La carta

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-¿Enfermera, eh?- me inspecciona.

-Si- doy un gran suspiro cuando sus ojos conectan con los míos, y duele, duele tanto verlo tan cerrado, como si fuese la primera vez que lo veo. Observa el piso y ve que algo se ha caído. Abro mis ojos como platos al ver que es la carta que él me dio.

-Esto es....

-Yo lo recojo- me intento agachar pero es demasiado tarde, él ya la tiene en sus manos. Desdobla un poco la hoja y sus cejas se fruncen cuando distingue que es.

-Todavía la tienes- dice a lo bajo.

-Si, yo... No se, se me hizo una costumbre traerla conmigo.

-¿La cargas a todas partes, eh?- se recarga en la pared del pasillo observandome interesado- que interesante suceso señorita Bailey.

-¿Podrías darmele, por favor?, tengo más pacientes por los cuales ir.

-Y apuesto que el siguientes soy yo- reviso el siguiente paciente y si, es Alex.

-Si- lo observo confundida.

-Lo sabia, en fin, tu ve por tu paciente, yo te espero aquí- asiento e incómoda me retiro.

Después de llevar al paciente que estaba antes que Alex, vuelvo al pasillo donde él de verdad se espero y a lo lejos lo veo verme y guardar algo.

-¿Qué guardas Alex?.

-¿Eres enfermera o investigadora?- blanqueo mis ojos y prefiero seguir caminando, inteligentemente él me sigue hasta llegar donde el doctor que lo atenderá.

-Y aquí- me paro frente a la puerta- tu destino.

-De acuerdo- me pasa por un lado.

- Por nada- musito a lo bajo para seguir con mi camino.

-Y Bailey- me giro para verlo- camina con más cuidado.

-¿Es enserio?- me doy la media vuelta para seguir mi camino con una inexplicable sonrisa.

La hora de la comida se llega y decir que estuve distraída es poco, sólo un Alex y más Alex en mi cabeza, ¿por qué?, no lo sé.

Luego de pedir mi comida, al fin me siento en el comedor principal a merendar.
Observo que es lo que me comeré primero, cuando veo a alguien caminar frente a mi, levanto mi vista pensando que es Jack, cuando veo a Alex en las bancas de enfrente. Su mirada capta la mía, y no puedo dejar de observarlo. Levanta su taza en señal de brindis y hago lo mismo con mi vaso.

-¿Está buena tu sopa?- pregunta desde lejos- porque la mía sabe horrible.

Río ante su comentario. Tomo mi charola y observo a mis alrededores para asesorarse de que Jack no viene.

Me pongo de pie con propósitos de ir a donde Alex, cuando un hombre vestido de blanco se pone frente a mi; Jack.

-¿A dónde tan rápido bonita?- lo observo para después ser envuelta en sus brazos. Observo a Alex dejar la charola de su comida en la barra con un poco de brusquedad, para después salir del comedor.- perdón por la tardanza, todavía me queda mucho por hacer, y expedientes que renovar.

-No te preocupes- observo la puerta con una presión en mi pecho.

-¿Estas bien?- salgo de mi trance para mirada a Jack.

-Si, si, ¿iniciamos a comer ya?.

-Claro, digo, pensé que esperabas a alguien por eso tan atenta a la puerta- en realidad ese alguien se ha ido.

-No, sólo pensaba en que haré llegando a casa, si, sólo eso.

Después de varias horas de trabajo al fin estoy por cerrar turno. Tomo mi chamarra y luego de ponermela, me asesoró de traer en ella mi celular cosa que ahí esta. Tomo los expedientes y los acomodo en la tabla de apoyo junto con las tarjetas se acceso. Veo la tarjeta de Alex y tocó el bolsillo de mi uniforme, mismo donde tenía la carta.

-Mierda- inició a buscar como loca esa carta, cuando no la siento en mi bolsillo.- mierda, mierda, ¿dónde podrá estar?.

Salgo de mi oficina con los documentos en mano para entregarlos cuando pasó por el pasillo donde vi a Alex y lo recuerdo.

Alex nunca me dio la carta, ¿por qué querría tenerla él?.
Observo la hora y todos están en la zona de confort, donde hay televisiones etc... para que se entretengan. Miro la tarjeta de pase al cuarto de Alex y sin más rodeos subo.

Mi teléfono vibra y al ver de quien es, sólo lo guardo. Se que Jack debe estarme buscando, pero esto es importante para mí.

Entró el el pasillo donde está su habitación y discretamente me fijo a los dos lados para ver si no viene nadie. Escuche que ni siquiera le ponen atención a las cámaras de este psasillo a esta hora, pues todos los pacientes de este pasillo están juntos en una misma sala y bien vigilados, si, a pesar de ser los pacientes con mejores conductas, no dejan de ser pacientes, e increíblemente, Alex está entre ellos.

Sin más que perder, abro su puerta y me meto a buscar la carta, reviso bajo su cama y no hay nada, me voy al closet y sólo están sus pantuflas, sus sandalias de baño, unos tenis deportivos, un par de batas del diario y de baño, y un conjunto deportivo, usmeo entre estos para ver si alguno tiene bolsas, pero, no, abro un poco el closet y mi cuerpo se siente débil cuando distingo lo que está frente a mi, es la ropa que Alex uso la última noche antes de irse, la misma donde perdí mi virginidad, y a él.

Extraño tanto a ese Alex, frío pero no conmigo, divertido, llevador, pues más allá de ser celoso, posesivo y compulsivo, era cálido conmigo.

Una lágrima inicia a correr por mi mejilla y la limpio rápidamente.

Vuelvo a la recámara e inició a buscar entre los cajones de su mesa de noche, sin éxito alguno.

-¿Dónde la tienes Alex?- muerdo mi labio desesperada, debí dejarla en casa, no traerla aquí, conmigo, pero claro, la costumbre de quererlo tener cerca de mi aún que sea una parte de él.

Sigo buscando hasta en el más mínimo rincón, pero no, no hay nada.
Me paro frente a la cama a pensar si yo fuera Alex, ¿dónde la tendría?. Estoy por buscar una segunda vez en todo el lugar hasta que lo escucho a mis espaldas, paralizando todas mis terminaciones nerviosas por completo.

-¿Con qué tu y Jack?...

El suplicio de BaileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora