Las fuerzas de Hámzterdan veían asombradas como se veían superadas por menos de ciento cincuenta enemigos.
Elemor cogió a un imperial por el cuello con su brazo mecánico y lo estampó contra la pared para después clavar su espada contra su cuerpo.
—Necesito uno de esos—Le comentó Diego a Elemor.
—Prefiero el original. Es más versátil.
Un arquero colocado sobre un techo disparó una flecha y mató a uno de los elfos. Anaid clavó su katana en la pared y luego la usó como trampolín para lograr subir hasta el techo y golpear al arquero en el cuello.
—¡Qué habilidad! —Exclamó Ambarea.
Maluria cogió una ballesta del suelo y le apuntó a Ramses, que estaba de espaldas. Al momento de apretar el gatillo recibió el impacto de un rayo que destrozó su arma y lo hizo caer seis metros más atrás.
—No te descuides Sesmar —Le reprochó Yiovenni.
Un grupo de cuarenta hombres se acercaban por una calle estrecha. Alerión formó una bola de fuego de un metro de diámetro en su mano y se preparó para lanzarla.
—¡Alerión no! —Gritó Galaiz antes de empujar la mano de su amigo en dirección al cielo —¡Las casas son de madera!
—¡Y eso qué! ¡Por su culpa Frédek está muerto! ¡Qué ardan igual que Bern!
—¡Combate fuego con fuego y todos moriremos quemados Alerión!
—Tienes razón... No se que me pasó —Reflexionó Alerión mientras hacia que una pared de roca se elevara en la calle, impidiendo que los soldados pasaran —Supongo que me dejé llevar por la ira.
—Debemos vigilar que no nos pase a nosotros —Advirtió Sesmar.
—¡El Rey viene hacia acá junto a un séquito de al menos una centena de hombres! —Avisó Anaid desde el techo de la casa —¡Más vienen por el sur y el este!
—Ludwig, Andrew y la monje están en el este —Informó Galaiz —¡Iré para reforzar!
—¡Voy contigo! —Añadió Niriliane antes de dirigirse a unos elfos —¡Ustedes diez conmigo!
—¡María, Luis! —Llamó Anaid — ¡Acompañenme al sur!
—¡Si maestra! —Asintieron los dos. Claro que solo pudieron ver a Luis porque María estaba en un estado de invisibilidad.
—Es interesante ¿Sabes? —Le dijo Diego a Sesmar aprovechando el momento de tranquilidad.
—¿El qué?
—Justo ahí casi muero —Respondió Diego señalando una pequeña escalinata —Javier y yo peleamos contra Agarer.
—Casualidad. Ah y ¿Cómo llevas el pelear con un solo oído? —Preguntó Sesmar con interés.
—Tengo que estar más atento a mi entorno y estar volteándome frecuentemente porque podrían atacarme por la espalda y no lo escucharía. Además es difícil mantener el equilibrio.
—¿Estás cansado?
—Para nada. Allí vienen enemigos junto al Rey Marco.
—Que vengan —Sentenció Sesmar alzando sus dos espadas. La primera la encendió en fuego y la segunda no parecía haber cambiado.
—¿Cuál es el encantamiento de la Espada del Rey Loriel?
—Me costó tiempo darme cuenta, pero esta espada posee un filo sobrenatural y se le puede imbuir magia elemental por cierto tiempo.
ESTÁS LEYENDO
Lexodia
Fantasy¿Qué pasa cuando el destino del mundo descansa sobre los hombros de un grupo de amigos? ¿Qué sucede cuando un dragón oscuro vuelve a la vida? ¿Qué se puede hacer para hacerle frente? Lexodia es una novela en la que un grupo de amigos se embarca en...