Capítulo 99: Pruebas

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─Bien ─le dije a Mayra Palacios después de haber estudiado hasta a altas horas de la noche─ Creo que con esto es más que suficiente. Ya dominas mejor los temas y en el último examen de prueba que hiciste tuviste 75 aciertos, es suficiente para aprobar ¿no?

─El mínimo es 60, así que sí.

Si, también aprendió a contar.

Precisamente porque era el día antes de su prueba, fue que me quedé con ella más tiempo a estudiar, para asegurarme de que dominara bien los temas.

Creo que sí sirvo como profesor.

─Ya es tarde ─le dije─ Ve a dormir, te tienes que levantar mañana temprano ¿no?

─A las 7 y media de la mañana ─contestó─ A las 8 de la mañana sale el transporte hacia Sayula para que tome ahí el autobús a la ciudad donde haré el examen.

─Vaya ─dije─ Mayra, la otra, no tú, me comentó que su audición también es mañana, pero como es en otro lado, se tuvo que ir más temprano, si se hubiera ido más tarde quizá te hubiera dado un aventón, pero está bien.

─No sabía eso ─dijo la chica─ Que Mayra también tenía su audición mañana.

─Si, es mañana ─le comenté.

─Ojala le vaya bien.

─Eso mismo esperamos todos. Pero en fin. Recuerda que los carros salen cada hora del pueblo, así que si no tomas el de las 8, ya no llegarás a tiempo a Sayula a tomar el camión.

─Ya lo sé ─contestó.

─Bueno ─dije al tiempo que me ponía de pie─ Yo también ya me iré, ya es tarde y no quiero preocupar a mi tía.

─Gracias Eliseo ─me respondió─ Gracias por todo, por ayudarme a estudiar y porque te quité mucho tiempo.

─No es nada ─respondí─ Fue algo que me pediste, pero también fue algo que yo quería hacer, si no me lo hubieras pedido, de todos modos yo me habría ofrecido, así que no importa, suerte mañana con tu examen. Lo harás bien.

─Gracias.

Así que me despedí de la chica y dejé su casa.

***

─¡Despierta Mayra! ─se oyó un fuerte grito en la casa de la chica─ ¡Ya son las ocho de la mañana! ¡Ya te tenías que haber ido!

Mayra, todavía somnolienta, consultó el reloj de su celular, y, efectivamente, ya era tarde.

─¡Ocho de la mañana con cuatro minutos! ─gritó─ ¡Me quedé dormida! ¡No escuché la alarma!

Rápidamente, Mayra se levantó, se vistió, tomó sus cosas y salió de casa cinco minutos después.

No desayunó, no se arregló, no se despidió de su padre. No podía perder el tiempo en esas cosas.

Mientras corría hacia el centro del pueblo, reflexionaba en voz baja la situación:

─Ya no alcancé la corrida de las ocho de la mañana, pero si me espero a la corrida de las nueve, no llegaré a tiempo a Sayula.

Se repetía internamente: "¿Qué hago?, ¿Qué hago?"

Pero más que su tristeza por perder el examen, era su remordimiento para con Eliseo.

El chico le había ayudado a estudiar toda la semana, incluso llegó a desvelarse con ella, y ella acababa de tirar todo ese esfuerzo, tanto el de ella como el del chico, a la basura.

Se sentía tan mal que estaba por llorar, estaba enojada consigo misma por ser como era, porque aun a su edad, cometía errores como esos, demasiado fáciles de evitar.

Yatareni (PRIMERA VERSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora