unos par de minutos ya ninguno lo seguía, pero Agarer no paró de correr.

¡Trank!

Un objeto se rompió.

—¡Zhizkel Mizol Da! ¡Ztueztu Mzui Draugrs! ¡Zrk!—Retumbó una poderosa voz por las catatumbas.

¡¡¡TUTUTUTUTUTUM!!!

Un estruendoso ruido asustó a Agarer, luego, una luz verde iluminó toda la sala y un par de ataúdes se abrieron; pero Agarer no le dio tiempo a sus dueños de que se levantasen.

Cientos y miles de pisadas y gruñidos se escuchaban en los pasillos detrás de el, sin pensarlo dos veces Agarer se fue corriendo en la otra dirección.

Corrió y corrió, pero los pasos se escuchaban cada vez más cerca; una flecha silbó sobre su hombro, Agarer se volteó y vio muchos ojos que brillaban en la oscuridad; más flechas, la mayoría rebotó en la negruzca armadura de Agarer.

De repente sucedió lo que más temía, los pasos se escuchaban desde ambas direcciones; con el corazón en un puño saque un cuchillo de mi cinturón y seguí corriendo.

Agarer mató a dos Draugr que vinieron por enfrente; una flecha se le insertó en el hombro izquierdo.

Los pasillos se terminaron y un puente muy desgastado se alzó frente a ellos, 100 metros bajó el puente corría un ancho y profundo río.

Un Draugr que se veía más fuerte que el resto se encontraba al otro lado, se encontraba armado con un mazo encantado y tenía una armadura en muy buen estado.

—¡Zhoservé Zhous Zrk!—Le gritó ese Draugr.

Agarer corrió hacia el y saltó; pero ese Draugr lo cogió del cuello con su brazo izquierdo y lo lanzó sobre el puente; la flecha que se había clavado se rompió, dejando la punta dentro de su hombro.

El Draugr lo intentó rematar con su mazo, pero Agarer rodó y el Draugr erró el golpe, dándole al puente; el cual comenzó a tambalearse y a resquebrajarse.

Los Draugrs que lo estaban persiguiendo se detuvieron en seco, todos estaban sobre el puente.

Agarer pateó al Draugr, pero este lo tomó de la pierna y lo golpeó contra el puente, el cual comenzó a colapsar, pero Agarer lo agarró del brazo y lo arrastró con el y los otros Draugrs hacia al abismo.

Splash

Piedras y cuerpos flotaban y se hundían para volver a flotar seguían por el río, un par de brazos sacaron a uno de ellos hacia la superficie y lo arrastraron hacía la tierra.

—¡Agarer! ¡Agarer soy tu hermano!—Le decía uno de ellos.

—¿Galelor?—Dijo el mientras tosía agua.

—¡Si! Somos Ramen y yo—Contestó Galelor.

Pasó la noche y a la mañana siguiente Ramen le dio su espada, que había encontrado en la Catatumba, que por cierto se llamaba Thronn y Galeloe le dió el mazo encantado del Draugr, el cual la corriente lo había arrastrado cerca de ahí y Ramen había decapitado antes de que volviese a despertar.

—¿Cómo me encontraron—Preguntó Agarer.

—Es una larga historia, te la contare en el camino—Le respondió Ramen.

—¿En el camino? ¿A dónde vamos?—Preguntó Agarer.

—Vamos a buscar a Alerión y a Sesmar—le contestó Galelor—Aunque tal vez busquemos a otros primero.

—Hmm... Me gustaría que me contaseis la historia—Comentó Agarer.

—Está bien—Finalizó Ramen.

Y Ramen le contó lo que había sucedido desde que se separaron, de la energía de Anglicabix, de su encuentro con el Ojo y sus visiones; mientras que Galelor habló de sus aventuras con los Ents.

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