Solo tuyo

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Entramos en su aparente habitación y con sutileza me deja sobre la cama para verlo deshacerse de su camiseta y permitirme ver la gloria que detrás de esta se ocultaba.

Vuelve a afianzarse contra mi cuello y sin previo aviso su mano toca mi intimidad por encima de mi ropa interior.
Precioso mis piernas en señal de placer pero el las abre.

Siento sus dedos moverse de una manera inexplicable desatando algo dentro de mi.

Tomo el control de la situación y yo tomo del torso para tirarlo en la cama y posicionarme arriba de el sintiendo lo duro que está.

Me deshago de mi vestido frente a él dejándole ver mis atributos y lo bien que se miran con este conjunto de lencería negra.
Su mirada devora mi cuerpo en el cual he trabajado muy poco pero se ha mantenido en forma.

Sus manos toman mis caderas y me mueve de adelante hacia atrás sintiendo nuestras intimidades rodarse. Sigo el movimiento para que el siga con lo suyo y así fue.

Un gemido de placer se me escapa cuando sus manos masajean mis pechos.

Me inclino para besarlo y cuando nuestros labios están en contacto, Alex deja de tomar mi calzón como una barrera y mete sus dedos en mi intimidad. Tiro de mi cabeza hacia atrás al sentir el placer que esto causa y el no parece limitarse en demostrar el suyo.

Vuelve a ponerme debajo de él con su mano dentro de mi. Cuando escucho su pantalón caer al piso, me atrevo a observar y noto que la maravilla de hombre frente a mi trae puesto sólo lo que la naturaleza le dio por vestimenta.

Me levanta un poco para despejarme de mi brasier y observar con deseo mi cuerpo.

Vuelvo a estar de espaldas, en la cama, cuando siento sus manos tomar mis piernas y tirarme hacia la orilla de la cama.

Inicia a recorrer mi cuerpo con besos húmedos, mientras me quita lo último que por ropa tenía, dejándome completamente al desnudo. Sus labios pasan de mi oreja a mi cuello, de ahí a mis clavículas, y pechos, continúa su recorrido por mi abdomen hasta llegar a mi entre pierna, misma donde inicia a besar detenidamente.

Mi cuerpo exige más, quiere más de él, de esto.

Esta cerca de mi intimidad y cusndo pienso que la besar, vuelve a hacer el mismo recorrido pero de regreso.

-Alex- me quejo agitada.

-Shhh- llega a mis labios para darme cortos besos, está por volver a darme otro cuando sin previo aviso su intimidad entra en mi.

Mi espalda se curvea, mis músculos se contraen en dolor, mis manos presionan fuertemente las sábanas, mis dientes muerden mis labios y un gemido se escapa de estos.

-Alex- intento separarme a causa del dolor cuando vuelve a dar otra embestida.

-¿Quieres que pare?- vuelve a entrar con fuerza en mi.

-No- respondo entre gemidos.

Cada roce de piel con piel es tan real, como si cada fibra y nervio de nuestros sistemas estuviesen conectados, haciendo que nuestros cuerpos hablen por si solos haciendo nulas las palabras.

Alex lleva su mano a mi espalda y con la llema de sus dedos recorre la curva que en ella se ha formado, disfrutando de mi postura y yo de su tacto.

Toma mis piernas con fuerza y me jala a él en cada embestida haciéndola más profunda, más penetrante, mientras el dolor cesa y sólo deja placer a en su lugar.

Su agitada respiración y la mía se mezclan, nuestros músculos se tensan mientras mis gemidos hacen eco en la habitación.

Sin aviso alguno, Alex me toma y me carga. Envuelvo mis piernas alrededor de sus caderas mientras siento como sus fuertes manos presionan mis glúteos.

Vuelven las embestidas y aprovecho la posición para hundirme en su cuello y disfrutar de su delicioso aroma junto con su piel caliente.

Me baja y une nuestros labios en un apasionado beso que hace vibrar cada una de mis terminaciones nerviosas.

Me lleva hasta la cama y me posiciona arriba de él dándome a mi el control, cosa que se manejar muy bien.

Me pongo sobre su húmedo miembro e inició a moverme de adelante hacia atrás, rozando nuestras húmedas zonas. Sus ojos sólo me comen viva mientras brillan en deseo. Tomo su miembro e inició a pasarlo por mi intimidad sin la penetración.

-Me vas a volver loco Bailey si sigues haciendo eso- reclama entre respiraciones.

-¿Eso qué?- continuó haciendolo, pero ahora algo cambia, sólo meto su glande cosa que parece excitarlo más.

-Esto- toma mis caderas y hace que entre uno de esos jugueteos, su pene entre en mi.

Cada embestida se vuelve más fuerte pero más torpe. Los temblores inician a llegar a mi y se lo advierto.

-Alex- sin titubeos, me toma para tirarme y hacerme quedar abajo de él.

-Retenlo Bailey- intento hacer lo que me pide pero cada vez es más difícil.

-Alex- lo tomo fuerte de sus trabajados brazos mientras mis uñas se entierran en estos, y mi espalda se arquea de placer. Mis piernas inician a temblar y mis pies a acalambrarse.- Alex no creo poder más.

-Di mi nombre Bailey, si mi nombre mientras nuestros cuerpos gritan cuanto se extrañaron.

-Alex- todos mis músculos se comprimen, y mis labios duele de tanto morderlo.

-Di que eres mía Bailey, dilo.

-Soy... tuya- el orgasmo llega a nosotros y ambos lo dejamos salir. Tiro de mi cabeza hacia atrás mientras Alex presiona con tanta fuerza mi cintura que duele. Mis gemidos se ahogan en mi garganta y los de Alex igual.

Sus embestidas se vuelven suaves hasta que lentamente sale de mi. Se deja caer a un lado de mi para después plantarle un dulce beso en el cuello y susurrar lo que rogaría mis respiración más que todo lo que acaba de pasar.

-Y yo soy tuyo Bailey, sólo tuyo...

El suplicio de BaileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora