Capítulo 108: Escape

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─¿Qué la secuestremos? ─Mayra me miraba incrédulo─ ¿Hablas enserio?

─Por supuesto ─respondí con firmeza.

─No somos delincuentes.

─No ─repliqué─ Sí podemos secuestrarla, pero, le pediremos permiso a Martina de secuestrarla, eso no nos hará delincuentes

─Lo que dices no tiene ni una pizca de sentido Eliseo ─reclamó la chica─ Así no funcionan los secuestros ¿sabes?

─¿Se te ocurre otra idea?

─Es que, técnicamente, nos la estaríamos robando, nos vamos a meter en problemas, y a ella también. Quizá estás molesto con lo que acaba de pasar, pero mejor hay que pensar bien las cosas, quizá podríamos volver mañana y...

─Al menos hay que intentarlo ─le dije─ Hay que comunicarnos con la niña y contárselo, si ella está de acuerdo nos la llevamos y ya.

─¡Claro que va a estar de acuerdo, es una pinche niña! ─reclamó Mayra─ ¡Dile que la llevaremos a Japón y le va a valer madre todo!

─Exacto ─respondí─ Por mí que deje sola a esa huevona, a ver si estando sola es capaz de valerse por sí misma.

─Eres igual de terco que ella ─me dijo Mayra.

─Ya veremos quién es el más terco de los dos.

Decidimos esperar hasta un poco más tarde de la medianoche y a esa hora, nos acercamos sigilosamente por la parte de atrás de los apartamentos, ahí, había una ventana que daba con la habitación de la niña.

Fue una suerte que ella viviera en una planta baja.

Adentro todo estaba oscuro, las dos se habían ido a dormir.

Tampoco había mucha actividad en los alrededores.

Tocamos la ventana de la habitación despacio hasta que vimos que alguien se levantó.

Martina se dirigió a la ventana y la abrió sin hacer ruido.

─¿Qué hacen aquí? ─nos preguntó en voz baja.

─Venimos a secuestrarte ─contesté.

─¿Secuestrarme?

─No se lo digas así tarado ─replicó Mayra.

─Martina ─le pregunté─ ¿Realmente quieres ir a Japón?

─Pero por supuesto ─respondió emocionada─ Ha sido el sueño de toda mi vida.

─Bien ─dije─ La cosa es que te llevaremos con nosotros a escondidas para que vayas con nosotros.

─¿Pero estás consiente de todo lo que podría provocar esto? ─le preguntó Mayra─ Tú y nosotros nos meteríamos en grandes problemas, tu madre podría llamar a la policía o quizá...

─¡Que se joda esa mujer! ─replicó la niña─ ¡Secuéstrenme!

─Veo que vivir en la ciudad te ha cambiado bastante ─comenté un poco extrañado por la forma de hablar de la niña─ Pero está bien, prepara una maleta, te esperaremos aquí afuera.

Media hora después, Martina preparó una maleta de la mitad de tamaño que ella, le ayudamos a sacarla y también le ayudamos a salir con mucho cuidado.

─¿Qué llevas en la maleta? ─le preguntó Mayra.

─Ropa, algo de comida, unos mangas... ─respondió─ Y mi muñeca.

─¿La que yo te regalé?

Obvii ─respondió.

─¿Qué demonios...? ─murmuró Mayra─ ¿Dónde aprendiste a...?

Yatareni (PRIMERA VERSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora