Después de un buen rato en el que me quedé con la niña hasta que sacara todo lo que tenía que sacar, finalmente salimos.
Aparentemente estaba más calmada pero ya todos sabían su estado, ya que todos lo habían oído.
Nadie dijo nada, ni una palabra, pero le sonrieron dando a entender que estaban con ella.
Y nos reunimos todos en un gran abrazo solidario.
Creo que el hecho de que nadie dijera nada hizo que ese momento fuera más emotivo de lo que deporsí ya era.
De verdad, estas personas son increíbles.
Esa misma tarde, mi tía comenzó con el rosario para el descanso eterno del abuelito de Martina.
Por lo que sé, porque después mi tía me lo explicó, para el descanso del difunto, se reza un novenario, es decir, durante los nueve días posteriores al fallecimiento, se reza un rosario cada vez.
Y cuando esos nueve días han pasado, se hace el levantamiento de la cruz, que consiste en bendecir y llevar a la tumba, la cruz con el nombre de la persona y todo lo demás.
Hacen también algo un poco curioso, forran una caja de zapatos completamente de negro, y ahí ponen los pétalos de una flor bendecida, pero no pregunté el significado de esto.
En esa primera noche, el primer rosario fue de cuerpo presente, para entonces, ya el abuelito de la niña estaba reposando en la caja que ya habían mandado comprar desde Sayula.
A esto debo de agregar que todos los chicos y yo, pusimos parte de nuestro dinero para pagar todos los gastos funerarios.
Esa primera noche fue de vigilia, así que casi nadie durmió.
Aquel primer rosario duró casi toda la noche, pero además, también estuvimos ayudando a la abuela de Martina a preparar la comida para los que asistían a los rezos y otras cosas por el estilo.
Al día siguiente, al mediodía, fue la misa de cuerpo presente en la iglesia.
Quién diría que nueve días antes, estábamos ahí todos juntos en la misa de los XV años de Martina.
Todavía no me creo que esté pasando esto.
Cuando acabó la misa, nos fuimos todos en procesión hacia el panteón del pueblo, el mismo donde está la madre de Mayra Palacios.
Para entonces ya los sepultureros habían hecho el agujero, listo para recibir la caja.
Mientras lo enterraban, algunos lloraban, entre ellos, obviamente la familia cercana, otros rezaban, y otros más cantaban canticos religiosos que sonaban muy fúnebres.
El ambiente se sentía muy pesado y sombrío pero teníamos que estar ahí, por ella.
Incluso vino a acompañarnos un mariachi, pero nadie sabe quién lo llamó o contrató.
Normalmente los mariachis cantan en festividades alegres, pero parece que tienen repertorio para todos los eventos.
Es más, creo que fueron los mismos de la fiesta de Martina.
Es probable porque no hay muchos grupos de mariachis en la región.
Y así, aquella triste jornada terminó.
Cada quien volvió a su casa, o en mi caso, a la de mi tía.
Todos volveríamos a la vida normal de siempre.
Pero Martina y su abuelita la tendrían difícil.
Sin embargo, uno tiene que seguir adelante porque así es la vida, y creo que al abuelo de Martina no le habría gustado que su familia viviera por siempre afligida.
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Yatareni (PRIMERA VERSION)
Teen FictionEliseo es un egresado de la carrera de arquitectura que, contra sus propios deseos, tiene que mudarse a un remoto pueblito campestre mexicano llamado Yatareni, para trabajar como dibujante arquitecto, así que llega con la idea de que su estancia en...