Capítulo 44: Invitado no deseado

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Al día siguiente de todo eso, tocaba reunión en la base de SPEED.

Y otra vez, nos desviamos de los temas habituales en torno al manga y al anime.

─Bien Sociedad ─anunció Mayra frente a todos─ Discutiremos que hacer con los documentos, tengo una sugerencia pero primero los escucharé por si tienen alguna idea.

─¿Creen que si se los entregamos al alcalde haga algo? ─preguntó Martina.

─Él no hará nada ─respondí─ Por el comportamiento que tuvo ayer, creo que no es el indicado para ayudarnos, yo lo vi muy débil.

─A mí también me dio esa impresión ─comentó a su vez Gibrán mientras se acomodaba los lentes negros como siempre─ No podemos confiar en él.

─Tampoco se los podemos llevar al presidente municipal de Sayula ─dijo Guadalupe─ Tengo la sensación de que él también está metido en todo esto.

─Mi sugerencia ─dijo Mayra Páez después de un silencio que evidenciaba que nadie más hablaría o daría sugerencias─ Es que se los llevemos entonces al gobernador del estado, a Santa Miranda, pero hay un problema.

─¿Cuál?

─El gobernador del estado no está en Santa Miranda en este momento ─dijo Mayra─ Está de gira por todo el país para promocionar su candidatura a la presidencia de la republica el año que viene, y regresará la semana que viene.

─¿Ya desde ahorita está haciendo eso? ─increpó Angelina─ Todavía no deja la gubernatura.

─Así es la política ─continuó Guadalupe hablando un poco más seria de lo normal─ Creo que lo hace porque ya desde ahorita está buscando fondos para apoyar su candidatura, si funciona renunciará a la gubernatura del estado y se postulará como candidato.

─Otra cosa que tenemos que tomar en cuenta ─explicó la líder─ Es que en esta semana, los pobladores se están preparando para la fiesta patronal, de modo que, al menos por estos días, no harán nada con respecto a la minera. Y parece ser que la minera tampoco hará trabajos tan grandes por lo mismo.

─Eso significa que... ─dije─ Cuando la fiesta patronal termine...

─Las obras comenzarán de lleno ─anunció Mayra Páez─ Y entonces ya no los podremos detener, y aun si lo hacemos, el daño al ecosistema será muy grande.

─Por eso tan pronto como pase la fiesta y el gobernador regrese ─murmuró Gibrán─ Hay que llevarle los documentos.

─Exacto.

Entonces oímos que tocaron la puerta, nos sobresaltamos porque se supone que solo los reunidos ahí dentro conocíamos aquel lugar.

Por un rato permanecimos en silencio y volvimos a oír el golpeteo contra la puerta.

Mayra Palacios intentó asomarse de reojo por una de las ventanas pero no pudo ver a nadie.

Mayra Páez se acercó hacia la puerta, secundada por todos nosotros y preguntó:

─¿Quién es?

─Yo... querer... ehhm... saber qué es aquí ─se oyó una voz infantil hablando con acento inglés.

─Ese acento ─murmuró Mayra y abrió la puerta.

Era un muchacho de alrededor de 15 años supongo, güero y alto, no fue difícil adivinar que él venía con los mineros.

Pero no dijimos nada aun cuando ya desde ese momento relacionamos su presencia con los documentos

¿No será que él ya sabe que están aquí?

Yatareni (PRIMERA VERSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora