Mi respiración se corta con cada paso que doy, mientras mis pies se vuelven pesados y débiles, todo parece desaparecer a nuestro alrededor, no hay ningún sonido, sólo mis ojos llenos de lágrimas y un maduro Alex frente a mi.
Estoy frente a él y no puedo formular siquiera una palabra, aparentemente él tampoco.
-Estas aqui- mi voz se ahoga. Las lágrimas inician a descender de mi rostro.- Alex, estas aquí.
-Así es Bailey- traga grueso. Un brillo de terror resalta sus ojos y eso me preocupa.
-Creí que jamás te volvería a ver Alex, simplemente te fuiste sin ni siquiera permitirme ayudarte.
-No necesitaba tu ayuda Bailey, y sigo sin necesitarla- y así es como regreso a la realidad, con un ancla enzima mío. Retrocedo señuda mientras a él no parece afectarle en lo absoluto, me observa cerrado nuevamente, como si con sólo una frase se hubiese apagado, y a mi aplastado. Esto no es como lo esperaba, jamás lo será, no esperaba un cuento de adas, pero tampoco algo tan doloroso.
Él vuelve a sus asuntos y yo atónita vuelvo a mi asiento.
-Bailey- escucho a Jack pero sólo puedo centrarme en su mirada oscura- Bailey, ¿Esta todo bien?.
-No esperaba que esto fuera asi- limpio furiosa una lágrima. Me volteó y observo a Jack quien me examina preocupado- estoy bien, ¿okey, estaré bien, esto es mi trabajo y es parte de mi profesionalismo, tu tranquilo.
Asiente inseguro y ambos volvemos a nuestros papeleos, levanto mi vista temerosa y se ha ido. Me pellizco y no, esto no fue un sueño, volví a ver al amor de mi vida, aquel que se marchó sin nisiquiera un último beso, y hoy vuelve diferente, como si fuese su enemiga, o tal vez un simple humano más en su vida.
Luego de varios papeles más por fin estoy en mi departamento.
-¿Estarás bien?- pregunta Jack a quien observo desde el umbral de mi puerta- sabes que cualquier cosa estoy a sólo escasos metros y...
-Jack- intento calmarlo.
-Sólo me marcas y yo vendré sabes que...
-Jack- vuelvo a llamarlo.
-Bailey enserio no tienes que limitarte en pedir mi ayuda...
-Amor- al fin calla y me observa- estaré bien, ¿okey?, las cosas no son como cuando tenía dieciocho.
- Si, si, yo sólo... Ya sabes está situación te tuvo mal tanto tiempo que, yo lo siento- tomo su rostro entre mis manos.
-Se que tu propósito no es malo- le doy un tierno beso en los labios- cualquier cosa que necesite, acudire a ti, tu sólo tranquilo.
Asiente mientras acuna mis manos.
-Te quiero, ¿lo sabes?- escupe y sonrió asistiendo.
-Y yo a ti- vuelvo a besarlo con más pasión hasta que nos separamos ajitados- no será hoy, estoy exhausta.
Digo a lo bajo a sólo metros de distancia de sus labios.
-Lo comprendo- se separa de mi- descansa, te quiero.
-Igualmente- le doy la última sonrisa antes de cerrar la puerta.
Me recargo en la puerta y cierro mis ojos mientras todo vuelve a mi mente y mi corazón pierde la coordinación en su latir acelerado.
Sus fríos ojos.
Sus carmesí labios.
Su trabajado cuerpo.
Su oscuro cabello.
Su blanca piel.
Sus delgadas y blancas manos.Es como si nada hubiese cambiado en él, más que su mirar hacia mi, es como si fuera una desconocida para él, cosa que duele tanto.
Sigo sin creer que volvió Alex volvió a mi vida, y no se si es para bien.Tomo un baño caliente para después encontrarme aquí, frente a un gran ventanal, con una taza de café en mis manos y una carta en la otra, la misma que él me escribió.
Inició a leerla y contengo las lágrimas sin embargo no puedo más y las dejo salir limpiandolas de vez en cuando.
No quiero derrumbarme, no otra vez, no por la misma persona, ¿pero cómo no hacerlo si ese algo que se escondió por su bien, ahora sale a la superficie y late con fuerza?.
Terminó mi café y con un nudo en la garganta y la cabeza echa un desastre de ideas, me acuesto a dormir, aún que se que será casi imposible. Si, esto no será nada fácil, y menos con el amor de mi vida frente a mi, y mi pareja a un lado. ¿Peor aún?, un sentimiento más fuerte que cualquiera, renaciendo, latiendo con tantas intensidad que es imposible ignorarle, latiendo por un alguien, por Alex.

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El suplicio de Bailey
Fiksi RemajaLos reencuentros suelen ser felices y emotivos, sin embargo, en este mundo hay una persona, como muchas, a la cual esto no le ha quedado claro; Bailey Cooper. Y tristemente, este, volvió a ser su caso.